No es tan fácil.

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Mo al llegar a casa de su padres actuó con naturalidad, le comentó a su mamá que trabajaría en un nuevo restaurante y que sus días de ausencias eran debido a una degustación fuera de Beijing, su madre que siempre había creído en el, simplemente le sonrió y lo alentó, su padre lo acompañó en la mesa en total silencio, uno muy cómodo que disfrutaban en familia, el Pelirrojo les anuncio que ya era hora de mudarse, el lugar ya estaba listo, la mudanza sería lo de menos y que viviría con Cutt, todo calculado para que sus padres no sospecharan que He Tian había llegado a China y que le hizo prometer que no se iría de aquel lugar por ningún motivo, no quería involucrar a sus progenitores en aquella situación tan Tóxica.

Esa mañana mientras realizaba el proceso de mudanza, encontró la chaqueta de Tian, la cual ocultó entre las cajas, su guitarra la cual había dejado de tocar y múltiples regalos que iban desde aretes hasta anillos, todos reguardado en cajas súper pequeñas, llenas de polvo y recuerdos, unos más felices que otros, mientras se perdía en ellos, el teléfono de casa aturdió sus oídos, lo tomó con confianza a sabiendas de quién se trataba.

-Te necesito, ¿Que estás haciendo? - Una voz gruesa y un poco decaída se escuchaba en el línea.

-Te puedes controlar, estoy ocupado no llames aquí, no quiero que mis padres sepan que estás cerca. - Susurro con algo de odio mientras se alejaba de la sala a un lugar más seguro.

-Bien, entonces si no quieres que sepan, te quiero a las 8 en mi apartamento, no quiero un no por respuesta. - Sentenció.

-No me des órdenes, si tengo tiempo iré, no seas imbécil. - Cortó la llamada.

Acarició su corto cabello con estrés, tomo el teléfono de su madre marcando a Cutt pero este no tomaba el celular, y era extraño porque pelo rapado siempre acudía a su llamado, se sentía desesperado una vez más y eso lograba que su corazón trabajará a mil por hora, empeorando su salud.

El reloj marcaba las 6:30, ya se encontraba instalado en su apartamento el cual era simple, para dos personas, Cutt no se había reportado en toda la mañana y parte de la tarde, y aunque aquello le preocupaba sabía que estaría bien, salía de la ducha y se miraba en el espejo mientras procedía a maquillar las pequeñas marcas que aún eran visible en su cuello, pero saboreaba el hecho de saber que se pudo defender igual o peor que antes.

Una vez listo la puerta se abrió de golpe, mostrando al mismo He Tian prepotente y mal encarado que era en la actualidad, vestido con tonos oscuro como sus ojos.

-No pude evitarlo, quería conocer tu nuevo hogar. - Se acercó al pelirrojo pero sin tocarlo.

-Idiota, puedes ser más educado, el dinero por lo que veo no compra modales. - Evitó el contacto físico y visual, a tal punto que le dió la espalda.

El chico He sentía que aquello era un invitación, solo ver a su pelirrojo con el ceño fruncido, dándole la espalda, dejando ver ese cuerpo que había madurado de un modo atractivo, esa espalda, la blancura de su piel, surcada de pecas y ese trasero que hacía un llamado a tocarlo, como si de una mosca a la luz se tratara se acercó para tomarlo de la cintura y recorrer con su nariz parte de su cuello y oreja.

Shan se dejaba hacer, más por costumbre que por placer, su cuerpo reconocía cada toque y sensación que Tian le brindaba, aunque seguía sonrojándose, su esencia estaba acostumbrada a la de su acompañante, el cual se deleitaba dejando pequeños besos entre nuca, hombros y cuello.

-¿Para esto me necesitas? Cuando fácilmente puedes pagar a cualquier chica por este servicio. - Se alejó, culminando aquellos toques.

-Porque buscar en la calle, si te tengo a ti, no me hace falta más nadie. - Tocó su rostro, fascinado, como si fuera la primera vez.

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