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—¡Juro que yo no quise hacerlo! ¡E-ella me obligó!— Flug cubría su rostro... más bien bolsa, de un posible golpe por parte de su jefe.
—¡Maldición, Flug! ¡¿Cómo se te ocurrió besar a esa perra?! ¡La reputación de la organización estará arruinada y todo por tus estúpidos sentimientos de mierda!— le gritaba el villano con algo más que ira en su ser, había visto a su lacayo besarse con una heroína, es decir, ¡Una maldita heroína! No podía permitir algo así.
—Si no es que ya lo estaba...— susurró para sí mismo.
—¿..Qué dijiste, pedazo de idiota?— volteó su cabeza lentamente hacia el científico.
—N-nada.. ya le dije que ella me obligó, nos tendió una trampa y caímos redondito.— decía Flug cada vez con un tono más triste.
—Por Satanás, Flug, ¡Eres la mano derecha y el científico del villano más poderoso del universo y caíste en la trampa de una estúpida mocosa color rosado!— Black Hat golpeó con sus puños el escritorio mientras se levantaba de su trono para gritarle a su mano derecha.
—Con todo respeto, señor, pero todo esto es culpa suya.— contestó Flug firmemente.
—¿Disculpa?
—Siendo usted el ser más poderoso del universo entero, me parece incoherente que no haya notado el estado de hipnosis en el que Ghoul se encontraba cuando vino a la mansión a requerir de nuestros servicios para derrotar a Miss Heed.
Black Hat quedó estático por unos segundos al darse cuenta que lo que decía su científico era cierto. Espera, ¿Le estaba dando la razón al inepto de Flug?
Es más que obvio que el Lord de la maldad tiene infinitos poderes y habilidades de las que ustedes y yo desconocemos, pero entre todas aquellas había una en especial, la cual le permitía percibir cuando un individuo se encontraba bajo cualquier tipo de control mental.
Flug tenía razón, Black Hat jamás notó la hipnosis de Ghoul cuando este entró a la mansión.
Y no por que no pudiera, no, claro que no.
Si no porque él suele bajar sus defensas al estar en su propio territorio, lo cual permitió que aquello pasara.
Pero, no por esto iba a admitir ante su científico que estaba en lo correcto, no, su orgullo no lo permitiría jamás.
Ni eso, ni otras cosas más que había estado ocultando hacia su lacayo.
—¡Claro que lo sabía, imbécil!— mintió. —Solo quería ver de lo que tú y el otro par de inservibles eran capaces de hacer ante una situación como esa.- se sentó de nuevo en su asiento. —Y como siempre, me han demostrado no ser nada más que una bola de mediocres ante escuincles como Heed. Muy decepcionante la verdad.— fingió restarle importancia al asunto.
Flug solamente se mantuvo parado con una mirada de desprecio total e impotencia; por más que quisiera, jamás podría insultar al imbécil de su jefe en su vida, a menos que quisiera morir de una forma completamente espantosa en la que sus órganos terminarían siendo la cena de Black Hat, y la sangre el vino.
—¿Qué tengo por empleados? Oh, cierto: a una niñata de 23 años completamente desquiciada mental locamente obsesionada por mí y que me acosa a diario y no estoy de humor para descuartizarla; a un estúpido oso azul lleno de amor con una maldita flor en la cabeza que se supondría que fuera un ser abominable con apariencia aterradora y capaz de matar a cualquiera que se le atravesara, pero fue un experimento fallido;— volteó hacia Flug, viendo cómo este sabía que faltaba él de ser nombrado. —Y a un inservible que estudió en mi Academia para Jóvenes Villanos con el propósito de convertirse en un científico de alto rango con doctorados y una maestría, pero terminó siendo un mediocre que se dejó influenciar por una mocosa con un beso. Decepcionante.—
Al terminar su "discurso", dió vuelta a su sillón para que apuntara al ventanal de su oficina, para luego decirle a Flug que se fuera.
El científico no sólo estaba enojado, estaba triste, con una gran impotencia e ira acumuladas de tantos años de desprecio.
—¿Sabe qué?— decidió hablar —Me largo de este maldito lugar de mierda, renuncio.
Si Flug antes consideraba no contestarle a su jefe para no provocarlo, eso ahora ya no le importaba. Tenía el suficiente dinero ahorrado como para largarse de la mansión, de Hat Island, e incluso para conseguir un nuevo lugar en dónde vivir, solo era cuestión de tiempo.
—Claro, como si fueras capaz.— le contestó Black Hat sin si quiera voltearlo a ver.
Flug no contestó nada, simplemente salió de la oficina de su jefe y sin que los demás se dieron cuenta, comenzó a empacar sus cosas para largarse de ahí.

A la mañana siguiente, el día había comenzado con un montón de pedidos por parte de clientes de BHO.
Black Hat tenía planes para todos los miembros de la mansión, es cierto que generalmente, no le sirven de nada y podría hacerlo todo él, pero, el verlos fracasar y a veces sufrir en sus intentos, lo complacía como si fuera música para sus odios.
Claro, sin dejar de lado el hecho de que le encantaba el sufrimiento ajeno.
Con sus poderes, hizo que todos los presentes en la mansión del sombrero aparecieran en su oficina, pero Flug no estaba ahí.
—Hola, cariño.— saludó Demencia con su típico tono pícaro hacia su jefe.
—Cierra la boca, inepta. ¿Dónde mierda está Flug?— contestó con la poca paciencia que tenía a diario.
Ante la pregunta, 5.0.5 soltó un gruñido de tristeza.
—¿El nerd?— preguntó la chica —Salió de la mansión anoche, es raro que se haya despedido de nosotros, hablaba como si fuera la última vez que lo fuéramos a ver.— terminó riendo como desquiciada.
Black Hat paró en seco.
¿Flug se había ido? Es decir, ¿De verdad?
Mierda.

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