XIII

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Atenea:

Nuestra situación es difícil, los humanos están en constante discusión y Hestia parece furiosa.

-Últimamente las cosas no están saliendo bien, Aura, no despiertas lo suficientemente temprano y sin ti Helios no pone el sol más temprano, dijo Hestia con su voz tranquila y dulce, pero en un tono más alto de lo normal, lo cual anunciaba enojo de parte de mi compañera, -Artemisa me estás escuchando?

- Ah si claro, tia, que decías?, dijo Artemisa con una sonrisa pícara

- Artemisa te quiero activa, Selene no puede encargarse de la luna hoy, así que lo harás tú.

- Eso deberías decirle a Selene, que se active, lleva 1 semana con su cuento de que se siente mal, si mañana no se presenta, los mortales tendrán doble día.

- Deberían tener más aprecio por los mortales, no cuidan sus emociones y eso los afecta.

- Lo tenemos, pero es difícil tener mucho aprecio por alguien que ya hace la vida difícil, dijo Ilitia con brazos cruzados.

- Llegó lo más hermoso de este cosmos, dijo Afrodita

Y lo más usado también, dijo Eris recibiendo inmediatamente la mirada asesina de Afrodita, pero a juzgar por su expresión, no le importa.

- Eres una perra Eris.

- Basta las dos, ahora, dijo Hestia alterándose.

- Disculpame tía, me retiro, dije dirigiéndome a Hestia e ignorando que Eris y Afrodita estaban apunto de acabar una con la otra.

- Atenea, muchacha espera, dije y me detuve para dirigir mi atención a mi tía.

- Que te sucede chica?, te veo inquieta e preocupada,¿que te tiene así?

- Nada tia, solo es el trabajo, pero estaré más activa, lo prometo.

Ella asintió y salí apresuradamente.

Por los dioses tengo que controlarme, soy Atenea, la diosa de la sabiduría, una Olímpica y sobre todo una DVE, si una DVE que se besó con Apolo, uno de los dioses más mujeriegos, no soy una niña inmadura que cae ante los encantos de cualquier dios, y mas sabiendo lo que busca, lucrarse de que estuvo con una diosa virgen.

Cefiro:

Un tipo alto de cabello castaño entró a mi habitación con la excusa de que era mi hermano, todo es tan raro, un joven muy bella afirma ser mi esposa, pero almenos ya se mi nombre, uno muy raro por cierto.

-Cefiro hermano, mírame, eres un dios, el viento del oeste, la chica que viste es tu esposa Iris, y yo soy tu hermano Boreas, el viento del norte, ¿vas entendiendo?, -Irás a casa, con tu esposa, ella te cuidara, llámame si necesitas algo hermano, confía en mi.

El tipo desapareció y raro después vino a buscarme la chica que decía ser mi esposa y me llevo a una hermosa casa muy grande, donde me visitaron un hombre que parecía un gigante, de cabello rojo y un chico delgado y alto llamado Hermès, también vino otro llamado Dionisio que se vio muy aliviado al verme, finalmente anocheció y Iris me trajo una sopa que olía muy bien y así mismo sabía, me trajo agua y la dejo en la mesita de noche, cuando se dirigía a la puerta me armé de valor y pregunté.

-¿Que me sucedió?, ¿Porque no te recuerdo?

Su expresión cambió a una de miedo, pero rápidamente volvió a cambiarla y me sonrió, era bellísima.

- Discutimos por algo estupido, fue mi culpa, dijo ella al borde de las lágrimas, cuando la primera lágrima se hizo visible ma levante de la cama y me acerqué a ella.

- Sea lo que sea por lo que hayamos discutido, no debes llorar, solo no entiendo cómo por una discusión no puedo recordarte

- Caiste en el Alcohol y las drogas y un día al desmayarte, te golpeaste la cabeza.

- Eso fue solo mi culpa, tú no debes llorar por eso.

- ¿Donde dormirás?

- En la habitación de al lado, quédate aquí y descansa, nesesitas reponer fuerza, si nesesitas algo sabes dónde encontrarme.

-Gracias, dije tapándome con la sábana.

- Cefiro, dijo ella cuando ya iba a apagar la luz

- ¿Si?

- Te quiero, dijo ella asustada seguramente ante el rechazo y su posibilidad, le sonreí y ella se fue.

Apolo:

Viernes por fin, me llamo Iris para avisarme que Cefiro había despertado, y pues cómo estaba libre me dirigí donde sabía que encontraría a mi princesa, ya que todos los viernes estaba aquí.

La encontré sentada sobre una roca

- Hola princesa, dije evitando abrazarla para no incomodarla.

-Hola Apolo, dijo secamente sin mirarme, que le hice ahora ya por fin había logrado que ella me mirara almenos y ahora ni lo hace

- ¿Que hice?

- Apolo ya no podemos vernos.

-¿Porque?

- Yo no te amo y nunca te he amado y lo sabes, ya no puedes acercarte a mi, sabes que solo quieres mi virginidad.

- ¿Que dices?, dije sintiendo la furia crecer, -Como eres capaz de decir eso, sabes cuánto te he esperado Atenea, crees que solo quiero quitarte la virginidad de la manera más cruel para lucrarme, ¡¿DE VERDAD CREES ESO DE MI?!, dije sujetando sus hombros

- Apolo yo.., dijo con voz asustada, no puedo irme con cualquier dios solo porque me trata bien, no soy una niña estupida con la que puedes jugar, dijo y con estas palabras termino de matarme.

- Te he esperado con paciencia Atenea, yo Apolo dios del sol soy cualquier dios, ¿me consideras cualquier mierda de Dios?, Atenea yo no busco quitarte la virginidad, solo quiero estar contigo, si quieres seguir siendo virgen yo me quedaría contigo, te respetaría Atenea, no lo puedo creer, no puedo creer que pienses así de mi, la solté de los hombros y desaparecí apareciendo en mi hogar, me senté en la cama y tomé un vino y encendí la televisión, las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos y ni me moleste en limpiarlas.

- ¡MALDITA MIERDA!, yo soy Apolo el dios del sol y no entiendo porque mierda me va tan mal en el amor, porque siempre termino humillado, ¡SOY UNA MIERDA!

No doy para nada, porque ella hiba a quererme, soy una mierda de dios, nunca he sido suficiente, no puedo darle lo que ella quiere.

Tire mi botella a la pared con fuerza, porque jodida mierda no soy suficiente para nadie.

La vida de Zeus y Hera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora