2

123 8 2
                                    

• • • • • •

6:30 p.m.

Ya todos estaban dentro del micro charlando con sus amigos, impacientes por empezar el viaje.

- ¿Qué hace la rubia acá? ¿no dijiste que se iba a Italia?- Le preguntó Bautista a Corcho cuando vio a Luisana sentada unos lugares más adelante.

- No me digas que no se enteraron del quilombo- Martina, una chica que escuchaba la conversación, enseguida se dio vuelta y les contó el chisme.

- Ah... a demás de linda es mala, lo tiene todo.- Suspiró Corcho, maravillado.

- ¡Chofer! ya estamos todos ¿Que pasa que no nos vamos?- Preguntó Felipe, impaciente.

- ¡Falta uno!- Respondió el chófer desde su lugar.

- ¿Quién?- Volvió a preguntar el morocho, cansado de esperar.

- Que raro la acomodada...-Murmuró Luisana, sentada a un lado de Georgina, cuando la última persona subió al micro.

- ¿Que hace esta tarada acá?- Le murmuró Lucía a Camila, y la última se encogió de hombros.

- ¡Ya podemos salir, chófer!- Gritó Olivia, una vez que se había sentado.

El viaje fue tranquilo, al principio todos charlaban, pero luego algunos se fueron quedando dormidos, a tal punto en que solo muy pocos estaban despiertos. Más específicamente cuatro personas;
Luisana, Felipe, Camila y Bautista.

Felipe y Bautista estaban sólo un asiento de distancia, por lo que el rubio se había dado vuelta y estaban charlando en voz baja. Por otro lado, Camila y Luisana se encontraban en puntas diferentes del micro, y a demás, ni siquiera se conocían, así que cada una estaba en su mundo.

Llegaron a destino cerca de las 10:30 p.m, bajaron sus bolsos y cenaron, luego repartieron habitaciones y se fueron a dormir.

• • • • • •

Al día siguiente...
En el almuerzo

La mayoría todavía se encontraba almorzando, o en la playa del hotel.
Mauro, el coordinador, les había avisado que la tarde seria libre (o sea, que podían hacer lo que quisieran siempre y cuando sea dentro del hotel) y en la noche habría una fiesta. Obviamente, la mayoría estaban mucho más emocionados por la fiesta, y ya estaban buscando la forma de pasar alcohol sin que los encargados se dieran cuenta.

• • • • • • •

Camila y Lucía se encontraban recostadas tomando sol en la playa, mientras los demás se metían al mar o jugaban diferentes juegos.

- ¿Tenes idea de dónde se metió Olivia? No estaba en la habitación cuando despertamos y tampoco bajo a almorzar.- Le preguntó la morocha a su nueva amiga, un poco preocupada por su compañera.

- No te preocupes, a esa es mejor perderla que encontrarla.- Dijo la rubia y las dos rieron.

- No seas m...- Camila iba a contestar, pero una pelota la golpeó en la cabeza

- ¡Perdón! ¿Estás bien?- Felipe se acercó corriendo hasta donde estaban las amigas

- Si, está todo bien.- Respondió ella, tocándose el lugar dónde la había golpeado.

- ¿Segura? ¿No querés que te acompañe a la enfermería?- Volvió a preguntar él, pero ella negó avergonzada. Ahora el chico que le gusta la recordaría por la chica a la que golpeó con una pelota.

Un atardecer más Donde viven las historias. Descúbrelo ahora