1

1K 148 21
                                    

Hoseok llega a una nueva vida y a un mundo nuevo, representado en una universidad en Seúl.

Aquí es donde todo empieza. Y es donde en parte, mucho termina.

Cambia a sus viejos amigos, su vieja rutina, su vieja vida, por cosas nuevas.

Y está más asustado de lo que lo estuvo a los cinco años, la primera vez que fue a la escuela.

Puede que sea porque en ese entonces iba con su hermana mayor, su padre estaba en la escuela como maestro y su mamá lo esperaba en casa siempre, tenía muchos amigos y primos como compañeros.

Ahora no tiene nada de eso.

Sus padres están divorciados, su hermana, puede o no, odiarlo, pero ya casi no es un hermana para él, sus amigos ya no lo soportan.

Hoseok sabe que hay cosas que hizo mal, que tal vez él los hizo renunciar a su amistad, pero siempre pensó que los amigos quedarían a pesar de todo, pensó que aun lucharían por él. Pero no fue así.

Entonces ahora está aquí, miedoso, temblando, en una ciudad nueva donde no conoce a nadie y puede ser una nueva persona.

Siempre le gustó el concepto de empezar una nueva vida en un nuevo lugar. Es lo que quiere hacer, olvidar lo duro que fueron los años de su adolescencia y disfrutar de su juventud.

Las cosas no van como lo planea cuando lo primero que nota en una esquina, mientras busca su habitación, apenas al entrar al campus es una pelea de unos chicos.

Las peleas lo asustan. Los gritos y los golpes siempre lo hacen temblar y hasta llorar. Los gritos lo hacen querer gritar.

Quiere correr de ahí y olvidar lo que sus ojos ven, pero una vez que nota que hay 4 chicos contra uno solo, también desearía poder ayudar.

Es solo que no hay nada que pueda hacer. No puede golpear a nadie sin que lo manden a volar con un solo soplido. Es demasiado débil. Y ni siquiera puede gritar por ayuda porque no le sale la voz.

Entonces decide hacer lo que se ha acostumbrado en los últimos años, escapar.

Lo que no ves, no lo sientes. Si él deja de ver esto, se dejará de sentir mal por el chico. Es lo que hace siempre.

Pero sus piernas tampoco lo ayudan. Se quedan congeladas justo donde están.

Uno de ellos lo nota de repente. "Hey, mira a quién tenemos aquí, parece un nuevo juguete, chicos" llama la atención de los otros.

Los cuatro tipos lo miran entonces como unos salvajes perros miran a un inocente gatito. Un gatito podría correr ahora, trepar árboles, no se dejaría alcanzar.

Hoseok no es un gatito. Él será devorado por estos salvajes.

Entonces mira un poco más allá al chico que estaba siendo golpeado. Tiene sangre en el rostro, corriendo desde la nariz y algunos moretones más en sus pómulos.

A pesar de eso, Hoseok no puede dejar de notar su belleza.

Sus ojos marrones bajo pestañas gruesas hablan de inocencia perdida incluso si su forma es apenas como la de los niños, la línea de su mandíbula y su rostro cincelado habla de la buena genética de sus padres, es perfecto, casi diseñado a mano, su cuerpo cuenta cuanto le gusta el gimnasio y probablemente esa es su fuente de diversión, además de los tatuajes, muchos de ellos que dicen de la necesidad de imprimir historias en su piel, su pelo negro corre salvaje a los costados de su cara, sudando y sangrando y lo mira.

Mira a Hoseok y Hoseok se pierde en su mirada de manera increíble, teniendo en cuenta que hace mucho ni siquiera hace contacto visual con las personas, pero por alguna razón, no puede ignorar a este chico.

"¿Lo conoces, Jeon?" pregunta uno de los golpeadores.

"Parece que lo hace, se han estado mirando por momentos eternos" responde otro.

"Habla tú dulzura, ¿conoces a este?" uno de ellos se dirige a Hoseok ahora.

"N-No" murmura Hoseok con la cabeza gacha. No puede mirar a estas personas.

"Oh...tartamudea, ¿cuántos años tienes?" pregunta burlonamente otro.

"20" Responde Hoseok con la voz temblándole.

"¿20? ¿Estás seguro? Pareces de 16" se burla otro.

Hoseok quiere a su mamá. Excepto que ella nunca vendría por él. Entonces quiere a cualquiera que lo proteja y lo saque de aquí.

"¿Hace cuanto no teníamos carne tan fresca?" pregunta otro.

Hoseok trata de dar un paso atrás, uno al costado, trata de dar cualquier paso. No puede dar ninguno.

"Creo que desde Jungkookie" contesta otro.

"Ha pasado mucho, pero aquí está...nuestra nueva adquisición" murmura uno de ellos y se acerca más a Hoseok.

"¿Quieres jugar?" pregunta llevando su mano hasta una de sus mejillas.

Hoseok cierra los ojos y caen lágrimas.

"No lo toquen" murmura alguien. Hoseok siente que aun lo tocan.

"He dicho que no lo toquen" repite la voz, mucho más fuerte ahora, suena amenazante.

Hoseok tendría miedo de él si no tuviera miedo de lo que está pasando ya.

Deja de sentir el tacto sobre su rostro y escucha más golpes.

Entonces abre los ojos y nota que el chico pelea con los cuatro como una luchador profesional, golpes rápidos y duros, sabe donde lastimar y se nota que lastima mucho.

Hoseok siente como si esta fuera una persona muy distinta a la que peleaba hace momentos.

Porque a esa persona la estaban lastimando, pero este chico está lastimando, casi como si antes solo no hubiera querido defenderse incluso si podía hacerlo.

Los chicos empiezan a correr lejos de ellos, luciendo mucho peor de lo que su defensor está. Hoseok se encuentra detrás suyo, aun temblando y llorando.

El chico voltea hacia él. Puede perderse en su mirada de nuevo.

"¿Estás bien?" pregunta. Su voz es ronca, dura, suena peligroso, se ve peligroso.

Entonces Hoseok huye. Probablemente no debió hacerlo. Pero es cuando sus piernas decidieron responder.

***

Esta es la cosa mas asquerosamente cliché que he escrito y no estoy exagerando...en serio, lo es pero yo escribo cliché sin culpas porque es lo que le leo y lo que me gusta, solo lo digo como una forma justa para quienes esperan algo original y magnífico.

Luz en la oscuridad, JunghopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora