Rumania.

35 6 15
                                    

Desperté, los párpados me pesaban, no sabía cuanto tiempo había permanecido inconsciente de nuevo, me sentía débil y el cuello me dolía, al tocarlo, pude palpar los orificios de los colmillos de Carter. Todavía recordaba perfectamente la horrible agonía de su mordida, cómo olvidar la sensación de sus caninos rompiendo mi piel incrustándose en mi carne, era algo indescriptible. Jamás en mi vida pensé que mi existencia fuera a dar un cambio tan drástico, ahora estaba ligada con seres que creí no existían, "vampiros". Fui raptada por uno de ellos para servirle de alimento, en este momento odiaba ser virgen, de no ser por ello, yo no estuviera pasando por este embrollo.

No sé cuanto pasó, yacía acostada tapada con un grueso cobertor, logré visualizar por la ventana que era de día, los pocos rayos del sol atravesaban iluminando un poco la cabaña. Al parecer estaba sola, no veía al chupa sangre secuestrador por ninguna parte, eso me tranquilizaba, no deseaba verlo después  de lo que sucedió. Mi cuerpo me pesaba para levantarme, quizá se debía por la cantidad de sangre que tomó de mí, al ponerme de pie, mi vista se nubló en un mareo de debilidad, y mi anatomía se inundó de frialdad, por las bajas temperaturas de este país. Además, sólo vestía una delgada blusa de tirantes y un mini short que uso para dormir, no tengo nada más, si no conseguía una prenda adecuada, me moriría de frío.

La puerta seguía atrancada al igual que la ventana, el vampiro se fue asegurándose de que no pudiera escapar. No será fácil librarme de Carter, y obviamente no permitiría que me aleje de él, me mantendría a su lado hasta perecer votándome como basura, y así buscar a su siguiente víctima creo yo, no quería eso para mi... Tenía que huir de aquí a como dé lugar, ya que quedarme secuestrada no era una opción. Por otra parte, sentía mucha hambre y en este lugar no había ninguna clase de comida, con la poca fuerza que aún portaba, revisaba cada sitio de la cabaña con la esperanza de encontrar algo que me sirviera, pero fue en vano, lo único que me quedaba era esperar a que él regresara.

En el castillo. 

La gigante fortaleza, estaba siendo resguardada por cientos de vampiros que vigilaban la entrada principal y sus alrededores. Era un reino hermoso, con sus bastos pastizales y bellos jardines que lo conformaban, un dominio donde sólo era regido por vampiros, con un pueblo moderno que estaba bajo su justa jurisdicción, todo iba a la perfección. No obstante, un joven bebedor de sangre de intensa mirada y penetrantes ojos azules, se aproximaba allí, caminaba por el puente del castillo con el fin de presentarse ante el rey y la reina, que esperaban su regreso.

Los soberanos se situaban en su trono, con la compañía de Richard y Ann quienes eran los brazos izquierdo y derecho de los reyes, tenían una de las posiciones más importantes dentro de la legión de vampiros. Su lealtad y amistad les llevó hasta ahí,  poseían gran autorización y mando sobre los demás pálidos que vivían en el castillo, en pocas palabras, eran los segundos gobernantes después de Raymond.

—Me alegra verte, Carter— Le miró el soberano al verlo ingresar.

—Me alegra verte, Carter— Le miró el soberano al verlo ingresar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 15 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La sangre de tus venas.  (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora