Amo la oscuridad

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Las adicciones se vuelven cada vez más frecuentes.

Pero y si dijo que, es por él que estoy de esta manera. Mis bragas se mojan al pensar que me puede hacer suya cuando quiera, los pezones se vuelvan tan duros y necesitables de su tacto. Podría jurar que lo siento de nuevo encima de mí, dando cada estancada y ese vaivén tan exquisito que me hace perder la cordura de querer más.

Sus palabras sucias en susurros en mi oído, su grave voz tan masculina diciendo una y otra vez:

«Eres mía, de pies a cabeza.

«Enojame y ámame al mismo tiempo pero siempre me excitaré al verte desnuda y estar dentro de ti, por mientras que gimes mi nombre. Y pides a gritos que me detengas aún así no lo hago porqué se que te encanta el masoquismo.

Eso hacía que los pelos de punta se me erizaban, por mientras que mi coño se mojará más, ahora sus dedos viajaban dentro de mi explorando.

Todo se oscureció, solo podía ver su tonificado cuerpo frente a mí dándome una y otra vez sin parar, su miembro entraba y salía, me dolía pero amaba poder sentir cada estancada de su parte.

Gimo sin duda por lo maravilloso que se siente, le ruego que no pare.

En cualquier momento llegaría al orgasmo, sin duda él me creaba los mejores.

Estoy llegando al clímax, sus suaves manos tocan mi cuerpo, su fuerte agitación y gruñidos de placer me volvían loca.

Me estremezco entre la excitación del orgasmo y las millones de sensaciones de placer en mi cuerpo.

Estoy completamente desnuda, eso no me molesta, ni a él, sonrió silenciosamente.

Extrañaba sentir su miembro rozar mi suculenta vagina.

Solo es sexo, un buen sexo, capaz de necesitarlo todos los días.

—¿Te encanto? —saca su pene dentro de mí, gemí sin querer.

—Sí, como siempre, Hayden —me acuesto en la fina cama, poniendo mi cabeza en su pecho mirando el techo ¡joder! Me duele el trasero.

—A mi igual, Ava. Eres tan buena en estas cosas —me ruborizo sin poder controlarlo.

—Tu también eres bueno... —susurré tan bajo.

—Quiero hacerlo una vez más —abro mis ojos sorprendentemente. Hemos hecho cinco orgasmos y quiere más.

—¡Eh!— finjo inocencia, pero de verdad necesitaba otro.

Me siento para poder verlo a los ojos, esos ojos que llamaron mi atención al instante un verde azulado.

Comienzo a masturbarme sola, abro mis piernas rozando la punta de los dedos en mi clítoris y por toda mi vagina. Muevo lentamente mis glúteos, haciendo un balanceó sin parar, meto un dedo en mi interior, de seguido otro.

—No hagas eso...—jadea el hombre que me ve frente a mi—. No puedo contenerme, haces que te desea más.

Gimo, la necesitas de querer más y de que me la meta de una vez es irresistible. Sigo girando mis dedos, cierro mis ojos, intentando dejarme llevar por otro orgasmo.

—No pares, sigue. Sigue hasta que llegues —me alienta con su voz sensual. Quitó mis dedos y sigo con mi clitoris.

Estiro más mis piernas, solo puedo sentir tres dedos dentro de mí, sin parar.

Esto si que es genial, a mi cuerpo le gusta y a mi también.

—Ummh —llegó a la cima del orgasmo.

Abro los ojos lentamente, al ver que Hayden saca sus dedos dentro de mi, me da un cosquilleo. Cierro de nuevo mis piernas.

—Estás empapada —lame la punta de sus dedos de mi líquido—. Sabes exquisita Ava.

Tira de mis piernas y comienza a hacerme un oral, mete su lengua en mi vagina, sin poder creerlo juega dentro de mí. La saca y me sigue chupando por fuera hasta mi clítoris dando mordiscos.

Me espalda se arquea, nuevamente llegando a otro orgasmo.

—Más rápido —gimoteó entre jadeos de tanto excitación.

Su lengua se mueve el doble, no puedo creer que estoy haciendo esto.

Cierro los ojos dejándome llevar, el espasmo se interfiere en mi cuerpo. Son muchos orgasmos en un día.

—Otro.. —le pido al chico corpulento rubio.

—Voltéate —ordena, no puedo sentir mi cuerpo. Estoy muy cansada.

Intentó hacer sumiso a sus órdenes dando por fin a su voluntad.

Coloco mis pies y manos en la cama, dándole una gran vista a Hayden. La mejor pose para poder sentirlo "Furor salvaje o también conocida como perrito" donde el hombre domina a la mujer.

Mete con cuidado su pene, puedo sentirlo completamente. Soy la que comienza a dar suaves movimientos circulares con la cadera, él por su parte mueve también su cadera dando cada vez más rápido.

Los dos estamos agitados, sin poder contener mucho nuestros gemidos.

Una de mis manos se posiciona abajo en sus testículos, tocando con cuidado.

Su vaivén se vuelva más rápido, apretó mis glúteos y pelvis, estrellando mi vagina.

—Eres traviesa —sonríe, en eso siento su otra mano en mi clítoris, dando una y otra vez penetradas.

Besa mi espalda, golpeando con su mano izquierda mi nalga.

—Hayden.. —gimo, apretando las sábanas con mis manos.

Un fluido se esparcía por mi vagina, llegando ambos al orgasmo.

—Te deseó Ava. Quiero estar contigo y volverte loca cada segundo, quiero que seas mía, tú y tu coño —susurra, comienza a sacar su pene para poder acostarse en la cama.

—Yo.. —no tenía comentarios, podría ser que teníamos esa confianza mutua pero nunca llegó hasta más.

—No digas nada, si no quieres. Yo lo entiendo Ava —suspire de cansancio.

Me había dejado agotada, pero sobre todo extasiaba.

—Yo también te deseó y quiero pasar el resto de mi vida contigo, Hayden —sonríe tirándome encima de él para poder dormir tranquilamente.

—Soy feliz contigo —escuché al entrar en un sueño profundo.

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