La entrevista.

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Desde esta posición puedo ver claramente el cielo nocturno a través del techo transparente y desnudo. Grupos de estrellas resplandecen a años luz de la Tierra y en este momento, desearía encontrarme tan lejos como ellas. 

«Es otra noche sin Luna».

Numerosos drones fotográficos envuelven la fría atmósfera de la sala de conferencias. Observo con detenimiento a los incontables individuos incorporándose de sus asientos. Algunos murmuran de forma indiscreta, otros se limitan a aplaudir con la energía de un animado festival. Cuando la plataforma se eleva hasta el centro del escenario, me he convertido en el foco de toda la atención posible.

Jeong Seok vuelve a hablar desde el podio.

—¿Cómo te encuentras, Akira?— Se adelanta a decir, revelando una sonrisa de entusiasmo que en alguien como él, resulta desconcertante.

—Estoy muy bien, gracias por preguntar—respondí siguiendo el guión que tenía memorizado—. Es un honor para mí estar frente a ustedes representando a la generación de Nano-humanos.

—Como sabes, alrededor del mundo hay cientos de personas que tienen opiniones divididas sobre este experimento— prosiguió Jeong—. Cuéntanos acerca de la nanotecnología. ¿Qué cambios has notado desde el día que concluiste las pruebas?

—«El único cambio en mi vida es que se ha convertido en un infierno»—, era la respuesta que estaba deseando dar ante las cámaras. Exponer el más grande secreto de una empresa como Babel, me proporcionaba cierta ventaja pero, ¿sería suficiente? No tenía ninguna prueba que respaldara de algún modo aquellas acusaciones. Además, Jeong Seok contaba con las influencias para encubrir mis palabras haciendo sólo un par de llamadas. 

—Cuando desperté hace cinco meses, lo primero que noté fue la ausencia del desgaste físico que afecta en gran medida nuestra salud y la productividad para cualquier área de trabajo o estudio. Segundo: tengo un mejor desempeño para completar cualquier labor, mayor destreza, resistencia y agilidad que un soldado-robot. Tercero: gracias a Babel no debo preocuparme por el envejecimiento. ¡Estoy igual que hace diez años!

Rápidamente a lo largo de la sala, los murmullos se propagaron como una chispa hasta dar lugar a exclamaciones de asombro.  

—Fascinante es el milagro de la eterna juventud, ¿no lo creen?— agregó el presidente—. Akira, explícale a nuestro público cómo ha sido posible retrasar el paso del tiempo en el cuerpo humano utilizando la nanotecnología.

—En la pantalla podrán percatarse de una foto mía años antes y después del experimento, sin existir cambio mínimo en mi apariencia. Esto se debe a los nanobots: pequeños robots del tamaño de una célula que implantados en mi sistema, nutren de manera constante a las células madre encargadas de regenerar los órganos y tejidos vitales.

—Entonces... ¿Qué pasaría si, ahora mismo fueras apuñalada?

—No sangraría ni sentiría dolor— respondí de forma casi inmediata. No recordaba que esa pregunta estuviera dentro del guión—, sino que más bien la zona afectada provocaría una especie de cosquilleo al regenerarse. Por otra parte, no tengo ningún problema para defenderme.

—¿Te importaría hacernos una breve demostración?— el presidente ladeó la cabeza, una señal para indicarme que estaba obligada a seguirle el juego.

Me limité a guardar silencio, sin estar segura de cómo debía responder. Antes de anunciarse la fecha del lanzamiento, el equipo de relaciones públicas me había preparado, procurando que cada línea fuera ensayada para evitar que un detalle así estropeara la entrevista. ¿Por qué insistía en salirse del número que él mismo había diseñado?

«Si quiere un espectáculo, le daré uno que sea incapaz de olvidar».

—Claro, me parece bien— accedí con determinación.

Dos sujetos enmascarados suben al escenario, situándose con prontitud a mi derecha e izquierda. Tienen una figura y características similares: músculos prominentes resaltando por debajo de la ligera vestimenta, la mirada calculadora de un asesino experto y los movimientos de una pantera que espera por atacar. Alrededor de nosotros se activa una jaula holográfica y el público entero se sume en el silencio, atento para no perderse del más pequeño detalle.

«Y ahora… ¿Qué se supone que debo hacer?» me cuestiono, analizando las posibilidades que tengo en favor de mis atacantes. Los observó tomar una postura de ataque y en menos de lo esperado, veo cómo se abalanzan sobre mí.

En ese instante, pateó en el abdomen al primero que intenta sorprenderme por la retaguardia, esquivando con facilidad varios golpes a puño cerrado de su compañero, atacando con una maniobra más directa y defensiva. Me muevo de forma automática, como un arma que ha sido entrenada desde hace años con el único objetivo de matar. 

No obstante, el primero se incorpora totalmente ileso, mientras el segundo arremete en mi zona baja, haciéndome caer de cara al suelo. Sin pensarlo demasiado, aprovecha esto para inmovilizarme de los brazos, le indica a su compañero que puede acercarse y tiran de mí para volverme a levantar. Estando nuevamente en pie, logró contemplar una pistola apuntando contra mi pecho. 

La sola imagen de esa arma trae consigo el recuerdo de la noche que intenté escapar, uno que todavía permanece sin borrar.

Aprieto los dientes cuando escucho sonar el gatillo. Mi cuerpo reacciona, impulsado por la ira y desesperación acumuladas a lo largo del tiempo. La bala rebota por encima del traje, me safo del agarre y sin hacer ningún esfuerzo, apartó aquella arma de un solo manotazo. Sujeto a ambos por el cuello y enseguida, me percato que son androides disfrazados. 

«Perfecto».

Una corriente eléctrica comienza a salir, dejando ver pequeños rayos de un brillante azul y blanco a lo largo de mis antebrazos. Observó cómo se sacuden de pies a cabeza y pasados unos segundos, suelto a los robots con un ademán brusco y seco. Levantó la cabeza y miró directamente a la audiencia, que atónita, no me quita la mirada de encima. 

Uno por uno, las personas nuevamente se levantan, prorrumpiendo en gritos de euforia que van desde mi nombre a otros ininteligibles. La jaula es desactivada y el sonido de los aplausos invade por completo mis oídos. 

«Eres la creación que el mundo necesita, pero antes, debes convencer a las personas de que eres necesaria en el mundo. ¿Lograrás que eso suceda?"». Las palabras de Jeong Seok resuenan en mi cabeza. «Si, he logrado convencerlos».

Por acto de reflejo, volteo hacia donde se encuentra el presidente. Él no aplaude ni sonríe como alguien esperaría que hiciera ante las cámaras. Todo lo contrario, se dedica a mirarme con expresión de malicia y satisfacción que provoca en mí una sensación de temor e intranquilidad. Lo conozco bastante bien para saber lo que esa expresión significa; esto es solo el comienzo de su plan.

Soundtrack: A light that never comes- Linkin park.


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⏰ Última actualización: Nov 21, 2021 ⏰

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