Capítulo 2: encuentros

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La última práctica de laboratorio por fin llegó a su fin, para el alivio de Midori, y tanto ella como sus compañeros salieron a toda velocidad del aula. Por fin podía volver a casa, ponerse el pijama, y hundirse en el sofá envuelta en una cálida manta. No había nada que deseara más en ese momento. Sin embargo, no iba a ser tan fácil llevarlo a cabo, pues cuando la estudiante llegó a la entrada del edificio, se dio cuenta de que estaba diluviando. Por suerte, esta mañana se había acordado de coger un paraguas...o no. Midori se insultó a sí misma de todas las maneras posibles cuando se dio cuenta de que se había dejado su precioso paraguas rosita en el paragüero de la entrada de su apartamento. Tampoco llevaba capucha y su ropa era completamente permeable, y aunque no le importaría mojarse si lloviera solo un poco, tenía muy claro que no se quería calar, y el camino hasta la parada de autobús era de 15 minutos.

No estaba dispuesta a volver a casa hecha una esponja, porque tanto su portátil nuevo como su salud lo iban a sufrir. Después de darle un par de vueltas, Midori cayó en que la mejor opción era esperar hasta que la tormenta amainara un poco. Miró a su alrededor, para ver si algún otro compañero suyo estaba en la misma situación, pero todo el mundo parecía haber traído un paraguas. Si es que tonta tenías que ser, Midori, pensó para sí, mientras esperaba sola en las escaleras de la fachada de la facultad de Ciencias Químicas.

La lluvia no cesaba, y hacía bastante rato que había anochecido. A la chica le parecían muy deprimentes los horarios de invierno, porque aunque entraba a la universidad de día, salía casi siempre de noche. Unos quince minutos después, vio que la puerta principal se abría, y por ella salió un chico alto y con el cabello negro y ondulado. Abrió su mochila y sacó un paraguas negro, pero antes de que bajara las escaleras hacia la calle, Midori lo interceptó.

-¡Espera!- corrió hasta ponerse delante del chico- ¿Vas hacia la parada del bus 41?

El joven la miró muy serio y con el ceño fruncido, pero ella no pudo descifrar más su expresión, pues una mascarilla blanca ocultaba el resto de su cara. Parecía que la iba a apartar de su camino y seguir caminando, pero el chico cedió ante la mirada de súplica de Midori.

-Eh... sí...¿Por qué preguntas?

La joven suspiró aliviada, y le pidió si podía ir con él hacia la estación, pues no había traído paraguas y estaba lejos. Él accedió, y juntos emprendieron la marcha hacia la parada. No parecía que el chico fuera a decir mucho en todo el camino, así que Midori se vio obligada a establecer una conversación ligera, con el fin de hacer la situación un poco menos incómoda. Se le vinieron a la mente esas típicas escenas de mangas Shoujo donde la pareja principal tiene que compartir un paraguas y la tensión se puede palpar en el aire, y sacudió la cabeza, apartando cualquier idea rara de su mente.

-Bueno... ¿y tú como te llamas?- Midori esperaba sinceramente que el chico quisiera cooperar un poco y hablar, porque no tenía ni la más mínima intención de hacer todo más incómodo todavía.

-Sakusa Kiyoomi- fue la única respuesta de él. No le preguntó a Midori por su nombre ni nada, y su tono no era del todo amigable. No es que fuera borde, solo que sonaba... aburrido.

La chica se quedó pensativa durante un segundo, porque juraría que había oído ese nombre antes en alguna parte. Después de devanarse los sesos por un momento, cayó en que ese chico estaba en un equipo contra el que habían jugado sus amigos en la preparatoria, y que además creía haber visto a Atsumu hablar con él por chat más de una vez.

-¿Sakusa Kiyoomi de Itachiyama?- él giró la cabeza con expresión de sorpresa, y asintió con la cabeza- Entonces, ¿puede ser que conozcas a Miya Atsumu de Inarizaki?

El chasquido que hizo Sakusa con la lengua y la forma en la que dirigió su mirada instantáneamente hacia el suelo fue bastante revelador para Midori.

- Ese idiota... Sí, le conozco. ¿Pero por qué me dices esto?

-Nada, nada, es que cuando me has dicho tu nombre me ha sonado, y es que ya te había visto antes- Sakusa la volvió a mirar, pero esta vez con el ceño fruncido-. Atsumu es mi amigo, y en la preparatoria le iba a ver a los partidos, así que hemos coincidido más de una vez. Además, me ha parecido oírle hablar de ti algún día.

El joven no dijo nada, simplemente asintió con la cabeza otra vez y dirigió la mirada al suelo de nuevo. Midori le comentó que su amigo iba a venir a Tokio dentro de poco para un campamento de entrenamiento, a lo que Sakusa le respondió de una manera algo desconcertante.

-No. Me. Jodas- la chica se esperaba que Sakusa se iba a alegrar un poco más, pero no parecía ser el caso- . Y el cabrón ha tenido los huevos de no decirme nada. Ya hablaré yo con él.

A Midori no le acababa de quedar claro si aquellos dos se llevaban bien o mal, pues Sakusa no era muy expresivo que se diga, y sus reacciones eran un tanto extrañas. Durante el resto del camino mantuvieron una conversación trivial, y Midori se enteró de que Sakusa estaba estudiando Ingeniería Química y que jugaba en el equipo de voleibol de la universidad. Antes de que se diera cuenta, ya estaban en la parada del autobús, y cuando ella se fue a poner debajo de la marquesina, el chico no la siguió y se quedó detrás.

-¿No vienes?- preguntó Midori, a lo que el chico negó con la cabeza.

-No cojo el bus para ir a casa, hay demasiados gérmenes, voy andando.

-Pero...¿no me habías dicho que venías a la parada?- la chica estaba un poco desconcertada, ¿por qué le había mentido Sakusa?

El jugador de voleibol se limitó a encogerse de hombros y se fue camino a su casa, dejando a Midori esperando al bus, seca pero confusa.

¿Volvemos a la fiesta? || 2a parte de "Solo vine a la fiesta por..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora