Capítulo 2

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7 de la mañana; arrugó mis ojos al escuchar una melodía que proviene de mi teléfono móvil, es la alarma. Gruño antes de estirarme y posponerla, me dispongo a volverme a dormir cuando mi madre me chilla:

-Chloeee arriba que llegarás tarde!!

-Estoy despierta —susurre pegando mi cara a la almohada, mis ojos se iban cerrando lentamente cuando mi madre volvió a aparecer, gruñí derrotada antes de levantarme —

7 y media de la mañana, miro en el armario algo para ponerme pero nada me convence. Acabo escogiendo un pantalón negro y un top color marrón, me visto tranquilamente, todo va de maravilla hasta que llega la hora de peinarme. Es ahí cuando veo mi cuerpo, no me gusta nada como me queda el look. Llevo mis manos a mi cuerpo y mientras lo toco, me entran ganas de llorar, noto el picor en los ojos. No podía salir así del baño así que mire la luz fijamente y suspire antes de salir.Mi madre se despide de mí y yo la contesto mal debido a mi mal humor debido a la inseguridad que me causa mi cuerpo. Mi cuerpo no es ni gordo ni delgado, es normal, pero tras todo lo que he sufrido a lo largo de mi vida creo que jamás lo querré, bueno rectifico, creo que jamas me querré.

Llego al instituto y escondo mis emociones grises y me convierto en la chica simpática y graciosa. Entró por la puerta deseando que mis amigas me cuenten algo con lo cual despejar mi mente, uno de mis temas favoritos son los cotilleos, me encanta saber sobre; peleas, romances frustrados o cualquier cosa que no tenga que ver conmigo. Miro a la nada mientras de fondo escucho a mi profesor de ciencias hablar sobre personas que vivieron separadas de la humanidad por la ciencia el lo dice en modo de drama y yo les envidio por tener ilusión por algo, aunque sea por la ciencia. Las primeras horas pasan y yo establezco conversaciones con casi todo el mundo hasta que suena el timbre, hora del patio, genial. Salgo de clase con una chica nueva que ha venido este año y con la cual he conectado muchísimo, en el pasillo nos encontramos que nos esperan es la otra chica nueva de la clase de al lado. Las tres nos vamos a nuestra cafetería de confianza a desayunar, los primeros meses de instituto yo no comía nada debido a que pensaba que si no comía me adelgazaba, pero estaba equivocada. Todo iba bien, hablábamos de mi y de un chico de clase, según ellas nos gustamos pero yo dudo poderle gustar a alguien. De golpe hablan de la depresión, empiezan a explicar cosas o hechos que les han pasado a personas que conocen con depresión y ahí mis nervios se activan. Coincido en muchas cosas, puede que por eso lleve tiempo sintiéndome así....
Mientras yo pienso en mi misma ellas avisan que tenemos que volver ya al instituto, me paso toda la clase pensando en si yo tenía depresión o era otra cosa. Después de unas risas con mi amigo, me olvido de todo, es raro lo que siento por el, no sé si me gusta de verdad o es que como mis amigas me han dicho que le gusto, solo quiero gustarle a alguien, la verdad es que no lo sé y espero algún día aclarar mis dudas.

2 y media;

Salgo del instituto y voy camino a mi casa con los AirPods puestos, música sonando en mis oídos como si solo existiera eso y todo mi alrededor no estuviera. Llego a mi casa y mi abuela me abre la puerta, comemos mientras hablamos sobre la familia y sobre ella. Sobre las cuatro vuelve mi madre de trabajar y lleva a mi abuela a su casa. Al volver yo estoy estudiando y ella acabando el trabajo, veo como no está de buen humor. Me pongo en el sofá a leer un libro que estoy a punto de acabar cuando mi móvil se ilumina, es mi padre que me ha enviado un mensaje.

—Quien es? —Pregunta mi madre al ver como miro el móvil —

—Mi padre — respondo con indiferencia, veo cómo ella cambia su gesto en la cara —

—Contéstale, no? — Me contesta tajante — Es porque estoy yo, no? —Dijo cabreada—

—Que? —Respondo sin entender el porqué de su enfado—

—Nada haz lo que quieras —me contesta y continúa trabajando, me meto en WhatsApp y entro en el chat de mi padre —

—Dice que si voy el domingo a casa de mis abuelos que es el cumpleaños de mi abuela —la digo, ella suspira y suelta una risa —

—Irás? —Dice mirándome —

—No —digo convencida —

—Hombre solo faltaría que fueras después de como te han tratado y que solo te llamen para cumpleaños y fiestas. Que poca vergüenza tienen —comenta enfadada—

—Mamá que me dan igual —digo cansada del tema—

—Pues no tendría Chloe! —Responde ella levantando la voz — Te han tratado súper mal durante años!! Te llaman cuando quieren y aún así no les dices nada!! En cambio yo hago lo más mínimo mal y me lo dices!! —Me responde cabreada—

—Y eso a que viene? —Yo también levanto la voz —

—A que si eso lo hiciéramos yo o a la yaya otro gallo cantaría!! Y no te das cuenta pero no piensas en lo que yo pueda sentir!! Eres muy egoísta en ese sentido! —Yo noto como mis ojos pican y mi corazón se presiona, me levantó del sofá y abro la puerta del comedor para dirigirme a mi habitación pero antes de irme mi madre me llama — ¿No vas a decir nada? —Me dice cruzada de brazos—

—No —susurro con un hilo de voz y me encierro en mi habitación, siento como las lágrimas caen por mis ojos pero yo las saco rápidamente. ¿Porque siempre siento que todo lo hago mal? ¿Porque no puedo acabar ni un día feliz? Abro los ojos y veo los cascos, los cojo sin pensar y me los pongo. Después de una buena dosis de música estoy mejor. Salgo y veo a mi madre, me siento otra vez como si no hubiera pasado nada, como hago siempre —

—Cariño has llorado? —Me dice preocupada —

—No —digo intentando sonreír— Es que he estado estornudando.

—Aaa pues habrá que mirar eso no vaya a ser una alergia o algo. Voy a preparar la cena —me dice y se va, cuando me quiero dar cuenta estoy en la cama metida, otro día más ha pasado y esa maldita sensación no se ha ido —

El giro de la vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora