Dos años después.
Londres, Inglaterra.
Probablemente, de lejos, ese era uno de los mejores días de su vida.
Luego de muchos altibajos, se lograba graduar como abogado, y se encontraba muy orgulloso de sí mismo por aquel logro. Había terminado su carrera de Derecho con honores.
Sus padres estaban felices; sus hermanos llevaban unas cajitas de regalos en sus manos; Off junto a su pareja, Gun, llevaban un ramo de orquídeas blancas envueltas en un lindo papel con brillos azul, y Ciize, se hallaba dando pequeños saltos con una sonrisa en su rostro.
Su decepción de no ver a la otra persona especial fue tremenda, pero no lo podía culpar, puede que su avión se haya retrasado o algo parecido. Eran cosas que uno no podía evitar.
Sentirse amado por aquellas personas era lo mejor que le había pasado desde que dejó su vida en Tailandia. Había superado una gran cantidad de retos al dejar su país natal atrás.
Y mientras se encontraba siendo abrazado por todos ellos, la voz de la persona por la cual esperaba, se coló en el auditorio de la universidad.
Su familia y amigos no dudaron en dejarlo libre al instante.
Solo que no esperaba ver al otro a su lado. Connor sonreía culposo mientras se alzaba de hombros.
Sus pies no avanzaron más, su corazón solo se aceleró al verlo luego de dos años. La razón principal por la que salió de Tailandia.
Su rosa.
— Hola Win. —Bright le sonría tímidamente.— No te molestes con Connor, yo lo obligué a traerme. —el sonrojo cubrió sus mejillas.
Pero él, en simples palabras, no sabía que hacer o responder.— Hola...
Su mirada se centró en el ramo de rosas y orquídeas blancas que llevaba en sus manos, envueltas en papel con brillantina verde y un hermoso lazo dorado.— Estas son para ti. Espero el verde siga siendo tu color favorito. —se acercó a paso acelerado hasta llegar a su lado, extendiendo el ramo estando a tan solo un metro de él.
Win sentía su corazón en la garganta y sus manos temblar al tomar el ramo.— Gracias.
No sabía qué más decir, en realidad.— Perdón, no esperaba verte aquí, solo estoy algo sorprendido.
La hermosa sonrisa sincera que se formó en los labios de Bright le tranquilizó.— No te preocupes. Solo que yo esperaba algo así el día que me gradué. —confesó con sus ojos brillosos, llenos de lágrimas al decir su más grande deseo de aquel día.
Metawin no supo quién de los dos soltó el primer sollozo, si él o Bright, pero terminaron abrazados soltando el líquido salado, dando rienda suelta al reencuencuentro más triste y feliz a la vez que podía haber en la tierra.
Ambos terminaron abrazados en el suelo, diciendo palabras como "Disculpa", "Perdón", "No pasa nada", "Te quiero"...
— Auch. —gimió Bright al sentir como el menor aumentó su fuerza en su abrazo, haciendo doler la reciente herida.
Win se separó, alarmado, buscando una respuesta en el rostro del recién llegado.
— No es nada. —restó importancia moviendo sus manos.
— ¿Qué pasa? —insistió. Sus ojos irradiaban preocupación por lo que había pasado segundos atrás.
— No es nada, de verdad. —Win rogó estar equivocado mientras llevaba su mano rápidamente hacia el pectoral izquierdo de su amigo, empezando a llorar al sentir la cicatriz sobre la tela.
Bright se alejó como si el toque del recién graduado le quemara en el alma.
Y estando ahí, Win comprendió que su rosa había pasado por el mismo sufrimiento que él.
Bright también había sido una Sirenita.
Fin.
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Little Mermaid | BrightWin.
FanfictionDonde Win tiene una pequeña obsesión con "La Sirenita" de Hans Christian Andersen... Y, lamentablemente, cada una de sus frases favoritas, describe su vida en ese momento. • Angst. • Final Abierto. • original by brightwinmuseum.