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Chuuya despertó esa madrugada por una voz desconocida llamándolo.

—Oi Chuuya— Escucha que lo llaman, —Chuuya despierta—

El primer pensamiento de Chuuya es que se trata de Dazai molestándolo ahora que ADA y Port Mafia están en buenos términos, pero la voz se siente demasiado gruesa y rasposa para ser del castaño.

No cualquiera se metería a su apartamento y si internaran matarlo entonces lo hubieran atacado en cuanto lo vieron.

Se sienta en la cama mientras talla sus ojos.

—¿Qué…? - Murmura aún medio dormido, entrecierra los ojos para buscar a alguien en la oscuridad de la habitación.

—Chuuuuya— Canta la voz —¡Hasta que despertaste! -

El pelirrojo se talla la cara, sabe que debería estar sintiendo aunque sea un poco de miedo de que alguien que no conoce se haya colado a su casa y aparentemente lleva aquí un rato, pero se siente tranquilo.

Es como un sábado en una noche cualquiera, estira su cuerpo, tal vez porque aun está medio dormido no reacciona con su violencia habitual, pero está bien.

—¿Ah? Si, semana cansada en el trabajo— Dice, tuvo una misión de tres días que terminaron ayer y ahora está en su día libre.

—Si, te hubiera dejado dormir más, pero esto es importante— Dice la voz.

—Entiendo— No, en realidad no lo hace —Pero ¿Quién diablos eres? -

—Arahabaki— Pronuncia, Chuuya se ahoga con su propia saliva.

¿No era esto imposible? Literalmente el Arahabaki es solo la personificación de la destrucción, no piensa y aún menos habla.

—Mientes ¿Quién eres en realidad? -

—El Arahabaki— Repite

—El Arahabaki no puede hablar, ni siquiera es pensante— Discute Chuuya, aunque la voz se oye prácticamente es su rostro, pero no hay nadie.

Aunque una vez vio a Dazai en un callejón oscuro dentro de una caja fingiendo ser un perro, luego de eso no cree que nada pueda ser más raro, por lo cual si la voz le da buenos argumentos está dispuesto a creerle.

—Compartimos cuerpos así que tengo tus recuerdos, por lo tanto, sé lo que paso ese día en Chipre, algo que solo tú, Dazai y un hombre muerto saben y que juraron jamás decir a nadie—

Chuuya despierta completamente en ese momento, nadie sabe eso, solo él y Dazai y un hombre con enanismo del cual Chuuya asistió a su funeral hace dos años para ver su secreto siendo enterrado con él.

—Santa mierda, si eres el Arahabaki— Grita

Consejos amorosos del dios ArahabakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora