Friendzone - JenLisa

Capitulo 29

Jennie corrió hasta Lisa con su ropa y cabello mojado, así mismo cómo Lisa.

Las dos se miraron unos momentos antes de besarse; un beso de amor verdadero, no había lujuria ni deseo. Era amor puro, verdadero, y sonará muy cliché, pero era su verdadero amor y no lo cambiaría por nada.

Bendito sea el día qué se besaron por primera vez y su amor aumento más y más.

Jennie y Lisa movían sus labios suavemente, no le importaba la tormentosa lluvia que les caía encima, eso hacía aún más romántico el momento; un beso bajó la lluvia.

Las dos se separaron, y Lisa pegó sus frente para mirarse. —Lisa, yo...

—No, Jennie— la frenó. —Quiero hablar yo primero, mirá, tengo parte de la culpa, ¿Y sabes por qué? Por qué debí acerté dicho lo que sentía desde hace mucho tiempo y no usar a Jungkook para olvidar mis sentimientos por ti— suspiró. —Me equivoqué y por eso, lastimé a Jungkook de la misma forma que tú a mí, no debí y el no merecía eso— apretó sus labios. —Estoy enamorada de ti desde los diez o doce años, Jennie. Mucho tiempo y cuando afirmaste tú relación con él estúpido qué casi mató, me sentí muy mal, luego viniste y te acostaste conmigo por última vez y...yo llamé a Jungkook, acepté ser su novia e hice muchas cosas más, ilusionandolo a él y engañandome a mí.

—Yo tengo la culpa, sí hubiese aceptado mí orientación sexual de una vez por todas nada de esto hubiera sucedido, soy una tonta, no merezco que una persona como tú me amé, no me merezco nada— lloró.

—Las dos tenemos la culpa, ahora, lo qué importa es qué estamos Juntas— le sonrió. —Jennie, ¿Quieres ser mí novia?

—¡Claro que sí!— se lanzó a besarla con amor.

Dos chicas desde una tienda de comestibles veían la escena.

—Que Lindo, Lauren— le dijo Camila. —¿Por qué no me has pedido ser tú novia así? Es más romántico que ir al cine— rodó los ojos.

— No me digas eso, Camí— Suspiró. —Hice todo lo que me has pedido, cuido a Emily y encima a tú perro.

—Pero yo quería qué...

—No, Camila. Otro día podemos casarnos de nuevo, ahora sólo quiero ir a dormir— le dijo tomando una lata de maíz.

—Siempre es lo mismo nunca me haces caso.

—No mientas, Camila. Ayer me pediste un helado a las doce de la noche, ¡A las doce! Y yo cómo toda novia y esposa gobernada y te lo traje, así que no digas nada— siguió caminado.

Camila sólo la siguió, ya de noche se las iba a cobrar, y feo.