Cabaña

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Mi mundo giraba a su alrededor, solamente podía pensar en él.
Sus labios carnosos, su pelo algo largo hasta la nariz que le daba un toque atrevido y sexy (más cuando estaba empapado que me hacía empapar a mí), esos ojos tan oscuros que te penetran con sólo la mirada y te hace temblar las piernas, y ese cuerpo de escándalo que prefiero no comentar, no sin antes probar.

Llevaba esperando este momento, este esperado momento el cual íbamos a unirnos en un solo, un contacto tan íntimo que nos hacía inseparables, al menos hasta que nos cansaramos de estar tan juntos y tengamos que dormir, cansados de esperar a que diéramos el paso y al fin nos atrevieramos.

Llamaron a la puerta y abrí con lentitud, estaba nerviosa ya que la espera había sido eterna, y entonces le vi, apoyado al marco de la puerta con un brazo mientras sonreía de lado, divertido.

Le ofrecí entrar a mi casa y no dudó, tomó valentía aunque notara sus torpes pasos, estaba igual que yo y eso hacía que me sintiera mejor. Observó sus al rededos, mi casa de vacaciones no era muy grande, pero para los dos estaba en perfectas condiciones, empezó a subir la calor a mis mejillas cuando la luz de la chimenea reflejaba en su escultura camisa, mojaba por la lluvia de afuera y pegada al cuerpo, marcando cada rastro de él.

Me miró ingenuo, sonrojándome al instante hasta que tomó el control, se acercó a mí y levantándome el mentón me besó con una mezcla de delicadeza y hambre, agarrando su empapada camisa para atraerle hacia mí, sintiendo un frío por lo helado que estaba que, sin embargo, no afectaba a mi caluroso cuerpo, necesitado de probar su torso y pasar mi lengua por cada gota que hacían en él, celandome por haberle probado por completo antes que a mí.

Nos dejamos llevar, sus manos recorrían todo mi cuerpo que habían estado a la espera de placer y atención, con sólo sus toques me daba escalofríos eléctricos por toda mi columna y me hacía gruñir entre sus labios.

Nuestro mundo se nublaba y se hacía imposible de contemplar, la excitación y el placer producidos eran superiores a mí.

Mi cuerpo temblaba y los jadeos aumentaban, nuestros torpes manos viajaban por todo nuestros suplicantes cuerpos, continuando el recorrido de las gotas hasta su entrepierna, empezando a masajear sutilmente mientras me devolvía el gesto, tocando el punto exacto y haciendo círculos, volviéndome loca de placer.

Nuestros cuerpos suspiraban a la par, aumentando nuestros latidos cómo nuestros pasos, cayendo al sofá más atrás de mí y él quedando encima, mirándome con una sonrisa mostrando su poder del momento, besando despacio hasta que llegó a mis mulsos, abriendolos y bajando la sobrante ropa que molestaba tanto. Observó su manjar durante unos momentos mientras se lamía y me miraba en una súplica de que aceptara, así asintiendo y empezando con hambre.

Empezó lento, pasando su lengua de arriba-abajo saboreando cada lugar, parando "de casualidad" en la entrada de mi ser haciendo algo de presión, pero sin entrar.

–Por favor –supliqué, desesperada ante la oleada de placer que poco a poco dominaba terreno.

Sin contestar, empezó a meter dos dedos al fondo de mi ser mientras seguía su recorrido en mi punto, llenándome de placer por todo mi ser, mi espalda arqueada y mi mundo nublandose por completo, agarrando su cabello por un instante sin poder controlarlo. Estaba a punto de llegar a mi fin cuando se detuvo y subió besando hasta mi cuello, sacando su miembro en un movimiento y acomodandolo en mi entrada.

–¿Lista? –preguntó en un susurro.

–Sí, por favor.

Estuvo a punto de entrar cuando una voz me despertó de mi fantasía.

–Señorita Spencer –habló mi profesora, llamándome la atención. –Debería de estar más atenta.

–Sí señora –respondí sin ganas, tapando mi sonrisa bajo mi mano mientras observaba al chico que inhundaba mi cabeza.

Si sólo supiera lo que quisiera hacerle. Va a ser mío, y pienso hacerlo ahora.

LailaCrossYT

Relatos Eroticos {+18}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora