"Pero te va a doler, como si te rajasen con una cortante espada."

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"Pero te va a doler, como si te rajasen con una cortante espada."

Ciize se lo había advertido

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Ciize se lo había advertido.

Y como deseó y aún deseaba que este tan equivocada.

El frío calaba en sus huesos y lo hacía temblar, sus dientes haciendo el típico sonido de tiritar, sabía que luego le dolería su cuerpo.

Pero, ¿aquel dolor se compararía al que siente su corazón al saber que ha sido "plantado" por su mejor amigo?

El ya conocido nudo en su garganta se fue haciendo presente, las espinas rasgando en su interior, tratando de mitigar el sufrimiento del amor unilateral.

El ya conocido nudo en su garganta se fue haciendo presente, las espinas rasgando en su interior, tratando de mitigar el sufrimiento del amor unilateral

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Se sentía la peor mierda del mundo.

Levantándose a trompicones de las enredadas sábanas que tenia alrededor de sus piernas, trató de buscar su teléfono, y al ver la hora, simplemente quiso retroceder el tiempo, haber tenido un poco más de fuerza de voluntad con su hermosa novia y no dejarse llevar por el deseo carnal.

La chica lo miraba soñolienta, mientras él se vestía lo más rápido que su cuerpo lo permitía.— Lo entenderá.

Lo que ella no entendía es que no era la primera vez que le fallaba a Win.

Y lo que él no entendía como es que aún tenía su preciosísima amistad a pesar de todas las veces que lo había traicionado de esa manera.

Al llegar al parque de diversiones, ya tenía cuatro horas de atraso.

Con las manos temblorosas y la culpa burbujeando en su pecho, tomó el celular y lo llamó.

— Hey.

— Hola. —Bright no supo cómo continuar. Se sentía pésimo.

Un pequeño silencio se hizo presente entre ellos, uno que Vahirawit quiso cortar por que le desesperaba aquel sentimiento de saber que estaba dañando su amistad con la única persona que lo había acompañado desde... casi toda su vida.— ¿Dónde estás?

Un suspiro a través de la línea se hizo escuchar.— En casa. Volví por que sentía mucho frío.

— Win, perdóname. Yo-No fue mi intención, lo juro. ¿P-puedes venir al menos para tener un tiempo como cuando éramos adolescentes? —su voz se iba quebrando, y atropelló sus palabras antes de romper en llanto.

No escuchó nada durante unos segundos, los cuales le supieron a minutos, y estos, a una eternidad.— P-perdón Bright. Mañana por la mañana tengo algo que hacer y necesito descansar.

— ¿Puedes venir a mi departamento?

— No puedo. Ya dije que tengo algo que hacer por la mañana.

— ¿Qué tienes qué hacer?

— Yo...

Bright empezó a caminar, ideando ir a visitar a su amigo. Pero ya se encontraba dentro del parque, ya había pagado. Al menos compraría aquella manzana acaramelada que tanto le gustaba, le haría pucheros hasta que lo perdone, verían películas hasta tarde y él se quedaría a dormir con Win, como en los viejos tiempos.

— Me voy a dormir, ¿sí? No te preocupes...

La voz a través de la bocina de su teléfono le pareció lejana al, parecer, ver a Win, a unos metros de él, con una casaca que era dos tallas más que las que él usaba, el teléfono al oído mientras un chico a su lado le acariciaba la mejilla.

— ¿Bright?

Tragando con dificultad, avanzó lentamente.— ¿Puedo ir a visitarte? —le había mentido. Y él no recordaba haber escuchado una falacia salir de sus labios, no al menos dirigida hacia su persona.

— Ya te dije que me voy a dormir. Puede ser otro día.

No supo cómo describir las punzadas que sentía en todo su pecho al ver a su confidente poner excusas para no verlo.

Y su subconsciente le regañó pues, era lo que estaba haciendo él mismo, olvidando sus salidas, pero lo hacía.— No te molesto entonces. Buenas noches.

Colgó el teléfono, guardándolo en su bolsillo de su chaqueta interna, ya que llevaba dos consigo. Él conocía cuan friolento era el menor, tanto que cuando salía con Win, llevaba dos casacas con él, entregando una a su amigo más tarde.

¿Así se sentiría si viera que le están siendo infiel?

Nunca había visto al menor con alguien más, no al menos de una forma romántica, no como ahora, viéndolo ser estrechado en otros brazos, envuelto en una chaqueta que no era de él, que acomodaba sus rebeldes cabellos y acariciaba sus frías mejillas mientras sus orejas se coloreaban de rojo.

Mordiendo su labio, decidió dejar el parque.

Esperaba que aquellas emociones se quedarán ahí y no lo acompañaran.

Cuando Win supo que ya no vendría, tuvo en claro que él ya no era la persona más importante en la vida de Bright, él había roto la promesa que ambos habían hecho hace más de ocho años

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Cuando Win supo que ya no vendría, tuvo en claro que él ya no era la persona más importante en la vida de Bright, él había roto la promesa que ambos habían hecho hace más de ocho años.

Las lágrimas fluían por sus mejillas sin atisbos de querer detenerse.

No supo tampoco en qué momento la delgada chica lo envolvía en sus pequeños brazos, a pesar de que él le sacaba más de una cabeza de altura.

- Por favor, no lo digas. -suplicó quedito con su voz quebrada.

Ciize solo podía arrullarlo y prestarle su hombro para llorar, después de todo, su amigo era inteligente y sabía que él mismo se daba cuenta de las cosas.

- Off está viniendo, tendremos una divertida tarde entre los tres, ¿sí?

Una tarde que él pudo tener con Bright.

Asintió entre un horroroso dolor surcando su pecho.

"...como si te rajasen con una cortante espada."

"

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Little Mermaid | BrightWin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora