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—¿Desde cuándo te gustan los hombres?—volvió a preguntar Heeji

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—¿Desde cuándo te gustan los hombres?—volvió a preguntar Heeji.—Tú... ¿te casaste conmigo para cubrir tu sexualidad ante tu familia?

Yoongi solo se limitó a negar, ni siquiera sabía si realmente le gustaban los hombres. No los encontraba atractivos y mucho menos los deseaba, siempre había sido así, hasta antes de conocer a Jungkook. Por algún extraño motivo ese hombre le hacía sentir cosas que él no era capaz de explicar.

Jungkook lo había cambiado por completo, su gusto por las curvas finas y facciones delicadas había desaparecido junto a su buen gusto por un par de senos bien formados. Ahora solo lo deseaba a él, algo que le preocupaba, lo suyo no era algo estable, era solo sexo bajo un contrato que podía terminarse en ese instante o mañana. 

Soltando un profundo suspiro se sentó frente a su esposa.

—No, no me casé contigo para cubrir mi sexualidad, ni siquiera me gustan los hombres.—respondió mirándola a los ojos.—Es complicado.

La azabache frunció su entrecejo al no comprender las palabras de su esposo.

—Pero yo te vi besándote con un hombre, es imposible que no te gusten...

—Lo sé, a lo que me refiero es que no me gustan los hombres a excepción de él... Es complicado, parece que no deseo a nadie aparte de él... lo siento, Heeji.—dijo.—Me disculpo por hacerte pensar que eras tú la del problema, cuando el que esta fallando en este matrimonio soy yo.

Heeji negó levemente ante la palabras de Yoongi, le dolía perderlo porque le amaba, pero los sentimientos que vio en su esposo cuando le correspondía el beso a aquel hombre no eran ni comprados a los que Yoongi llegó asentir por ella. Lo mejor era marcharse aún cuando estaba a tiempo y su corazón aún no estaba destrozado del todo. Limpió las gruesas lágrimas que brotaban de sus ojos y se atrevió a preguntar algo que probablemente le lastimaría más.

—¿Le quieres?—preguntó con la voz entrecortada.

Min Yoongi no esperaba tal pregunta y menos porque el mismo no contaba una respuesta ante tal interrogante, se había preguntado infinidad de veces que era lo que sentía hacia su urólogo, Muchas veces se había dicho que solo era deseo sexual, pero luego se encontraba a sí mismo extrañándolo y deseando que los miércoles y fines de semana llegasen con rapidez para poder verlo y besarlo. En otras ocasiones se había dicho a sí mismo que lo sentía por Jungkook era probablemente cariño.

Desviando su mirada hasta el ventanal de su habitación se volvió a preguntar que era lo que sentía por Jungkook, pero como era de esperar no encontraba respuesta y se dijo a sí mismo que se encontraba confundido.

—No lo sé—respondió en voz alta.—Últimamente soy un nudo de pensamientos, sentimientos y emociones... o tal vez estoy siendo demasiado cobarde para aceptar las cosas.

Podía ser un cobarde al no aceptar sus sentimientos, pero no era un egoísta, no podía retener a Heeji solo por miedo a perder la estabilidad de una relación que tenía con ella, cuando sabía que cada miércoles por la noche y viernes correría al los brazos de Jungkook. Él no era ese tipo de hombres, sabía que la mujer frente a él merecía a alguien que amara más de lo que él alguna vez lo hizo, en lugar de quedarse en casa apantallando que era una mujer feliz a al lado de un hombre que la engañaba.

Se merecía todo menos eso, era por ello que no se había negado cuando Heeji le había pedido el divorcio. No sabía que sería de su extraña relación con Jungkook el día de mañana, pero fuese lo que fuese él debía enfrentarlo y dejar ir a la mujer que le hizo feliz tantos años.

 No sabía que sería de su extraña relación con Jungkook el día de mañana, pero fuese lo que fuese él debía enfrentarlo y dejar ir a la mujer que le hizo feliz tantos años

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Tras lo ocurrido la noche del domingo, Min Yoongi no había podido concentrarse demasiado en su trabajo y mucho había tenido ánimos de hablar con Jungkook. Solo fue capaz de enviarle un corto mensaje donde le decía que probablemente estaría demasiado ocupado toda la semana y que se verían hasta el viernes por la noche. Había escogido ese día para darse la oportunidad de verlo porque creía que ya tendría su mente clara con respecto a todo lo que estaba pasando, pero ya era miércoles y eso tenía nada resuelto. Su mente seguía siendo un lío por completo.

Dejando los informes sobre su escritorio, se dejó caer en peso contra el respaldo de su silla. Necesitaba pensar las cosas con calma y estaba claro que con el ajetreo de la oficina no lo lograría; fue por ello que le avisó a su secretaria que cancelara cualquier reunión de ese día pues se tomaría la tarde libre. 

Sin un rumbo fijo abandonó las instalaciones de la empresa. Yoongi condujo por varias horas por las calles de Busan. Conducir sin rumbo le ayudó a despejar su mente y darse cuenta de sus sentimientos y lo cobarde que había sido al no decirlos en voz alta. Ahora que conocía sus emociones debía tener el valor de decirlas en voz alta una vez fuese el momento correcto. Y esperaba que el viernes por la noche fuese el momento correcto para decirlos.

 Y esperaba que el viernes por la noche fuese el momento correcto para decirlos

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