Prólogo

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   Nunca en mi vida tuve un propósito hasta que ella llegó a mi vida.
En el comienzo de una primavera la conocí, yendo a casa escuché una chica gritar e inmediatamente corrí hacia su dirección. Esperaba un intento de violación o un asalto, pero algo totalmente opuesto fue con lo que me encontré. Lo que ví allí fue una chica acorralando a un hombre con una navaja. Por lo visto, la chica sabía defenderse.

Estaba impactado por lo que acababa de ver y, ella me miraba sin decir ni una palabra. El hombre miraba al suelo, evitando mi mirada y la de la chica. Mientras ella seguía viéndome fijamente, analizándome, bajando la navaja hasta guardarla, parecía que pensaba que decir.

Esa pequeña interacción fue como la conocí, gracias a eso estoy aquí.

En aquel momento, no nos dijimos ni una sola palabra, unas miradas y se fue del lugar como si no hubiera pasado nada. Por mi parte, me fui del lugar siguiendo mi camino a casa, acababa de mudarme hacía menos de un mes, por lo que no conocía la ciudad.

Me quedé pensando en la chica, no era ni muy alta ni muy baja, ojos cafés con un toque verdoso y un cabello negro corto por encima de los hombros, "es muy bonita, quisiera verla de nuevo", pensé.

Lo que no sabía era que aquella chica tenía muchos secretos que nadie sabía. Secretos que uno por uno iba descubriendo mientras la iba conociendo.

Quizás debí alejarme en cuanto me di cuenta que era en lo que me estaba metiendo.

¿Por qué no lo hice? No lo sé o tal vez si.

Tal vez, estaba enamorado, tal vez me gustaba jugar con fuego. O simplemente porque ella tenía los hilos que me dirigían como una marioneta. Me volví dependiente a ella, mi droga personal, mi razón de vivir.

Sin ella, este mundo colorido sería oscuro, como la noche sin estrellas, sin luna. ¿Cómo acabé así después de una interacción accidental? ¿Qué tenía Samantha Welby de especial para dejarme así?

Es una pregunta que ni yo puedo responder, Dr. Mendes

Cuando Te Conocí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora