Capitulo 9

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—Fue un accidente.

Julian masticó el pollo especiado con más entusiasmo del que sentía y se aseguró de dejar una buena ración de halagos por lo buena que estaba la comida. Hasta él notaba lo forzado de su actuación pero entre que lo llevaran a urgencias o usar cualquier artimaña para que olvidaran su pequeño incidente en el cuarto de baño...

—Julian...

—Fue un accidente, ¿vale? —Y si Kei lo veía así iba a matarlo—. Mamá...

—Dime, cariño... —la mujer miró nerviosa a su padre y Julian prefirió ignorar lo que significaba ese intercambio de miradas preocupadas— ¿ocurre... algo?

Julian sacudió despacio la cabeza y dejó el tenedor sobre el plato.

—No conocerás alguna crema o algo que elimine las quemaduras, ¿verdad?

En realidad no era nada serio o posiblemente su madre se hubiera puesto a gritar como una histérica y su padre lo habría arrastrado hasta el hospital sin interesarse sobre lo que había ocurrido. Desde Rusia no tenían mucha confianza en él, pero lo llevaban mucho peor desde que había tratado de suicidarse.

—La crema que te he dado es muy buena para las quemaduras. En unos días las marcas rojas habrán desaparecido.

En unos días...

—Ya.

Siempre podía estar unos días sin ir a ver a Kei... pero, ¿y si se iba? La idea de volver a perderlo le producían escalofríos y comenzaba a sentir ahogo, como si le faltara el aire. ¿cómo se le había ocurrido pensar que no habría marcas con el agua? Acababa de crearse un problema extra.

Antes de que se fuera a la cama, sus padres lo mantuvieron vigilado y hasta creyó que su tía había ido demasiado tarde de visita, molestándole en su habitación para poder saber qué hacía tanto tiempo allí solo. Cuando se fue a la cama, aún escuchaba las voces de los tres desde la cocina.

—No intentaba matarme —murmuró irritado, tapándose la cabeza con el edredón.

¿Qué iba a hacer a la mañana? Las marcas de las quemaduras eran mucho más llamativas en las piernas, algunas por la tripa y los brazos... Kei no tenía por qué verlas a menos que como ayer... sí, Julian aún creía que estaba soñando, o lo creería realmente si no sintiera aún un pequeño malestar en la cadera... Había sido tan extrañamente amable... Se dio la vuelta y se acurrucó, haciéndose un ovillo entre las sabanas. Había sido una casualidad, no tenía motivos para no ir a ver a Kei; posiblemente se había dejado llevar por la lástima, algo muy diferente a lo que hubiera sucedido si Kei hubiera sabido lo que él había hecho... Se dio la vuelta y se quedó contemplando el techo. Aún podía escuchar las voces desde la cocina.

No iba a decir nada. Podía ser egoísta y prefería no pensar en lo que le convertía engañar de esa manera a Kei... pero el dolor no era comparable a lo que sintió cuando pensó que no volvería a verlo. Si tenía que elegir, elegía seguir al lado de Kei, aunque su compañía lo arrastrara lentamente al infierno.

Julian notó de nuevo las lágrimas en los ojos y se los secó bruscamente con la mano. No podía seguir así. Sus padres estaban preocupados, tenía que limitar sus visitas al psicólogo y Kei terminaría harto de él si seguía llorando cada vez que lo veía.

Al final no consiguió dormir hasta pasadas las tres de la mañana. Se levantó sin mucha energía y se duchó rápidamente, asegurándose que las rojeces estuvieran perfectamente ocultas y salió a desayunar, sorprendiendo a su madre.

—¿Tienes hambre?

—Un poco. Voy al gimnasio.

—Eso es estupendo. Julian... ayer me preocupaste

Julian no dejó que su madre le preparara el desayuno y se calentó algo de leche y picoteó unas magdalenas antes de salir de casa, volviendo a los dos minutos cuando se dio cuenta que se había olvidado la mochila en casa.

Aunque prefería ir directamente a casa de Kei, Julian decidió pasar por el gimnasio, arrepintiéndose nada más se sentó sobre una de las maquinas de abdominales.

—Hoy estás especialmente desmotivado para esto.

Julian giró la cabeza.

—Henry... —murmuró mirando la sonrisa de su amigo e incorporó la espalda para quedar sentado—. No tenía ganas de venir.

—Ayer no viniste —Henry borró lentamente la sonrisa—, ¿estás bien?

No hacía falta añadir el aspecto que aún tenía.

—Gripe —mintió—. No he podido dormir bien.

—No te sobreesfuerces.

—Estaré un rato y luego me iré.

Henry se acomodó en la maquina de al lado y Julian observó como se ejercitaba, manteniendo una relajada conversación sobre ejercicios, músculos, abdominales, series de estiramientos y cuando Julian decidió ir a cambiarse al vestuario, Henry le acompañó.

—¿No te vas pronto?

Julian miró de reojo a Henry mientras terminaba de cambiarse de ropa. Había decidido no ducharse para evitar que le vieran las heridas y las cicatrices. Nunca se quitaba la ropa delante de los demás y sabía que muchos comenzaban a murmurar a sus espaldas por eso.

—Bueno... —Henry salió de las duchas enrollándose con una toalla mientras se secaba con la misma. Julian clavó la mirada en el cordón de la zapatilla que se estaba atando—. Ya que estás un poco mal, he pensado que podría acompañarte a casa... ¡por si acaso solamente! Es que tienes mal aspecto...

Julian tardó unos instantes, cuando Henry dejó de hablar, en darse cuenta que había vuelto a levantar la cabeza y lo estaba mirando sorprendido. Henry también parecía un poco turbado y comenzó a vestirse, ocupando el banco a su lado.

—Gracias... —musitó, llevándose una mano a la cara y haciendo nota mental de mirarse al espejo y comprobar el aspecto que iba a mostrarle a Kei antes de salir del gimnasio—, pero no voy a casa ahora.

—Oh, ¿tienes algo que hacer?

¿Su tono parecía decepcionado? Julian siguió dándole la espalda.

—Voy a ver a un amigo... unos amigos.

—Ah... —Julian deseó que Henry dejase el tema. Era lo más parecido a un amigo que tenía independientemente de Kei y sus compañeros pero no era un tema que quisiera compartir con él. En realidad, después de la experiencia con Ángela y todo lo que había ido descubriendo del pasado de Kei, simplemente no quería compartir a Kei con nadie más—. Pensaba que no tenías... muchos amigos.

Julian se giró molesto.

—Bueno, mira...

—Tampoco sabía que tuvieras novia.

La pequeña rabia que Julian había sentido se evaporó completamente y parpadeó confuso.

—¿Qué...?

Henry señaló con el dedo algún punto de su cuello y Julian se puso correctamente la sudadera que aún tenía a medio poner.

—Debajo del cuello... a un lado del hombro. Es un chupetón, ¿no?

Julian notó como se sonrojaba violentamente y bajó la cabeza avergonzado, deseando largarse del vestuario y se mordió el labio.

—No es... eso —musitó, sin tener realmente una excusa para dar.

—Ya, bueno... no es cosa mía, ¿no?

Julian agradeció la manera que Henry tuvo de dar por finalizado el tema y dejar de indagar sobre ello, algo que hubiera sido completamente imposible si se hubiera encontrado en casa de Kei, junto a todos ellos. Pensar en Oshi y los demás le arrancó una sonrisa, pero el recuerdo de Daiya hizo que la borrara de golpe y se sintiera culpable por haber sonreído. No tenía derecho a ello... ¿podría Daiya volver a sonreír? No lo volvería a hacer por su culpa.

—Tengo... —Julian agarró la bolsa de deporte y apretó las cuerdas con fuerza—. Tengo que irme.

—Espera, dame dos segundos que termine de vestirme y te acompaño.

—Ya te he dicho que no voy a casa.

Henry se encogió de hombros.

—Sólo un trozo.

Al final Henry le acompañó hasta el bloque de apartamentos de lujo donde vivía el chico rubio. No hizo ningún comentario, pero Julian leyó las dudas en la mirada de su amigo antes de despedirse, dándole unas palmaditas en la espalda, y alejarse por el mismo camino que habían llegado.

Julian lo miró alejarse y suspiró, llevándose una mano a la zona que Henry le había dicho que tenía el chupetón y cruzó la calle distraídamente hacia el portal de Kei.

—¿Un amigo?

Julian levantó la cabeza sorprendido. Kei estaba apoyado en la pared al lado del portal. Tenía una mirada burlona, muy a juego con su sonrisa y se mantenía en una perfecta postura sugerente con los brazos cruzados sobre el pecho.

Julian se sonrojó una vez más y apartó rápidamente la mano del cuello.

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Como dije en facebook, aunque no he terminado con las reformas, a ver si estos dias que parece que tengo un poco de calma puedo subir algún capituo, que llevo más de un mes desaparecida ^^

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Cuando habla el Corazón 2 (chico x chico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora