Vikingos 3/6

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Oliver ya había liquidado el pago hace menos de un semana además de enviar los regalos obligatorios a su futuro cónyuge, no sabía cuales eran las costumbres de esa isla específicamente, así que envió joyas escogidas por su primera esposa.

Tendría que almacenar otro fondo en caso de divorcio o viudez, esperaba que el niñato tuviera algún defecto lo suficientemente trascendente para exigir el divorcio.

Era lamentable que no pudiera usar lo típico de rehusarse al encamamiento, nadie le creería que una yegua no anhelara el toque de otro hombre y si el niñato se divorciaba por ello dejaría en ridículo su nombre.

Ninguno de los dos involucrados tenía el estómago para ese día.

La boda había sido pagada completamente por el clan Biersack, el enorme banquete y los monumentales barriles de cerveza de esponsales ya estaban dispuestos alrededor, había un gran conglomerado de personas esperando a que empezara el evento, gente de diferentes comunidades no podía esperar para ver ese raro acontecimiento.

Amy estaba dándole los toque finales al cabello de su hijo haciéndole el peinado más elaborado que conocía, necesitaba que durara lo suficiente para los tres días de fiesta, además desconocía cuando volvería a ver a su niño, así que le entregó el único recuerdo de su vida en Inglaterra, antes de ser secuestrada y por suerte casada con un hombre tan gentil como su marido.

Andy terminó de alistarse por su cuenta poniéndose una gran capa de piel de oso sobre sus camisa blanca de mangas largas abierta del torso y un pantalón holgado del mismo tono, ambos decorados con grabados, se suponía que se casaría con Scout, que iría a su casa y discutirían del precio de su mano, que tendrían muchos hijos y que su nombre resaltaría sobre todas la comunidades.

Ahora ni siquiera podía conservarlo.

Si huía en ese momento solo alargaría el proceso y crearía un juego de persecución de gato-ratón al que solo castigarían a sus padres, arrastraría el deshonor a su familia, se tendría que recompensar incluso el dinero de la fiesta, podría correr en ese instante pero no serviría de nada ya que una vez lo atraparan igual se casaría, solo que acarrearía problemas extras.

Su padre tuvo que arrastrarlo al altar e inclusive hacerlo arrodillar a lado de su cónyuge, ni siquiera pudo enfocarse en una sola palabra de lo que dijo el casamentero, solo se levantó porque su esposo lo guió por todo el evento una vez comenzó la celebración.

Sirvieron carne a morir, re abastecieron los barriles varías veces en esos días, nadie podía quedarse en su silla cuando la música iniciaba, se abrieron los regalos de la gente y recibió el dichoso llavero del hogar que siempre debía tener atado a su cintura para denotar su status.

En todo ese tiempo fue manipulado cuál muñeca de trapo, ya que todo eso le parecía una tremenda tomada de pelo, esperaba a que alguien detuviera la fiesta y dijera que estaban bromeando, que llevaron esa broma de mal gusto al extremo; pero toda esperanza murió al terminar el evento, ya que al fin sería la noche de bodas.

Vomitó en unos arbustos apenas llegó a la posada del pueblo, detestando cada segundo de esa maldita ceremonia, no había forma que pudiera hacer esto, así que dio un fuerte golpe a los maderos antes de entrar a la posada.

Ambos tomaron una ducha juntos en los baños públicos como era la costumbre, no podían tardar tanto como quisieran por la escasez de agua, Andy fue el primero en entrar en la habitación sentándose al filo de la cama frotándose las sienes, a los segundos que el otro hombre entro a los aposentos e intento jalar su camisa.

—¡No te atrevas a tocarme, tu tuviste la culpa maldito bastardo de mierda, si me hubieras hecho caso ninguno de nosotros estaríamos aquí!

—¿Qué querías que hiciera? ¿Rendirme ante un niñato? , tengo una reputación que mantener a diferencia de ti que se notan tus tendencias desde kilómetros de distancia.

Tradición vikinga (sysack)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora