SMILE || Sasunaru ✔

【4】

Todo había pasado demasiado rápido ese día, al final, y quedó en el mismo equipo que el rubio, cosa que en parte agradecía, ya que podría decirle lo que tenía que soltar en cualquier momento, pero se encargaría de buscar el momento perfecto.

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¡Nada! ¡No había nada!

Estaba vacío, no tenía ni una sola idea.

Había pasado una semana en la que se había puesto a pensar en qué y cómo le haría, pero su cerebro estaba totalmente seco.

Esa semana había tenido diferentes misiones inútiles con el ahora equipo 7 en el que formaba parte, pero a parte de las misiones inútiles que consumían una parte de su tiempo, la otra la usaba para pensar en cómo sacar eso de su garganta sin lastimar su orgullo.

Al final del día, después de varias discusiones con su cerebro por fin se le había ocurrido algo.

¡Le enviaría una carta! ¡Y sería anónima para no lastimar su orgullo!

Feliz, con esa idea, por fin se libraría de esa carga y solamente se concentraría en su venganza, sin ninguna interrupción.

Durante más de una hora, por fin terminó la carta, se había tardado bastante ya que quería que sea
sea bien explicada y detallada para que Naruto la pudiera entender.

Solo había un detalle, moriría con la duda del porqué siempre portaba aquella sonrisa, pero ni modo, todo por no lastimar su orgullo.

Estaba dispuesto, al día siguiente aprovecharía su tiempo libre para dejar la carta en el departamento del rubio.

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La mañana había llegado, y con ella, el entusiasmo del azabache al saber que al fin se quitaría un peso de encima.

Desayunó, se alistó, agarró la carta, y salió de su departamento.

Decidió caminar, ya que tenía bastante tiempo, y quería relajarse, pero algo le decía que no lo hiciera, aún así, siguió caminando con tranquilidad.

Iba caminando por la aldea pensativo, cuando un anuncio se robó la atención de sus ojos, y ligeramente volteó, encontrándose con su felicidad divina.

¡Un descuento en los tomates! Y para mejorarlo, ¡Era al 50% el kilo! Era su día de suerte.

Pero antes de entrar, sacó la carta de su bolsillo, para discutir que hacer primero, ¿Enviaría la carta o iría a comprar los tomates?

Después de un par de disputas consigo mismo, decidió mejor ir a comprar los tomates, al cabo y la carta no es como si le salieran patas y se fuera.

Cuando entró para escoger los tomates, revisó su bolsillo para sacar su billetera, y tras buscar bien, no la encontró.

Decepcionado, salió del local rendido dispuesto a llevarle la carta, tendría que dejar pasar ese descuento...

Al llegar al departamento del rubio, metió su mano en el bolsillo para sacar la carta, pero grande fué su sorpresa al ver que no había nada.

- ¡Me lleva la-! - maldijo en sus adentros, y realmente molesto, regresó a su departamento.

Ese no había sido su día.

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Dentro de un local, un señor se encontraba barriendo toda la basura que había dejado la gente luego de haber comprado los tomates en descuento.

Cuando encontró, entre toda la pila de basura un sobre blanco, supuso que se le habrá caído a uno de los compradores.

La curiosidad lo invadía, así que abrió con cuidado el sobre para no dañarlo y comenzar a leerlo.

"Nunca entendí el porqué siempre llevas esa sonrisa, tal vez los demás no la vean como lo hago yo, y la vean como algo bueno, como si no te importara de verdad lo que los demás digan sobre tí.
Pero, ¿Solamente soy yo quién lo nota? ¿Solamente soy yo quién nota que esa sonrisa que pones a diario es falsa?
Cada vez que te veo pasar cerca mío, me enojo bastante el ver esa sonrisa en tu cara, ¿Sabes lo que me tengo que contener para no ir a gritarte sobre eso?"

Grande fué la sorpresa del vendedor al terminar de leer el contenido de esa carta.

- ¡Cariño! ¡Ya está la cena! - Se escuchó del otro lado del local, la voz del esposo del vendedor.

- ¡Ya voy! - el mayor dobló la carta y la guardó en su mandil para dirigirse con su esposo y comenzar una linda cena.

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No es por nada, pero amé escribir este capítulo xdd
¿A ustedes que les pareció?