1.- El encuentro

290 30 0
                                    




No había tiempo que perder, parecía que el día transcurría con normalidad hasta que te diste cuenta de que ya no te encontrabas en tu lugar asiduo de entrenamiento. Tú y Clara pasaban algunos momentos trabajando en algunas cosas que aun te daban problemas y de pronto ¡bam! Las dos ya estaban en otra época y corrían a gran velocidad justo al lado de unas larguísimas vías.

Era obvio que algo había sucedido no muy lejos del punto donde se encontraban, una fuerte vibración estremeció el suelo y el hierro de las vías resonó con fuerza. Apresuraste el paso y con los primeros rayos del sol de la mañana pudiste vislumbrar el causante del estruendo. Justo frente a ustedes dos, estaba un ferrocarril con todos sus vagones violentamente fuera de sus guías y casi al principio de la locomotora, observaste 4 figuras apenas siendo besadas por el amanecer.

A pesar de lo desolador de la escena, parecía no haber heridos de gravedad por lo que tu misión seguía siendo la misma; darle caza al responsable de aquel incidente. En un abrir y cerrar de ojos llegaron al final del tren, entre fuertes sollozos te diste cuenta de que el número de casualidades del accidente había ascendido solo a uno. Un hombre con cabello rubio, bañado en sangre, inmóvil y sentado de rodillas se encontraba en el centro de un grupo de 3 jóvenes que no podían parar de llorar.

La escena era muy clara, a juzgar por las heridas de los otros, el hombre que ahora yacía sin vida, lo había arriesgado todo por ellos y el resto de los pasajeros del tren. Ese acto de valentía despertó en ti un profundo sentimiento de admiración y sin dudarlo te detuviste en seco aterrizando con delicadeza y precisión justo en medio de toda la conmoción. Uno de los chicos, comenzó a proferir cosas que no entendías muy bien, tu sabias hablar japonés, pero la máscara de jabalí que traía puesta en la cabeza hacia que entenderle fuera más difícil, de todos los presentes, te pareció que él era el más peculiar.

"Tic tock", el tiempo seguía corriendo, necesitabas darte prisa o esto no resultaría.

-Disculpa... ¿Quién eres tú? - te preguntó entre sollozos el joven con cabellos rojizos, que tambien se veía mal herido.

-Estoy aquí para ayudarlos- fue lo primero que se te vino a la mente para tratar de ganar su confianza.

- Dime, ¿La persona que volcó el tren, fue el mismo que hizo esto? - le preguntaste mientras señalabas con la mirada a la víctima mortal de aquel combate. El joven asintió y se presentó, pero antes de que continuara lo interrumpiste.

-Kamado-kun, no tenemos mucho tiempo, ¿Podrías indicarme hacia donde se fue? - y aun entre sollozos, señaló un frondoso bosque que se encontraba frente a nosotros. Con tan solo una mirada, Clara lo entendió y proseguiste a decirle:

-Cuando lo alcances, retenlo lo más que te sea posible, te alcanzaré en cuanto termine aquí- Clara asintió y cual destello de luz desapareció creando una ligera brisa entre la copa de los árboles. Comenzaste a preocuparte acerca de lo que los muchachos podrían estar pensando así que intentaste crear conversación para que confiaran un poco más en ti.

-  Dime Kamado-kun, ¿Te encuentras bien? Esa herida parece ser algo serio-  le preguntaste mientras recostabas con delicadez al joven rubio sobre el suelo, bueno, no era rubio enteramente, un brillante tono de carmesí se asentaba en las puntas de su cabello, te pareció un color de cabello bastante singular.

- ¿Acaso, eres doctora? - te preguntó tímidamente otro chico rubio que cargaba una caja de madera en su espalda. La primera impresión que tuviste fue que existía una asombrosa similitud entre ese muchacho y un diente de león, temeroso, pero de un gran corazón.

- Podría decirse que si- respondiste mientras te sentabas en posición de flor de loto a un costado, pero de frente al joven al que habías cambiado de posición.

Hasta que nos volvamos a encontrar [Rengoku/Akaza/TomiokaxLectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora