Capítulo 3. Final

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Despierto sin abrir los ojos. Estiro el brazo, buscándolo y encontrándome solo. Los abro y veo el hueco vacío a mi lado. No puedo evitar sentirme triste, frustrado, enfadado. Se ha ido, seguro que se ha ido, como hace siempre. Llevo ambas manos a mi rostro y me alegro de no haberle permitido llegar más allá.

—Eres un idiota. —Me digo en voz alta, mi corazón rompiéndose.

—¿Cómo has sabido que estaba aquí? Y yo que intentaba darte una sorpresa...

Quito las manos y miro hacia la puerta, donde Hyuk suspira con una bandeja y un delicioso desayuno en ella. El corazón me vuelve a latir con rapidez y me muerdo el labio.

—Idiota.

—¡¿Pero que he hecho?! —Ha dejado la bandeja en la mesita y me mira confuso. Quito las sábanas que cubren mi cuerpo, me pongo de pie sobre el colchón y rodeo su cuello con mis brazos— ¿Ocurre algo?

Asiento— Pensaba que me habías dejado.

Sube las manos hasta mi cintura y tira de mí hacia él. Da media vuelta sin soltarme, se sienta en el colchón y yo me dejo caer en su regazo. Atrapa mis labios con dulzura, y puedo saborear la mermelada de fresa en su boca.

—Me encanta esto y te juro que podría hacértelo ahora mismo —Intento hablar y me calla con sus labios—. Pero tengo ensayo con la banda dentro de diez minutos.

Sin embargo, no puedo evitar ahogar una carcajada en su boca y gemir cuando estruja mis nalgas. El beso se vuelve necesitado y tiro de su pelo para separarnos.

—No llegues tarde por mi culpa.

—Podrán superarlo —Su boca no deja ni que me ría. Jadeo, con sus manos aferradas a mi cintura.

—Hyuk...—Pongo las manos en su pecho e intento empujarlo, con éxito. Es más, cae de espaldas en el colchón y me lleva con él. Sus manos en mi nuca, sus labios sin dejarme escapatoria.

Y cuando al fin nos separamos por la necesidad de nuestros pulmones, me levanto corriendo, sin darle tiempo a que me ponga las manos encima. Me mira de una forma que jamás he visto a nadie mirarme, me estremezco y recuerdo que estoy prácticamente desnudo. Le digo que no con la cabeza y se muerde el labio. Al final, me pongo una camiseta que encuentro en el suelo y cruzo los brazos.

—¿Me estás echando?

—Si quieres llamarlo así...—Sonrío ante su cara de indignación. Hace un puchero que, aunque antes no me hubiera afectado, ahora mismo solo tengo ganas de morder. Y por eso rodeo su cuello con mis brazos y me coloco entre sus piernas, tiro de su labio inferior hasta hacerlo jadear— Vete...

—¿Y si no quiero? —Baja las manos por mi espalda, y justo cuando sus dedos rozan el borde de la camiseta, separo nuestros rostros.

—La casa necesita un buen lavado, entre dos personas será más divertido, ¿no crees?

Me mira con las cejas alzadas— ¿crees que no se limpiar? —Me suelta y se levanta— puedo parecer un crío, ser un aspirante a músico y comer hasta por los codos pero...—Ríe— déjalo, no puedo parecer indignado. Odio limpiar y doy gracias a Sora, mi hermana, por hacerlo cada vez que viene.

—Es decir...

—Hay mucho que ensayar —Tira del cuello de la camiseta y me besa larga y lentamente, cuando me suelta noto mis mejillas ruborizadas y una sonrisa tímida en mi cara— Nos vemos ésta noche...

—Pero...

—Lo sé, no te preocupes.

Sale por la puerta, de casa y entra en la suya. Me siento en el colchón con una sonrisa de oreja a oreja y tan hiperactivo que incluso podría correr una maratón. Sin embargo, recuerdo que dentro de una hora, los chicos, Min y yo, vamos a elegir los trajes para el novio más guapo de todos.

What's your number? [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora