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Una semana pasó desde la cita entre el grupo de amigos y para Soobin algunas cosas seguían sin aparecer por su cabeza. Después de enterarse por Jungwon que se había bajado más de dos botellas de cerveza, sabiendo que él no tolera mucho el alcohol se sintió avergonzado.

Muy pocas veces se había emborrachado. Sólo dos para ser más específicos. La primera fue por comerse más de veinte chocolates con licor en él, patético. Pero eran muy buenos para dejarlos de comer según él.

Se había sentido como un tarado, ¿quién se emborracha en la primera cita? Sólo él. Aunque fuera más una salida con amigos, y no olvidemos cómo estuvo molestando Yeonjun a Soobin toda la semana por un incidente en el almuerzo cuando este le pregunto si había hecho o dicho algo extraño.

-¿En serio no te acuerdas?.- El mayor dejó de comer su sándwich para mirar al menor con ojos abiertos pero una sonrisa en los labios y con un pedazo de lechuga en la parte inferior.

-¿Hice algo malo? Ya sabes que lo siento y que no estaba en todos mis sentidos...

-Soo no hizo nada malo, sólo quería que este le diera algo...

Mientras el pobre menor se ahogaba con su sándwich que tenía forma de estrella, dato interesante que le gustaba su comida en figuras, Yeonjun no podía evitar soltar grandes carcajadas. Después de tomar jugo de su cajita Soobin lo miró con ojos enormes.

-¿Acaso yo...?.

-¿Tú?.

-Te hice eso...ya sabes.- la cara del menor era un completo tomate.

-Sé más específico, lindo, me pudiste haber hecho cualquier cosa en ese momento.

Yeonjun estaba teniendo demasiada diversión con la situación de Soobin. Jugar con la falta de memoria no iba a ser tan malo, ¿no? Trataba de no partirse de la risa en ese momento, pero cuando vio cómo Soobin le mostraba un movimiento donde su lengua golpeaba repetidamente con su cachete interior, no pudo soportarlo.

Desde ese momento, Yeonjun estuvo haciéndole esa misma acción obscena por toda la semana. Amaba molestar al menor con eso al ver cómo se ponía rojo hasta las orejas. Según él se veía completamente adorable, más de lo que ya era, obviamente. Igualmente le había dicho lo que realmente sucedió y Soobin odiaba el momento en que tomó de más y no recordaba el beso que le pidió. Le hubiera encantado repetirlo, pero no lo diría por vergüenza.

Porque sí, Soobin se sentía atraído hacia Yeonjun. Era un chico atractivo y no iba a negarlo. Al otro día, Jungwon lo despertó y le pidió explicaciones. ¿De qué? De por qué había "rechazado" a Yeonjun. Según él, había entendido que le atraía de una forma muy fuerte Yeonjun y no se equivocaba. Pero la única respuesta coherente que pudo decir fue "Su beso me dejo paralizado". Obviamente recibió un golpe con la almohada de parte de su Hyung.

Decía que había perdido la única oportunidad de poder decirle lo que de verdad sentía. Porque, de alguna manera, él también terminó completamente loco por el mayor desde esa vez que lo ayudó a coger sus flores favoritas, sus opiniones de "chico malo" habían cambiado completamente; y no hay que hablar de ese día que fueron a tomar un helado y lo acompañó a la librería.

Finalmente pudo entender que no todo es lo que parece, Yeonjun podía parecer un monstruo por afuera con su aura malévola, pero para Soobin en el interior veía un pollito pidiendo muchos mimos. ¿Y cómo no caer rendido ante tanta dulzura por parte de Yeonjun?

Así que ese mismo primer día de la semana decidió que era momento de finalmente declararse. Quería llevarle las flores con las que se pudieron conocer; lamentablemente, la primavera ya había pasado y no podía conseguir esas flores en esta época, así que temprano en la mañana se dirigió a una florería para comprar unas delicadas flores azules, sus segundas favoritas, para entregárselas al mayor en una pequeña bolsa. La nariz le crecería como a pinocho si decía que no estaba nervioso.

MINE || YEONBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora