Papá

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Aún recuerdo cuando la conocí, era la mujer más bella que había visto en mi corta existencia, ella era una alma libre, guerrera, lista y hermosa, mientras yo solo era una representación del pueblo de mi padre.

10 de febrero de 1519. Cortés llega a México.
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Habíamos desembarcado en nueva tierra, antes de nosotros llegáramos, un investigador al que esperábamos llegara a la India pero llegó a otro continente, en este habitaba gente que no era nada parecida a la que había en España. Hablaban un dialecto extraño, vestían grandes penachos y taparrabos, eran personas de piel morena, la mayoría tenía ojos cafés y fácilmente nos sacaban a mi gente y a mi unas tres cabezas.

Eran ricos en recursos naturales y minerales, no pude admirar más sus tierras porque nos encerraron a mi gente y a mi en una especie de celda.

Estuve tratando de liberarme durante lo que creo que fueron dos horas. Hasta que escuché personas de esas tierras hasta la especie de cárcel donde me tenían. La mayoría eran lo que parecían ser guerreros, se pararon frente a mi con sus dagas; se separaron dejando ver a una mujer muy hermosa, piel canela, tenía un gran penacho de plumas verdes, azules y rojas, hacían resaltar más los luceros que tenía por ojos; una especie de vestido dividido en dos partes, la parte de abajo hacía que se pudiera apreciar su delicada cintura.

Su cabello suelto largo castaño, el cual, le llegaba abajo de su cadera; traía en sus brazos brazaletes de oro con algunas joyas en ellos, lo que más me llamó la atención fue el collar de oro en el que colgaba una piedra verde, en ese momento no sabía que era.

Dijeron algo que no entendí pero la mujer se me quedó viendo, no pude evitar sonrojarme cuando acercó su rostro al mío.

- ¿Eres un dios? - ¿De dónde sacó eso? Y lo más importante ¿¡Cómo aprendió mi idioma tan rápido!?

- ¿Eh no? - Al parecer estas personas no sabían lo que era el espacio personal.

- ¿Qué eres entonces? - No parecía entender que me estaba incomodando.

- Soy una persona como vosotros. -

- Pero llegaste caminando sobre el mar. -

- No, llegué por barcos. -

- ¿Qué es un barco? - Por fin se separó de mí rostro.

- Son navíos que se construyen para viajar, ¿podrías sacarme de aquí? Es incómodo. -

- Sí eres un dios, ¿Por qué no sales por ti mismo? -

- Porque no soy un dios, soy representante de un imperio. -

- Yo también representó a mi pueblo y no puedo caminar en el mar, escupir fuego o separar mi cuerpo. -

- ....... ¿Qué? -

- Los de tu tribu escupen fuego, controlan los truenos, caminan sobre el agua y tienen seis piernas. -

- Mi gente no puede hacer nada de eso. -

- Yo lo vi. -

- Bien. - Conteste rendido, esta conversación no está llendo a ningún lado. - ¿Podeis sacarme de esta jaula? creo que me pico un animal -

- ¿Qué clase de animal? -

- Eh, no lo sé, no conozco los animales de aquí. - Me removi entre las cuerdas que me sujetaban, me empezaba a doler la picadura de ese insecto. - Tenía un aguijón grande y unas pinzas. - Ya no pude decir más porque me desmaye.

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