I

334 24 10
                                    


Los enemigos caían uno a uno gracias a el arma del yaksha, sangre perfectamente roja se encargó de cubrir el suelo una vez que terminó de deshacerse de esos demonios.

Quitó la máscara de su rostro dejando ver sus ojos cerrados aún. Los gritos y sollozos pidiendo por más muertes estaban presentes. Él aún podía escucharles en su cabeza, toda esa desesperación expresada en lamentos que se repetían una y otra vez.

Había veces en las que tardaban mucho en desaparecer, pasaban minutos, incluso horas y las voces sólo continuaban haciéndose cada vez más desgarradoras.

—¿Acaso puedo seguir así? — El silencio resonó en respuesta a su pregunta. Estaba solo, como siempre.

Con la idea de conseguir un poco de consuelo, la oscura figura del adeptus, se dirigió hacia DragonSpine para ver caer la mágica nieve de ese lugar. Él sentía la necesidad de dejar su mente tan vacía como lo estaba su alma.

La impotencia de no saber cómo expresar lo que sentía era aquello que día a día lo carcomía lentamente, incluso él llegaba a pensar que era posible que esto fuera lo que iba a terminar con su vida algún día.

"Sólo es la muestra de todo el karma que se acumula con cada año que sigo en este mundo" Pensó con tristeza el de cabellos negros mientras caminaba a paso firme.

Conforme se acercaba al territorio de aquella majestuosa montaña el frío se acrecentaba. El frío, la soledad, la falsa tranquilidad de estar en un lugar lejano que no le recordara a algo en específico.

La nieve era agradablemente fría en sus manos a pesar de los guantes. La forma en la que se deshacía en sus dedos le gustaba.

Un suspiro salió de la boca del yaksha haciendo que la temperatura se reflejara en el vaho que su suspiro creó. Incluso el repentino pensamiento de que era algo lindo cruzó por su mente. Estaba completamente solo y de alguna forma eso lo llenaba de un sentimiento parecido a la tranquilidad.

Lanzó una bola de nieve que acabó por estrellarse en un árbol cercano.

­—Necesito sentir que no existo en realidad— Las palabras salieron de su boca antes de que pudiera notarlo y estuvo a punto de sonreír para burlarse de sí mismo por hablar solo cómo un loco. Estuvo a punto porque alguien interrumpió su soledad.

—Pero si no existieras en este mundo aun así una versión de ti lo haría. Claro, de forma distinta y en alguna otra parte.

Una voz desconocida e inesperada, en un lugar tan solitario como lo era la montaña de clima invernal, hizo que los instintos del asesino de demonios se pusieran alertas. Dirigió su lanza con ágil rapidez hacía aquella presencia misteriosa que estuvo a nada de hacer desaparecer como los otros miles de enemigos con los que había acabado en el pasado, claro, si no fuera porque él conocía esa ridícula vestimenta de algún lado. No podía recordar de dónde.

— O al menos eso es lo que me gusta creer. No tienes que estar de acuerdo si no quieres, claro. Todos tenemos una forma distinta de ver las cosas y yo enserio respeto eso. — El desconocido rio de forma incómoda por cómo el contrario lo amenazaba con su arma.

La mirada de Xiao se mantuvo fija en esos ojos color aguamarina ¿Dónde los había visto antes?

¿Realmente los había visto antes o solo tenía esa sensación?

Retiró su arma con un suave movimiento y trato de recomponerse lo más rápido que pudo tras el extraño sentimiento de... ¿Nostalgia? que le embargó por un breve instante.

— Me disculpo — No dijo nada más porque no sabía qué decir.

¿Perdón por haber querido matarte? ¿Me tomaste por sorpresa?

✿ 𝐓𝐚𝐥 𝐯𝐞𝐳 𝐞𝐧 𝐨𝐭𝐫𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚 | XiaoVen |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora