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Mientras esperaba a que su llanto cesará, el rubio se encontró debajo de un árbol, hacía ya noche y su cuerpo empezaba a temblar del frío, el invierno ya estaba haciendose presente, sin embargo después del repentino suceso salió corriendo sin si quiera una sudadera puesta.

-No debí hacer eso...

Se repetía mientras sus lágrimas caían de nuevo en sus pecosos cachetes.

Después de unos minutos su llanto logró cesar. Su estado de ánimo cambió, seguía siendo apagado sin embargo, se decidió por entrar a una cafetería cercana, el frío del exterior ya era demasiado para él.

- Buenas noches!

Saludó la señorita se la cafetería, esperando a que tomará asiento y pidiera. El rubio solo tenía su celular a la mano así que pagaría con la aplicación de tarjeta de su móvil.

- Buenas noches...

Contestó después de tomar asiento en una mesa alejada, en la esquina del local, su móvil no dejaba de vibrar, gracias al mayor quien llamaba sin parar, sin embargo nunca contestó.

- Hola soy Jen seré quien atenderá su mesa ¿Qué desea pedir?

- Yo... Un capuchino y un brownie por favor..

- Un capuchino... Oh lo siento, no tenemos brownies, ¿desea pedir algo más?

- <Genial... No tienen brownies> No solo eso, gracias.

- Claro, en un momento se lo traigo.

El mesero hizo una reverencia y se fué a dejar la orden.

El rubio miró de reojo su teléfono, otra llamada se hacía presente, tenía 188 mensajes y con esa serán 36 llamadas perdidas, decidió atender, tomó su celular y dudó de contestar unos segundos, sin embargo contestó.

-...Hola?

- F-Felix? Felix!! En dónde estás son las 11 de la noche, te busqué por todos lados, no traes ni un abrigo, te puedes enfermar, ¡¿En qué diablos estabas pensando?!

-...

-Felix?

-... Lo siento

Habló con la voz rota.

- Vuelve a casa... Ahora.

- No... Estoy en un café, ya pedí, te esperaré aquí Hyung.

- Bien, mándame tu dirección.

*Fin de la llamada*

El menor, se sentía tan vacío, tan incompleto, tan frágil que odiaba sentirse de esa manera. No quería ser una carga para el mayor, pero no podía contener sus sentimientos, sus acciones. Lo hacía ver como un niño inmaduro, como un completo tonto.

Pasaron unos minutos y el mesero entregó la orden.

- Aquí esta su...

- Felix!! Aquí estás.

Entró el castaño a la cafetería cansado, gritando el nombre del pecoso, cuando se dio cuenta bajo la voz en lo siguiente que diría.

Caminando rápidamente se acercó y sin pensarlo dos veces, se agachó a la altura del rubio que estaba sentado, y lo abrazó con todas sus fuerzas, sin importarle nada, ni nadie presente.

- Dejaré... Su orden en la mesa, que lo disfrute.

Se retiró.

- No tienes idea de lo preocupado que estaba, no vuelvas a hacer eso, jamás ¿entendiste?

- Chan...levántate.

- Felix, entendiste o no.

-... Si.

- Salir corriendo nunca es la mejor opción, que sería de mi si te hubiera sucedido algo.

- Lo lamento, mucho, en verdad se que me comportó como un completo inútil y no controlo mis sentimientos y hago cosas que te preocupan y eso me hace sentir mal pero...

- Tranquilo, todo está bien ahora, ya pasó.

El pequeño suspiró dejando caer una lagrima.

- Termina eso y vamos a casa.

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¿Podemos hacerlo? ^^Chanlix^^Donde viven las historias. Descúbrelo ahora