Verdad oculta

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     Era de suponerse que el secreto sería descubierto aún después de tantos eones, ahora que lo pensaba lo veía venir desde el ciclo donde tomó la decisión de acabar con la fuente de sus problemas, pero con todo lo acontecido y más bien con la premura de ponerse a salvo de las primeras rebeliones era de suponerse que nadie estaría interesado en investigar una desaparición.  Estaba en el piso más alto del hospital observando desde el balcón el movimiento en las calles cercanas, esperando el inconfundible sonido de las sirenas de los policías. Su escritorio de color negro reluciente resaltaba contra las pálidas paredes y sobre él las ventanas abiertas de las páginas de noticias que no paraban de hablar del  descubrimiento de las evidencias de un crimen en unas bodegas en las fueras de la ciudad.

     Recordaba a sus camaradas caídos, rostros sin designaciones heridos pidiendo auxilio antes de volver al frente con las soldaduras aún frescas; uno a uno esos bots pasaron a ser simples recuerdos de caídos en batallas que no volvería a ver.  Pero otros, cuyo corto paso en esta vida le dejó una marca indeleble y dolorosa no podía olvidarlos con la misma facilidad que a los primeros.

    No podía hacer nada ya, salvo esperar a la justicia con un vaso de energon raro en la mano y tener que explicar sobre esa bodega en específico. ¿Que podía decirles? Tantos tiempo ha transcurrido y ninguno de sus cercanos ha sospechado de su desaparición o siquiera se han molestado en preguntar por ella. Diría que más bien fue un alivio para todos el final de alguien tan... extraña como lo fue Candace.

    El problema tenía una verdad oculta y siempre le generó el mismo interrogante.

                 ¿Porqué?

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