Responsabilidad Al Quíntuple [Gotoubun No Hanayome]

20 Años después

El amor...Es como un sueño, a veces va, siempre incomprensible y esta lejos de nuestro alcancé incluso antes de que nos demos cuenta, es algo tan ligero que lo vemos como un sueño. Algo que puede desaparecer rápidamente como las nubes de fin de año en cierto hogar en estos momentos. Envueltos en la brillante y cálida luz del sol mientras estas en un trance de sueño.

Pero como nubes, también hay muchas oportunidades para amar y ser amado.

Esos momentos que no podrán repetirse, el amor es algo así.

No es algo que se pueda mencionar a la ligera, pero mucho ha pasado en el pasado para que pudieras responder, si alguien te preguntara por ejemplo. En el jardín de tu hogar adornado de una hermosa tarde llena de sol como fue que te enamoraste por primera vez.

Seguro hincharías el peso y dirías, mi primer amor fue como.......

— Onii-chan ¿Qué demonios estas haciendo? —

— ¿Raiha? — Fuutarou observo a su hermana sorprendido — Bienvenida, llegaste temprano —

— Te vez horrible — Raiha tomó asiento al lado de el — Y bebiendo a unos minutos de la reunión...Enserio que tu no cambias —

— No bebo desde hace años — Fuutarou dijo mientras dejaba de lado su lata de cerveza — Con un clima tan precioso es imposible no beber algo frio —

— ¿Estas nervioso? —

— ¡Ja! Ya esperaba que lo dedujeras — Fuutarou empezo a observar un hermoso árbol, que estaba en medio de todo el jardín — Mis pequeñas regresaran a casa luego de algunos años...Dios, como pasa el tiempo —

— Y que lo digas... — Raiha igual empezo a observar aquel árbol — Este ambiente me trae recuerdos —

— Si, a mi igual — Fuutarou se puso nostálgico, pero también una expresión de tristeza se hizo en su rostro — ¿Realmente lo habré hecho bien todos estos años? —

— ¿Ahora te importa eso? — Raiha se empezo a reír — Quizás debas preguntárselo a las niñas....Demonios, ¿Qué estoy diciendo? Ya no son unas niñas —

— Tienes razón — Fuutarou volvió a tomar su lata de cerveza para seguir bebiendo tranquilamente — Pero....Ellas siempre serán mis pequeñas, y eso no cambiara —

— ¿Cuánto tardarán? —

— Papa esta en camino, y ellas...Bueno, puede que lleguen a las justas — Fuutarou empezo a reír — Aunque no fueron muchos años...Quisiera ver cuanto han crecido —

(...)

En un lugar no muy lejano de aquel hogar, podemos encontrarnos con una escuela. Donde una mujer de cabellera roja y ojos color ámbar corría desesperadamente hacia la oficina del director. Parecía que cargaba algunas listas o documentos importantes.

De un portón, entro a la oficina sacándole un buen susto al director que cayo de su asiento para ver con un poco de molestia a la mujer.

— Uesugi, le he dicho que deje esa costumbre de entrar así — El director se quejo, mientras se recomponía para recibir los documentos — ¿Estos son los informes de cada grado? —

— ¡S-Si señor y lo siento! — 

— Bueno...Ya puedes irte entonces —

La peliroja al recibir esas palabras, salió corriendo como alma que lleva al diablo en dirección al aparcamiento, donde tenía una motocicleta con la que solía transportarse de su hogar a la escuela.