Une Couronne De Moins

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—La maestra Lizeth no entendió mis órdenes directas, claramente le dije que no se involucrara con ustedes, y no se interpusiera en su camino, hablare con ella, ¿Necesitan algo?, puedo ayudarles lo saben, mi hijo es un genio matemático —expresó lo directora efusiva.

—No creemos que sea necesario

—De hecho, Astrid, creo que podría ser de ayuda, pásanos su contacto —corregí a mi hermana planeando y ordenando todo en mi cabeza, con la nueva pieza clave, el hijo de la directora.

—Buenos días Sra. Directora, disculpe las molestias tan temprano, pero esta bolita de jóvenes mal educados

—Srta. Lizeth, creí haberle dicho que con estos trece maravillosos jóvenes no se metiera, ellos son excelentes alumnos, y si consideran prudente sacar a sus escritorios sus ordenadores, entonces lo harán, y le conviene dejarlos en paz, si quiere conservar su trabajo, y su cabeza.

Dijo la directora en alto levantando la cabeza con efusividad, reprochando con la mirada la conducta de la maestra hacia nosotros, debido a eso, la docente, solo pudo agachar la cabeza y murmurar un "Es injusto" pero asintiendo, en señal de estar acatando las ordenes, pero muy a la fuerza.

—Eso, es todo chicos pueden ir a sus actividades regulares, déjenme un momento a solas con su maestra, quiero tocar algunos pendientes con ella.

La directora sonrió amablemente mientras le regresábamos la sonrisa, y nos pasábamos a retirar de ahí, de regreso nos íbamos planteando todo lo que había pasado e hicimos lo mismo: reír, al llegar al salón, todas las miradas se encontraban puestas sobre nosotros, pero inmediatamente bajaron al piso, pues temían represarías. Ya que había quedado claro que éramos intocables.

Al estar todos de nuevos cómodos en nuestros lugares, analizó todo mi alrededor y me doy cuenta de que mis fastidiosas y tontas compañeras están intentando coquetear con los nuevos, sin embargo, ellos no les hacían caso, y no estaban interesados en conocerlas.

¿Cómo lo sabía? Simple, las miradas de Dexter y Henry, se hayan sobre mí, como si en cualquier momento fueran a devorarme con la mirada, desvió la mía, de ellos, para sacar mi computadora portátil de mi bolso y seguir trabajando, la maestra entra furiosa, gritando las nuevas ordenes de la primera actividad a realizar.

La pequeña hermana de los chicos, se queda viendo a nuestra dirección como si intentara leernos, como si fuéramos libros, que se pudieran descifrar con tan solo vernos, nadie lo notaba, pues estaban viendo hacia las pantallas brillantes.

Le brindo una mira de "vete a tus asuntos", la cual ella parece captar y desvía la mirada comprendiendo el mensaje que yo le estaba dando, sin embargo, ella continuaba volteando.

—No somos piezas de museo, para que nos observes de esa manera, es incomodo niña, por favor, ¿no tienes algo mejor que hacer que vernos? —le solté de improviso a la hermana menor de los Pereira, lo cual la asusto.

—No creo que sean piezas de museo, si no, que son interesantes, es todo, lo siento —dijo ella agachando la cabeza— retan a la autoridad y eso me atrae mucho —volvió a decir.

—¿Interesantes? No somos animales en atracción de los cuales aprender, niña, así que, piérdete —soltó Robin lambiéndose los labios, como si disfrutara la dulce imagen de ella.

—Si no quieres problemas y acabar en el piso, escupiendo sangre, en lugar de idioteces, será mejor que tu opinión, te la guardes Noah Yoshido— escupió Dexter Pereira.

—No te tengo miedo Dexter, mejor dile a tu hermana que dejé de vernos como si fuéramos animales en jaula, o acabara como la ultima vez, y tu igual, no creo que tu papá busque pagar otro hospital privado para tu hermanita—no sabía a qué se refería, pero fue suficiente para que el Pereira reservado se callara, y la chica se volteara, pensé que todo había acabado ahí.

Tu No Me ConocesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora