Perfección

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Te imaginé perfecta; perfecta, claro, en mi definición personal de lo que es la perfección...

Te imaginé salida de cada uno de mis sueños, construida de retazos de ilusiones y plegarias lanzadas al viento. Te imaginé hecha específicamente para mí. Te imaginé permitiéndome hacerte feliz.

Te imaginé a mi lado, sonriendo, disfrutando, envejeciendo tomada de mi mano, aferrada a mi cuerpo al despertar por la mañana de cada día de los siguientes cincuenta o sesenta años.

Te imaginé bailando, corriendo por la orilla de la playa en una tarde de verano, caminando a mi lado tranquilamente bajo la lluvia en una mañana de abril, recostada junto a mí en el césped para observar las estrellas en una noche de otoño, leyendo un libro bajo las colchas, en un día frío de diciembre. Te imaginé embarcándote conmigo en incontables viajes a tierras desconocidas.

Te imaginé terca, más terca que yo. Te imaginé llorando con la misma película por enésima vez, mientras te tomaba en mis brazos para consolarte una vez más. Te imaginé inventando la letra de aquella canción que tanto te gusta pero que nunca aprendiste. Te imaginé mintiendo para no admitir un error, y finalmente haciendo a un lado el orgullo para admitir que estabas equivocada.

Te imaginé llorando de rabia cuando te lastimé con mis palabras; encolerizada, pero ecuánime. Te imaginé capaz de mantener el pasado en el baúl, domando sin esfuerzo a mis demonios; enseñándome a levantarme por encima de mis limitantes para redimirme en tu compasión.

Te imaginé dormida mientras yo observaba como la luz del sol se colaba por tus cabellos. Te imaginé hermosa mientras te concentrabas en el libro que leías. Te imaginé tornando los ojos mientras contabas con los dedos... Te imaginé siendo tú a cada instante sin tener que pretender ser nadie más.

Te imaginé siendo perfecta en mi muy propia definición de lo que es la perfección... te imaginé siendo perfecta para mí.

Letras lésbicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora