- PARTE I -

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Rita Abreu suspiró y se lanzó a uno de los sillones de la sala

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Rita Abreu suspiró y se lanzó a uno de los sillones de la sala. ¡Oficialmente se había mudado! Por fin dejaría atrás su vida caótica y molesta al lado de su ex esposo. Artista de profesión, la chica y su entonces marido montaron un taller de arte. En un principio, las cosas marcharon a la perfección, pero después de año y medio de matrimonio, todo se fue a la mierda. Desgraciadamente, él se quedó con todo, dejándola en la calle y con muy poco dinero.

Con lo poco que tenía, Rita rentó un mini departamento en los suburbios y se dedicó a trabajar arduamente, vendiendo sus cuadros, subastándolos y cumpliendo pedidos por parte de sus clientes más exigentes que deseaban un artículo personalizado o a gusto propio. Poco a poco, Rita consiguió su ansiada estabilidad económica, y más o menos algo de estabilidad emocional. Con más dinero en su cuenta bancaria pudo darse el lujo de rentar un departamento más adecuado a sus necesidades.

Una clienta fue quien le recomendó el vecindario, tranquilo, sin mucho alboroto y lo mejor de todo, ¡económico! A Rita le había encantado el edifico desde que lo visitó, además el departamento que se rentaba tenía una hermosa vista de la ciudad y la renta era más barata que los demás. Rita no podía creer en su buena suerte, así que inmediatamente firmó el contrato y pagó con gusto un adelanto de un par de meses.

-¡Por fin podré dormir en una cama decente! - Se dijo luego de cenar y ducharse.

La mujer sonrió acomodándose en la cama, mientras se quejaba del dolor de espalda. Los días anteriores fueron bastante agitados; desde preparar todo para la mudanza, hasta concentrarse en un par de trabajos que necesitaban de toda su atención y esmero para satisfacer a esos clientes. La pobre ni siquiera había tenido tiempo para dormir como era debido. Así que antes de acomodarse sobre las almohadas para entregarse al sueño, Rita se prometió a sí misma ser más organizada y no permitir que se le acumulara el trabajo; aunque sabía que eso iba a ser imposible ya que se acercaba la temporada navideña y con ello, los pedidos incrementaban.

Rita durmió tranquilamente, estaba demasiado cansada. Ese fin de semana había sido my pesado y agotador, con la mudanza y sin nadie que le ayudara, había subido cajas, acomodado muebles, para que su departamento quedara ordenado ese domingo. Tenía planeado levantarse muy tarde, desayunar y ponerse a terminar un cuadro que tenía pendiente antes de que comenzaran a llegar más pedidos. Todo pintaba para ser perfecto, ¡nada podía salir mal para Rita! ¿O sí?

🎄🎄🎄

-¡Louis, Jordan y Forrest! - Gritó una fuerte y grave voz que retumbó por toda la casa - ¡Es hora de levantarse!

Logan Barker se detuvo frente a la habitación de sus tres hijos, abrió la puerta y se rascó la cabeza. No detectaba movimiento alguno; frunció el ceño y continuó mirando, si no se levantaban, llegarían tarde a clases. El hombre miró el reloj y suspiró; aún faltaba una hora para que las clases comenzaran, pero debían ser puntuales. Logan detestaba la impuntualidad; de padre militar, el hombre había sido criado bajo un estricto régimen el cual aplicaba con sus tres hijos. Louis, un adolescente de trece años, Jordan, un simpático niño de seis y Forrest, el pequeño de la familia con tan sólo tres años de edad.

UNA MAMÁ PARA NAVIDAD (Especial Navidad 🎄 2021)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora