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Durante el camino hacia su casa, Bakugô no dejaba de darle vueltas a todas las cartas que le habían enviado. Le hacían sentir que tenía un amigo, así que releerlas después de una pelea con su madre le ayudaba mucho.

Abrió la puerta. La casa estaba vacía, sus padres trabajaban por la tarde (cosa que agradecía) y pasaba mucho tiempo solo, incluso en su cumpleaños, el cual era como un día normal para él.

Lo primero que hizo fue ir a su habitación y meter la reciente carta en su cajita de debajo de la cama, con las demás, ahora esos trozos de papel eran su tesoro más preciado, incluso más que sus figuritas de All Might y eso era mucho decir para él.

Se acordó de que al día siguiente tenía que ir a casa de Kirishima, cosa que le ponía muy feliz porque se libraba del día de descanso que tenían sus padres. No le gustaba estar en casa precisamente por eso, aunque en comparación, su padre era mucho más aguantable que su madre. A las 12:30 era cuando el pelos de mierda le había dicho que se pasara por allí, a parte de enviarle su ubicación.

El resto de la tarde estuvo estudiando y haciendo deberes, pero sobre las siete se sentó a ver las noticias. Entonces sus padres llegaron.

-Hola, Katsuki ¿Qué tal en clases? -preguntó su padre. Mitsuki ni le miró.

Katsuki se encogió de hombros y tomó una respiración profunda para hablar:

-Mañana no como en casa.

-¿Y se puede saber por qué? -su madre puso sus manos a la cintura.

-Voy a comer a casa de un compañero.

-¿Por qué?

-Tenemos que hacer un trabajo de clase.

-Perfecto. Un problema menos.

-Me alegro de que tengas un amigo, hijo -su viejo le daba tranquilidad.

-¿Qué amigo? solo va por un trabajo -dijo Mitsuki sacando un suspiro cansado de su padre.

Qué ganas tenía de irse con Kirishima...

Qué ganas tenía de irse con Kirishima

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Bakugô iba a ir a su casa. Dios.

Había recogido todo como un maníaco. Todo limpio. Incluso sus madres se habían quedado perplejas.

¡YA SON LAS 12:28! y Bakugô era muy puntual y...¡HAN TOCADO AL TIMBRE!

Fue corriendo a abrir la puerta y ahí se encontró a Katsuki, vestido con unos vaqueros negros rasgados con una camiseta blanca y holgada. 

-Hola, pelos de mierda.

-¡Bakugô! ¿Qué tal?

-Jodidamente bien.

-¡Pasa! Te voy a presentar a mis madres.

El rubio asintió lentamente y Kirishima lo arrastró al salón para sentarlo en un sillón. Entonces dos mujeres aparecieron en la sala.

-Hola, Katsuki, soy Akira -era una mujer de pelo rubio, muy alta, más que él con el pelo picudo y dientes de tiburón.

-Yo soy Shôko! -esta mujer era más bajita y tenía el pelo liso, negro y largo. Sus ojos eran la viva imagen de Eijirô.

-Hola...-murmuró tímidamente Bakugô. Era una faceta que al pelirrojo se le hizo extremadamente adorable.

-Estamos encantadas de conocerte, siéntete como en casa -Akira era muy tranquila, mientras que Shôko era tan enérgica como su hijo.

-Bueno Bakugô, vamos a hacer el trabajo!

Y nuevamente el rubio se vio arrastrado por su "amigo" hacia su habitación.

Hey! /kiribakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora