Efectos secundarios

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CAMILA

Muy bien, había arruinado muchas cosas, pero esta sin duda, se llevaba el premio gordo. Había sido una completa idiota al haberme expresado de aquella manera de un niño que totalmente no tenía la culpa de nada.

Mi abogada y una de mis mejores amigas, Sam, había sido tan amable de llegar a mi casa para poder explicarle la situación antes de actuar de cualquier manera.

Recuerdo que ese día Lauren había pensado que quién había llegado era servicios infantiles, lo pensé, realmente lo hice pero ella tenía razón, la mayoría de esos lugares desgraciadamente eran una porquería.

Le mostré a Sam la carta que había en la mochila dónde una chica quien era aparentemente la tía del pequeño, explicaba que Noah merecía algo mejor que una madre adicta y con tendencias a estar con hombres abusivos, ella decía que Noah había sido producto de una noche de copas en uno de mis viajes de negocios, tenía la ligera sospecha de quién se trataba, sin embargo lo único que me preocupaba era saber si realmente era mío. La carta también decía que su madre no se había inmutado cuando la chica le hizo saber que llevaría a Noah a un lugar mejor.

Lauren no quería verme desde hace ya una semana, y yo estaba volviéndome loca, Noah lloraba por su ausencia y él realmente parecía despreciarme con todo su pequeño ser.

—Lo... - Susurró el pequeño cuando estábamos en mi oficina —Lo - Dijo más alto y fue cuando me percaté que Lauren estaba en la puerta sonriendo a Noah.

—Hey... - Se arrodilló hasta estar frente a él en el sofá —¿No me saludarás? - El pequeño no decía nada sólo veía la manta amarilla en su regazo —Quiero abrazarte, ¿Me dejas? - Asintió lentamente. Creo que alguien estaba resentido con Lauren. Cuando entraron en contacto Noah sonrió satisfecho y realmente sus ojos brillaron.

Ok, no podía creer que sentía algo de celos por ello. Lauren si lo abrazaba a él y a mí ni siquiera me había dirigido una mirada.

—Hola, Camila - Sonrió débilmente —Me preguntaba si este pequeño niño guapo y tú querrían salir a comer conmigo...

Pude haberme reído a boca abierta pues Noah y yo asentimos al mismo tiempo mirando a la ojiverde, bobamente.

Me pregunto quién podría dejar más saliva en el suelo, ¿Noah o yo?

—Puedo regresar cuando estén libres...

—¡Ya lo estamos!

Me puse de pie rápidamente mientras tomaba la pequeña bolsa que había preparado para Noah con pañales, y su manta amarilla. Descubrí que Noah era más pequeño en complexión y desarrollo de lo que se suponía que debía estar, también, tenía algunos golpes en su cuerpo, recuerdo haber sentido un millón de espinas encajarse en mi corazón, la culpa había caído encima de mí en toneladas. Mi pequeño hijo, aún no tenía los resultados de las pruebas pero no había ninguna duda, era una mini copia mía, y aunque no lo fuera, Noah había robado mi corazón aún con todo su desprecio, supongo que lo merecía, ya creía que él había sentido mi rechazo el primer día.

Hijo, tu madre es una idiota, una enorme.

—¿Ya tienes resultados? - Pregunto Lauren sin mirarme mientras alimentaba a Noah. Ese pequeño mimado.

—Esta tarde me los envían - Ella asintió —¿Puedes estar conmigo? - Pregunté con duda.

—Por supuesto que sí- Sonrió y aquello me alivio un poco.

El resto de la comida nos enfocamos en Noah, notaba como poco a poco su mirada miel cobraba vida, brillaba mientras Lauren le hablaba con ternura, no lo podía culpar, Lauren podría echarse al bolsillo a cualquier ser humano.

Señora Cabello - En Pausa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora