Al caer la nieve

Capitulo 1

 Al CAER LA NIEVE

LA HISTORIA DE ANTONELLA MIRANDA

(CAPITULO 1)

Antonella estaba caminando por la calle con su amigo Martin, al pasar un par de cuadras se detuvieron a comprar un café y justo en ese momento comenzó a nevar, ambos se quedaron maravillados observando la caída de la nieve, pues era una de las cosas que más les encantaba de las navidades.

— ¡Que belleza! — comento Martín, aunque no lo decía precisamente por la nieve, pero Antonella no lo sabía.

— ¡Si hermoso! por eso me encanta esta época del año, pero comienza a hacer mucho frio, vayamos a mi casa — dijo ella con entusiasmo.

La Navidad Apenas comenzaba para aquellos amigos, pero lo que Martin no esperaba era que su gran amor secreto desapareciera unos días después...

Semanas más tardes...

Antonella:

La tarde estaba muy fría por lo queme abrigue un poco más de lo normal y me encamine a casa de mi abuela, en estas fechas yo siempre me encargaba de cuidarle, llevándole lo necesario para soportar el frio, como sobres de té y pastillas para su alergia, podía realizarlo cualquiera de los empleados pero me gustaba encargarme yo, pues pasar tiempo con mi abuela era para mí algo maravilloso.

— ¿Dónde estás mujer? Comento Martin

— Voy a casa de mi abuela — dije desde el teléfono

— ¿Nos vemos más tarde? —

— ¡Si claro, nos vemos en el café de sie.....

— ¡Shu!, no hables y sube al auto — dijo una voz desconocida mientras me apuntaba con arma.

— ¿Antonella?, ¿Qué ocurre? — grito Martín, que aún estaba escuchando todo.

Aquel sujeto le arrebato el celular a Antonella guardándolo en su bolsillo, le coloco una capa negra en el rostro y forcejeando con ella la obligo a subir a su auto, donde dos hombres más los esperaban.

Antonella lloraba desesperada mientras sentía como se movían a un rumbo desconocido para ella, después de un rato largo el auto se detuvo y su cuerpo se paralizo de los nervios, el temor la estaba consumiendo.

— ¡Déjenme! — suplico Antonella

— Todo saldrá bien, si me obedeces, Llama a Martin y dile que estas bien.

— ¿Cómo sabes su nombre?

— ¡QUE LO LLAMES! — grito

Tome el celular con los nervios invadiendo cada partícula de mi cuerpo y marque el número de Martin.

— ¿Anto, eres tú? ¿Estás bien? — Contesto Martin con preocupación

— Martin, estoy bien, no te preocupes por mí— dije sin evitar llorar y aquel hombre rápidamente tomo posesión de mi celular una vez más.