¿Qué sabes sobre el amor?

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Notas de autora:

1. Está es una historia de amor.

2. Amor no es sinónimo de romance.

Era una noche solitaria en el departamento de Narancia Ghirga. Un suceso no tan común, pero tampoco tan extraño.

A pesar de ser una persona extrovertida, Narancia no tenía demasiados amigos. Culpa de su estilo de vida, mayormente, pero también de los problemas de confianza que le había generado Veleno: Podían haber muchas personas en su vida a las que consideraba agradables, y con quienes disfrutaba de una buena conversación o se reía hasta que le dolía el estómago, como Segale, la chica nueva con ese stand que básicamente actuaba como suero de la verdad, con la que últimamente trabajaba seguido. Segale era genial y le gustaba pasar tiempo con ella... Pero no la consideraba su amiga: Ese título solo lo ostentaban quienes demostraban estar dispuestos a arriesgar su vida por la de Narancia, y la última persona en haberlo ganado había sido Sheila, apenas seis meses atrás, tras tres años de conocerse...

Aunque tal vez en ese caso en específico su reticencia había tenido que ver con el hecho de que durante su primera misión juntos, Sheila había abandonado a Fugo, e incluso si el mismo Fugo insistía en que había sido justificable, para Narancia no lo era. Especialmente considerando que eso probablemente le hubiera costado la vida si Narancia no hubiera recuperado la consciencia a tiempo.

Pero bueno, eso era, por fin, cosa del pasado. Esa emboscada en Sicilia había sido un infierno similar al de Roma, y odiar a quien te sacaba del infierno era difícil. Ahora, Sheila era una las pocas personas a las que Narancia consideraba su amiga. Y los afortunados miembros de dicha lista podían ser contados con los dedos de sus manos.

Bruno y Abbacchio eran sus amigos, incluso si a veces los veía un poco como figuras paternas.

Trish también era su amiga, casi su hermana.

Giorno se había ganado ese título innumerables veces solo durante esa semana infernal.

Polnareff y Murolo también eran sus amigos, por supuesto, a pesar de que a veces la diferencia de edad los hacía parecer un poco distantes.

Y Segale estaba cerca de obtener ese título.

Guido... Incluso si estaban saliendo desde hace casi tres años, también lo consideraba su amigo. Novio y amigo, sí. No sabía si así era como funcionaban normalmente las relaciones románticas, pero así era como se sentía al respecto.

Y luego... Estaba Fugo.

Pannacotta Fugo. Su primer amigo de verdad. Su mejor amigo, ahora que técnicamente Guido no podía ostentar el puesto tras haber "recibido un ascenso", por ponerlo de alguna forma.

Narancia había estado más que feliz con ese título años atrás, antes de la llegada de Giorno. Ahora, llamarlo de esa forma dolía. Y odiaba que doliera, porque sabía que estaba mal. Él y Fugo estaban con su respectiva alma gemela. Así era como debían ser las cosas. No debía desear nada más.

Pero, maldita sea, siempre deseaba algo más.

Es decir, objetivamente, no había nada malo en su relación con Guido. Incluso podía decirse que todo era perfecto. Tenían gustos similares, el mismo concepto de diversión, el mismo sistema de valores, pero al mismo tiempo, eran lo suficientemente distintos para ser funcionales. Guido sabía cómo ponerlo a raya cuando sus emociones se salían de control, y él sabía como ayudar cuando Guido estaba teniendo un día malo. Y el sexo, el sexo era increíble. A veces, cuando ambos pasaban el día a solas, ya fuera en la playa, en un parque de diversiones o en el departamento de alguno de los dos, viendo comedias románticas y lanzándose palomitas, Narancia se decía "Esto está bien, esto es perfecto, soy feliz con Guido. Lo amo. No necesito nada más." Y de verdad lo creía.

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