Una discusión

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Por primera vez desperté de aquel paraíso en el que una vez creí estar...

Habíamos terminado de hacer el amor unos minutos atrás, yo yacía acostada en su pecho, podía oír detenidamente los latidos de su corazón, se sentía tan bien estar así.

–Mañana debo ir de viaje nuevamente. –dijo y toda esa emoción que sentía hacía unos segundos se esfumó.

En un mes ya había estado ausente casi tres semanas y se había perdido nuestra cena de aniversario por nuestro tercer mes juntos, había planeado hacerlo el fin de semana que según él tenía libre pero resultaba que nuevamente debía viajar.

–¿En serio debes ir otra vez? –pregunté luego se soltar un suspiro con decepción.

–Sí, ¿debo recordarte que trabajo para poder pagar la renta de este apartamento más todas las cosas que tenemos?

Su tono de voz podría decirse que caía entre la categoría de fastidio y enojo y yo me desconcerté, no entendía por qué debía ser tan pasivo agresivo.

–Pues nunca te he obligado a que pagues mis cuentas, o que pagues la renta del apartamento tú solo, te recuerdo que también trabajo y me he ofrecido ayudar pero tú no me dejas hacerlo.

Él sutilmente me quitó de su pecho y se levantó de la cama.

–No tienes por qué hacerlo, yo soy el hombre en la relación y debo ser el soporte aquí, no tú. –dijo mientras se colocaba sus jeans.

Oh, no.

–¿Es en serio? No puedo creer que tengas ese pensamiento tan machista, ambos podemos colaborar aquí, la relación es de ambos, el apartamento es de ambos, no me molesta tener responsabilidad con ello.

–No quiero que tengas responsabilidades, quiero ser él que te dé todo, ¿es muy díficil de entender?

No lo podía creer.

–¿Entonces por qué la necesidad de echarme en cara que trabajas para pagar por las cuentas?

–Porque no lo entiendes, maldición, crees que todos los días debo estar al pendiente de ti, no concilias la idea de estar separados sin pensar que voy a abandonarte.

Con la sabana cubriendo mi cuerpo desnudo me levanté de la cama, me sentía molesta por lo que decía, ¿cómo podía insinuar que desconfiara de él de esa manera?

–Escúchame, no digas que desconfío de ti, jamás he hecho tal cosa, pero no me gusta la idea de sentir que estoy sola en una relación que se supone es de dos, últimamente viajas mucho y llego del trabajo y el apartamento se siente solo, me gustaría que estuvieras aquí para llenar ese vacío cada vez que dejas cuando te vas.

Las lágrimas salieron lentamente desde mis ojos, quizás estaba apegándome demasiado a él, quizás ese era un pequeño error de mi parte, quizás debía acostumbrarme a que muchas veces él no iba a estar presente por motivos de su trabajo, quizás la vida de pareja no era lo mismo que cuando se está en el noviazgo.

Él se acercó a mí y levantó mi barbilla, secó mis lágrimas, besó mis mejillas.

Su toque me calmaba, él lo sabía, y definitivamente sabía cómo utilizarlo en mi contra.

–Disculpa, no quise ser malo contigo, solo que estoy algo estresado por el trabajo, y los viajes tampoco son de mi agrado pero debes comprender que es lo que hago para que ambos vivamos bien, prometo estar aquí para el fin de semana y cenaremos por nuestro aniversario, ¿de acuerdo?

Yo asentí, sabía que él me quería.

All Too WellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora