BadAsh. Saltan chispas.(NO COMPLETA). ¡EN FÍSICO! CON EDITORIAL CROSSBOOKS.

EXTRA: SOLAMENTE EL CHICO BUENO

SAD, BEAUTIFUL, TRAGIC

CAM

—Cam —me llama Troy, con una bola entre las manos—. Te toca. ¿Estás aquí o dónde estás? Tío, no sé qué te pasa esta noche, de verdad.

Parpadeo un par de veces, como si eso fuera a ayudarme a volver a la realidad y poder centrarme en la partida de bolos que tenemos entre manos. Sacudo la cabeza, quitándole importancia a mi estado taciturno de esta noche, y me pongo en pie dispuesto a ejecutar mi tirada y acabar de una vez el juego. Ni siquiera me apetece estar aquí.

—Ya tiro yo por él —se ofrece Vanessa, y se interpone en mi camino y le arrebata la bola a su novio de entre las manos.

—Pero cambia de bola, nena, esta pesa demasiado para... —empieza a protestar este.

—Puedo perfectamente con ella, Troy Cruz, y me indigna mucho que te pongas en ese plan tan paternalista y tan machista conmigo —bufa ella.

Casi consigue hacerme sonreír, porque ya sabemos todos cómo es Vanessa, y solo al tonto de Troy se le ocurriría decirle que no es capaz de hacer algo. Eso solo puede darle más ganas de hacerlo y que al final alguien acabe con una lesión... y no precisamente ella.

—De eso nada. Yo juego mi turno —intervengo, dispuesto a salvar la situación.

Le arrebato la bola a mi amiga de entre las manos. Ella me lanza una mirada entre molesta y preocupada. Y ver reflejado en sus ojos que sabe exactamente lo que yo estoy pasando esta noche aún me retuerce un poco más el nudo que lleva horas sin querer destensarse en mi estómago.

—Cam... —murmura, discreta, a un volumen en que ni Troy ni Ryan pueden oírla.

—Estoy bien, Vanessa —gruño, cortante.

Y luego doy unos pasos decididos hacia la pista para hacer mi jugada magistral. Claro que no es tan magistral como cabría esperar. Porque tengo la cabeza muy lejos de aquí ahora mismo. Y mis pensamientos no dejan de torturarme imaginando lo que estará sucediendo a unos cuantos kilómetros, en el puñetero Old sac.

Por supuesto, no gano a los bolos esta noche. Tampoco es que me importe en absoluto. Cojo mi chaqueta cuando Ryan propone ir a cenar algo y anuncio, en voz suficientemente alta como para que los tres me oigan, que yo me voy a casa.

—Id saliendo, chicos, ahora vamos nosotros —habla Vanessa, justo como yo me temía que iba a hacer.

Lo mejor que puede hacerse en una situación así es obedecer a la reina, y mis amigos lo saben tan bien como yo, así que ninguno de los dos dice nada antes de adelantarse hacia el aparcamiento y dejarnos solos en la entrada de la bolera. Ryan me da una palmadita en el hombro antes de largarse, en gesto de apoyo.

Pongo los ojos en blanco sin que a Vanessa le dé tiempo a abrir la boca. Es la única que sabe de verdad lo que está pasando, aunque creo que no hace falta ser muy listo para poder adivinarlo, de todas formas. Y Ryan y Troy no son tontos, saben perfectamente por qué Tyler no está aquí esta noche, lo que está haciendo y con quién. Y también es bastante probable que se hayan dado cuenta de que hace una semana entera ya desde que ese idiota que era mi mejor amigo y yo no nos hablamos.

Mierda, odio esta situación.

—Estoy bien —digo, aunque evito cruzar mi mirada con la de mi amiga tanto como puedo.

—Nunca se te ha dado bien mentir, Cam —me recuerda, irónica.

Entonces sí la miro a los ojos.

—¿Qué quieres que te diga? ¿Que estoy jodido? —gruño, molesto por lo entrometida que es a veces.

—No hace falta que lo digas. Resulta bastante obvio —deja claro, con una mueca que le confiere una expresión de lástima que se me clava dentro—. ¿No crees que sería mejor que vengas con nosotros y tengas la cabeza ocupada esta noche?