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- Lo hiciste muy bien, mi pequeño ángel... - las fuertes manos de Hyunsuk se deslizan con cuidado, con devoción y ternura sobre la espalda desnuda y de piel blanca de su poseedor, marcada de rasguños que no fueron hechos intencionalmente. - Eres mi adoración, estoy orgulloso de ti, Hoonie - El menor respira en calma, su boquita medio abierta y ojos somnolientos, sobre el pecho de Papi. - ¿Quieres que traiga algo para ti, hm?
Jihoon quiere dormir, dormir mucho y darse una ducha, pero no puede hacer todo al mismo tiempo, lastimosamente. Las mantas cálidas que lo cubren acarician sus piernas, su espalda, sus brazos y cada tramo de su piel desnuda bajo un manto blanco y suave que Papi se asegura de mantener limpio y tibio para su bebé a diario.
- Agua. - musita apenas, en un puchero sobre el pecho fuerte de Hyunsuk, tan cálido y suave. - No tardes mucho, papi...
Hyunsuk sabe perfectamente que su pequeño no quiere sólo agua, no. Sabe que quiere jugo de manzana, frío pero sin hielo, sabe que debe vestirlo con cuidado antes de irse a la cocina, que debe tener cuidado al dejarlo recostado en la cama porque, ah, su pequeño cuerpo fue sometido a tanto y nunca se quejó, pero sabe que necesita analgésicos, muchos besos, ropa limpia y un baño tibio, pero quizás después de dormir.
Así que le pone una de sus camisetas largas, las que más le gustan y le cubren hasta esos dulces muslos de leche sabor vainilla. Jihoon está tan cansado, que se deja hacer en silencio, bajo las manos protectoras de Papi. Se siente a salvo, huele a suavizante de telas y es recostado nuevamente.
Papi se va, dejando a Jihoon recostado boca arriba, nadando en el limbo del profundo cansancio. Al volver, Hyunsuk trae consigo de su rápido viaje a la cocina una botella con tapita de chupón llena de jugo de manzana, un analgésico, un bol con agua tibia y muchas toallas suaves de algodón. Limpia con parsimonia las piernas de su pequeño, mientras este bebe de su jugo en silencio. Le recorre con devoción cada sitio, por muy escondido que pareciera estar hasta que está libre de semen, tanto suyo como propio.
Después, le coloca un par de pantalones de pijama y, en bata, se recuesta a su lado. Jihoon toma la medicina obedientemente y se acurruca en el pecho de su novio, cubierto por esas mantas que tanto le gustan.
Los dedos de Papi son fuertes, largos y delicados cuando acarician su cabello rubio desordenado. Le besa la frente, los párpados, la nariz, las mejillas y cada lado de su cuello. Le susurra palabras hermosas, le recuerda cuanto lo ama y que siempre cuidará de él.
Jihoon se queda dormido entre los brazos de Hyunsuk, el latir de su corazón es su canción de cuna y sus caricias son todo el medicamento que necesita.
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