Un comienzo existoso ❤️

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Estaba sola, acababa de llegar al instituto y la verdad no me iban muy bien las amistades por allí. De momento solo me preocupaban los estudios porque si suspendo mi madre me metería de collejas que lo flipas.
Era martes, un día tan normal como el anterior, estábamos acabando ya el curso; fui a montarme al autobús escolar para regresar a casa, entonces conocí a una chica, era guapísima, de ojos verdes y melena castaña, tenía 16 años y era de cuarto de ESO, no había sitio, así que me ofreció uno a su lado para no tener que bajarme e irme andando. No hablamos mucho durante el camino, yo era súper tímida y me daba cosa la verdad. Al día siguiente me la encontré en el recreo y empezamos a hablar, le caí muy bien por lo que veía y entonces me pidió el número de Whatsapp para seguir hablando y conocernos mejor.
Era viernes por fin y me dijo por Whatsapp:
- Oye, ¿qué te parece si quedamos hoy?
- Claro! -le dije-
Quedamos a una hora y nos vimos en mi barriada, claro que luego dimos unas pocas de vueltas y me llevó a su casa para cojer las bicis. Entonces conocí a la madre y me dijo:
- Hombre! Tu tienes que ser la amiga de Daniela ¿no?
Y le dije: - Siii, esa soy yo.
Me dijo: - Venga vamos, que te invito a un helado guapísima.
Yo, como no la conocía de nada me daba un corte grandísimo por ser la primera vez, pero me fui acostumbrando.
Esa misma tarde estuve en su casa jugando a la play con ella y con su hermano, me lo pasaba tan bien que no me quería ir nunca, pero me daba mucha pena porque tenía a mis padres súper abandonados mínimo.
Como era un fin de semana me quedé a dormir en su casa, dormimos los tres en un mega colchón que pusieron en el salón de su casa, yo estaba flipando porque nunca había visto uno de esos. Al principio era incómodo pero a la vez me sentía bien.
Me quedaba findes enteros en su casa, pero uno de ellos me marcó.
Era de noche y muy tarde, teníamos sueño y nos fuimos a dormir, ella empezó con las típicas tonterías entre amigas y me dijo:
- ¿Peque, tu tienes sueño?
- No, la verdad es que no ¿y tú?
- Yo tampoco.    *nos echamos a reír*
Empezamos jugando a pegarnos así de broma, y entonces empezó con las tonterías, y me dijo:
- Al final te callo tu verás lo que haces.
- ¿Tú a mi callarme? Jamás. -le dije-
- Como que no, ¿quieres ver como lo hago?
Y le dije: - Venga chula, hazlo.
Entonces me dió un pequeño y delicado beso, sentí sus labios en los míos y me quedé pillada unos segundos. Le dije:
- ¿En serio?
Me contestó: - Si, en serio. ¿Te ha gustado?
- Sí. -le contesté-
Sentí tantas cosas en tan solo tres segundos... Me encantó. Entonces me volvió a dar un beso y otro beso y otro, nos abrazábamos y nos cojíamos de la mano cada dos por tres, así hasta las 06:00 a.m.
Me desperté sola en la cama y justo en frente mía vi como me miraba fijamente, me dijo:
- Me encanta mirarte mientras duermes, además, me encanta tu carita cuando estás profundamente dormida.
- Uf que vergüenza -le contesté- Y sonreí.
Ella sonrió también y me dejó enamorada por unos minutos de su perfecta sonrisa.
Pasaban los días y yo estaba a su lado, y no nos estábamos dando cuenta de que cada vez nos íbamos enamorando más una de la otra.

Un amor lésbicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora