Capítulo 3

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- ¿Qué quieres para navidad?- Cuestionó el agente, poniendo en el carrito las pantuflas de pollo para Kenji

- Matarte- Respondió igual de frío y seco

- Eso me parece obvio, pero me refiero a algo que no incluya mi muerte

Lo pensó por un buen rato y llegó a la conclusión de que nunca en su vida se había puesto a pensar en eso. Tal vez ni siquiera tenía un deseo de navidad como los demás.

Tal vez nunca pudo pensar en algo que no se sentía capaz de merecer.

- Ya deja de preguntar cosas complicadas, los dos sabemos que nada bueno sale de estas conversaciones- Amenazó con seriedad

- Yo sólo... creí que...- Finalmente suspiró, ya no seguiría intentando

Las compras fueron de mal a peor, si bien antes Atsushi hacía el intento de animar las cosas, después de esa advertencia por su parte su actitud se volvió distante.

Aún veía todo a su alrededor con ojos de emoción, pero ya no le dirigía la palabra para contarle sobre los regalos que pedían los niños.

¿De verdad le había afectado algo tan estúpido? Si, era patético, aunque de cierta manera la hacía sentir mal. Después de todo, ambos se encontraban en las mismas.

Dos niños cuya infancia fue arrebatada y nunca podrían recuperar, con una niñez rota y corrompida no era fácil acostumbrarse a las risas de felicidad que resonaban por el centro comercial.

A lo mejor por eso Atsushi insistía tanto en hablar sobre ello, porque lo veía como una especie de deshago para los dos.

Una sutil manera de decir "Cuenta conmigo, podemos hablar" una sonrisa y una mirada eran más que suficientes para hacerle ver que se estaba comportando como un idiota.

- Disculpa por lo de hace rato, no estoy acostumbrado a hablar de mis problemas...- Habló por fin, ofreciendo la estrella de navidad

Lo pensó por un momento y acercó su mano lentamente para tomar el adorno, casi temblando por la sorpresa de haber escuchado al perro de la Port Mafia pedir perdón.

No sabia como reaccionar a eso, y aquello comenzaba a implantar un sentimiento de decepción en el mafioso, quien esperaba una mejor respuesta.

- ¿Tienes hambre? Acabo de ver una repostería y olía delicioso

Bien, no fue lo que esperaba pero lo hizo sentir más tranquilo. Esa actitud tan animada había regresado, trayendo consigo bromas, risas y amenazas de muerte, obviamente.

Ya habían comprado todo lo necesario, dejando los regalos con los encargados de las envolturas. Chuuya y Dazai.

- ¡Te estoy diciendo que es mejor el rojo maldito imbécil!- Recriminó luego de presenciar sus nulas habilidades para las manualidades

- ¡Yo digo que el verde resalta!- Discutió a su parecer, pues el color combinaba con los manteles de las mesas

- ¡Te recuerdo que ya tenemos un árbol verde, puta madre!

Si, ellos dos no siempre estaban hechos para trabajar juntos. El resto de los empleados sólo hacia sus cosas con tranquilidad, ninguno quería acabar envuelto de cinta y moños.

Un enorme árbol se mostraba brillante en medio del salón, lleno de luces y colores que le daban vida al lugar por completo. Aunque quería quedarse un rato más, otra situación era la que sucedía a lo lejos.

¿Cómo haría para entregarles los gorros y cuernitos a los invitados? No podía llegar como si nada a pesar de ser el encargado de la fiesta.

¿Colocarlos debajo de las sillas sería buena idea? ¿Acabarían en una discusión o por primera vez harían un esfuerzo por llevarse bien? Lo estaba pensando demasiado, olvidando que el problema no era solo suyo.

- En la mesa y a la vista de todos- Recomendó el mafioso - Si no quieren usarlos que se jodan, ya cumplimos con organizar todo

- ¿Pero quién usará gorro y quien los cuernitos?- Preguntó una vez más, suspirando por ser tan inútil con respecto a decidirse

- Da igual, si quieren cambiarlos pueden hacerlo- Contestó abriendo la caja - De todas formas creo que tenemos de sobra

Con el paso de las horas los invitados comenzaban a llegar, ni pusieron un pie en el lugar y ya habían corrido a ver las decoraciones.

Realmente esperaban que la fiesta fuera de su agrado, pues fue tanto su empeño que habían logrado lo imposible, llevarse bien. Fue por un mísero minuto, pero valió cada segundo.

- Tengo que felicitarlos, ni yo habría logrado tanto en tan poco tiempo- Mencionó Mori emocionado

- Esta vez estoy de su lado, haremos lo posible para que el lugar dure intacto por unas horas- Apoyó Fukuzawa con una sonrisa casi invisible

Se sintieron orgullosos de si mismos, llevarse bien nunca fue una opción pero les gustaba romper las reglas.

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Mis niños nunca pudieron disfrutar una navidad normal, y eso me llegó al corazón ;-;

Así que los dejé ser felices, se lo merecen

¡Gracias por leer!🎉

Shin SouClaus // SSKKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora