Capítulo 3: ¿Cómo estás?

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—Oye, oí que piensas quedarte más tiempo. —colocó en conversación una muchacha con rizos de cobre.

Dylan le prestó la atención que requiere.

Ella prosiguió acortando la distancia entre sus cabezas. —¿Te verás forzado a irte por la visita de tu familia?

—Van a sacarme a la fuerza, lo sé. —musitó Dylan con sarcasmo denotada en la sonrisa. —¿Y tú?

—Voy a irme junto a mi familia. También me gustaría quedarme aquí, pero, ya sabes, hay que enfrentar lo de allá fuera. —respondió la chica de nombre Maty.

Dylan asiente junto a su comentario.

—La verdad es que la estadía fue más llevadera solo por ti. —expresó Maty, sintiéndose igual de tímida que cuando conoció a Dylan.

—Lo siento. —susurró él.

—No, está bien. Fuiste sincero y eso es lo único que importa...

Kai entra de repente a la habitación.

—Muchachos, ha empezado a llegar gente. Seguro vi a tu atlético padre, Maty.

La nombrada simplemente zarpó en busca de su familia.

—¿Qué voy a hacer sin ti? —exclamó Dylan con drama.

—¿Quién lo diría? Ahora no podrás vivir sin el mísero psicólogo que alguna vez rechazaste en la escuela. —reclamó el hombre al torturarlo de la misma forma.

—Puedo reformular la pregunta a qué no haría sin ti. —continuó Dylan con verdadera risotada.

—Esto es una sesión no oficial, pero te diré que lo que puedes hacer será incomparable. Dylan, eres un gran muchacho pero ya lárgate de aquí, ¿quieres? La administración no entiende cómo es que eres el primero en no haber intentado escapar al menos una vez. —formuló Kai de forma descomunal por el giro del sermón.

Dylan se posó junto a la ventana. —Eso pudo ser más decepcionante. Buen trabajo.

Kai tocó el hombro del chico. —Es importante para mí saber lo que harás antes de que me vaya.

—Ahí están ellos. —comentó Dylan con la emoción que le provocó salir a pasos agigantados de la habitación.

Danna caminaba junto a su madre y enseguida venían Nick y Vanessa.

—¡Dylan! —nombró la pequeña al verlo cruzar el pórtico.

Al encontrarse, él la abrazo y levantó del suelo junto a una vuelta en el aire.

Cuando ambos hermanos Miller hicieron contacto no supusieron la nostalgia que sentirían.

—A ver, yo soy su hermano desde hace mucho, ¿tú lo eres desde cuándo? —manifestó Nick ante la presencia de Danna, la cual le obstaculizaba acercarse a su hermano.

Por un momento, los dos simplemente se vieron a los ojos. Y en un arrebato, Nick arrastró a Dylan hacia su pecho para envolverlo en el más sincero apretujón ofrecido.

Danna se fue sumando a ellos.

—Te extrañé. —murmuró Dylan sin soltar a su hermano.

Nick trataba de alejar a Danna de su abrazo de dos. —Yo también.

—Dylan. —saludó positivamente Ana sin poder posponerlo más.

El nombrado se apartó para poder saludar a la mujer con un fuerte abrazo.

—¿Qué tal todo? —preguntó Dylan al instante.

Ana tocó el hombro del chico. —Tu padre dijo que lo disculpara por su ausencia, pero que te alcanzará en casa.

—Veremos que sucede. —manifestó ante la insistencia de todos por llevarlo de vuelta a casa. —Vanessa. —se sorprendió al verla.

—Hola. —enunció primero ella.

Juntos se abrazaron.

—¿Cómo estás? —continuó Vanessa.

—No respondo a eso pero gracias por venir. —farfulló Dylan con honestidad.

(...)

Ahora todas las familias conviven por los alrededores de la granja.

—¡Nick, mira, es una vaca! —decía Danna al avistar a una cerca del corral.

—Eso es un toro. —dijo Nick al continuar de la mano con la pequeña.

—Si no se trata de la disputa por ti, ellos pueden ser un buen par de hermanos, ¿no lo crees? —expresó Vanessa hacia el menor de los Miller.

Dylan cruzó los brazos con evidente corriente de grandeza. —Bueno, qué te digo, es el efecto de una personalidad arrolladora.

Vanessa sonríe junto a él.

—No es que me sorprenda que hayas venido a verme. Pero reconozco bien que tú y Nick... Quiero decir, ¿Cómo va eso? —comentó Dylan tomando a Vanessa totalmente desprevenida.

—¿Él te dijo que hablaras conmigo? 

—No, claro que no. Me entrometo por méritos propios. Créeme. Solo que pienso en ustedes y no es como creo que sería y no digo que basen su relación en lo que pueda pensar. Pero acaso no todo parte de cuando ambos coinciden respecto a sus sentimientos. —declaró Dylan sin entender el porqué.

Vanessa se detuvo pronto. —¿Sabes lo qué has hecho Dylan? 

—Huh, ¿cuestionar a quienes pueden vivir mi sueño y no lo hacen? —planteó el chico sin saberlo del todo.

—Yo estaba esperando aclarar esa parte, y es que nunca había recibido este tipo de sentimiento de forma sincera y de vuelta, y al hacerlo, no supe cómo actuar. —la respuesta de Vanessa lo dejó igual de pensativo.

—Bien. —balbuceó Dylan al entender su punto de repente. —¿Cómo continuas después?

—No lo sé. -ambos decayeron frente al nuevo enigma.

—No importa. Lo hallarás. —continuó Dylan al avisarle que deberían seguir caminando.

—¿Por qué nunca respondes al cómo estás? —Vanessa quiso traer de vuelta su conversación inicial.

Dylan aclaró su garganta. —Es algo que pactamos con Malía antes...

Ella maldijo mentalmente a su curiosidad, que a veces resulta una maldición a su parecer. —Lo siento, no pensé que fuera a ser por eso...

—No, está bien. No es que se niegue la expresión del estado emocional pero preferimos otras formas. Es como un: "mírame, quiero estar mejor, así que puedes quedarte a mi lado para verlo". —explicó Dylan con una pálida sonrisa dibujada.

—Eso suena tanto a Malía. —apoyó Vanessa al golpearlo para subirle el ánimo.

Dylan sonrió sin pretexto. —¿Crees que haya espacio en el auto para alguien más?

—¿En serio? ¿Regresarás con nosotros?—Vanessa atacó con múltiples preguntas.

—Haremos esto, podemos hacer sufrir a Nick al hacerle creer que me refugiaré aquí un año más. —formuló el castaño Miller con sigilo.

Vanessa aprobó con una maldadosa curvatura de labios. —Oye, molestar a Nick Miller es mi especialidad. Sí, claro que sí. No me importa el plan, estoy dentro.


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