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Cargar con 800 años de castidad podría sonar para muchos como algo increíble pero no imposible para un dios, de acuerdo a los métodos de cultivo había distintas maneras de restringir el deseo sexual o más bien potenciarlo para incrementar la energía espiritual cultivada.

Xie Lian ha pasado ya más de 800 años reprimiéndose a sí mismo, tratando de ignorar aquellos impulsos mundanos que se le presentaban a lo largo de esta vida.

Podría decirse que era un ejemplar perfecto de como cumplir con su cultivación al pie de la letra, pero... Lamentablemente, aunque habían pasado 800 años y se consideraba inmune a esos impulsos.

Cuando vio por primera vez a Hua Cheng sus defensas se fueron al suelo, así como el cinturón de castidad imaginario.

Cada vez que pensaba en Hua Cheng solo quería que este le tocará, le mirará, que hiciera de él todo aquello que se decía estar prohibido.

Su cuerpo de a poco había comenzado a reaccionar a la presencia de Hua Cheng, y entonces ¿era así como se había hecho tan descarado?

Estuvo triste cuando Hua Cheng se fue, pero cuando volvió lo primero que pensaba era: "tócame, hazme tuyo", se sentía avergonzado de tener aquellos pensamientos tan pervertidos cuando Hua Cheng le trataba con tanto respeto y cuidado.

Por eso está noche se había decidido a que se dejaría hacer.

Dejaría que Hua Cheng saciara sus deseos con su cuerpo, el también aprendería aquello que llamaban hacer el amor.

Tan ansioso estaba que se dio un buen baño, cepilló su cabello hasta dejarlo bien desenredado y sedoso. Pensó en usar algo de ropa acorde pero no tenía más que las mismas túnicas aburridas de siempre, buscar ropas tan elaboradas solo le daba ansiedad. Esta vez optó por lo más práctico. Para terminar su preparación usó algo de esencias aromáticas que decían encantaban a los hombres ahora.

Ahí estaba, aseado, bien peinado y vestido. Incluso había cambiado las sábanas de la cama de paja.

Para darse el tiempo de preparar todo esto, le había pedido a Hua Cheng que fuera por algunas verduras para la cena.

Xie Lian sentía que tenía el corazón en la garganta, ¿quizás esto era demasiado? ¿Le gustaría a San Lang? ¿Quizás debió pedir consejo al general Pei?

No importaba ahora nada de eso, la puerta de la pequeña casa se abrió dejando ver a un Hua Cheng muy sorprendido por lo que acaba de ver.

La cesta de las verduras frescas cayó al suelo. Hua Cheng estaba sin palabras. De inmediato buscó desviar la mirada, pero cómo podía hacerlo cuando Gege solo tenía esa ligera túnica a medio atar cubriéndole y parecía estar esperándole desde hace un rato.

- Gege... - Hua Cheng sentía que sus defensas estaban siendo atacadas por un ejército y estaba perdiendo.

- San Lang - Xie Lian se acercó a él y le abrazó escondiendo su rostro en su pecho - N-no puedo resistir más.

- ¿Gege?

- Por favor, San Lang - Xie Lian alzó la mirada - Quiero ser tuyo San Lang.

Hua Cheng no necesita escuchar más, ya tiene sus manos en los hombros de Xie Lian, sus rostros se encuentran tan cercanos que no duda en besarlos. Si esto es lo que Gege quiere, se lo dará.

Xie Lian siente como las manos de Hua Cheng acarician su suave piel, Hua Cheng es tan bueno y amable con él.

Se deja llevar a la pequeña cama, tiene a Hua Cheng sobre él, siente como sus manos se han buscado meter bajo las túnicas mientras le besa.

Esto es lo que quiere, es lo que tanto ha ansiado. Tanto así que sus piernas se abren esperando recibir pronto al otro, demuestra su disposición y lo mucho que lo necesita.

Solo piensa en lo bien que se ve Hua Cheng, en lo mucho que le ama, en lo mucho que lo desea. Su miembro se despierta rápidamente y Hua Cheng lo siente.

Sabe cuan ansioso está su alteza por él y eso le hace feliz.

-San Lang, San Lang - repite Xie Lian sin cesar. Hua Cheng está más que excitado de ver a Xie Lian así susurrando su nombre.

Decide que debe atender a su alteza, se ha estado preparando para un día como este, aunque fuera en sus fantasías más locas.

Ve el miembro despierto de su alteza, decide comenzar a tocarlo, con suavidad y delicadeza.

Xie Lian siente que se derrite a su toque.

Solo de pensar en la mano de Hua Cheng acariciándole.

- ¡Ah! San Lang, San Lang - sigue repitiendo bajo el roce amable que le da el otro, se excita con cada movimiento - ¡San Lang!

Todo es demasiado para él, siente que el placer le ha hecho enloquecer que todo se oscurece de golpe.

Cuando abre sus ojos se da cuenta de que está cubierto con una manta mientras puede oler el desayuno recién hecho.

Se sienta de golpe, tiene los cabellos alborotados y estuvo babeando mientras dormía.

- Gege, despertaste - escucha a Hua Cheng.

Xie Lian está más que avergonzado por lo de anoche, se cubre con la manta de pies a cabeza, no puede verlo a la cara.

Hua Cheng encuentra su actitud adorable, se acerca acariciando su espalda por encima de la sábana.

- Gege, el desayuno se va a enfriar.

- San Lang, eso fue tan vergonzoso - dice con voz temblorosa.

Xie Lian recuerda los chistes que suelen hacen las mujeres en el barrio rojo sobre hombre que duran menos que un parpadeo en la cama, como son objeto de burlas. Eso mismo es él cuando Hua Cheng solo le ha tocado un poco y se ha corrido de una.

- Gege no tiene que preocuparse, ya habrá tiempo para aprender. Todo a su tiempo Gege.

Xie Lian se asoma entre las sábanas y mira avergonzado a Hua Cheng, este le sostiene el rostro y le da un suave beso.

Xie Lian cree que puede aceptarlo al menos, no piensa que esto requiriera un entrenamiento tan fuerte.

Notas: pues de esta historia no prometo actualizaciones regulares, pero me quise aventurar a escribir sobre el hualian, bueno en parte esta historia abarcará varias parejas de TGCF, así que espero que lo disfruten n.n

800 años de historias que contarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora