10

484 41 4
                                    

Esperó hasta que Sirius se quedara dormido para salir e ir al pueblo, debía ayudarlo, le dolía ver que su pequeño Siri sufría pero nadie hacia nada para repararlo.

Conseguiría por sí mismo las piezas que fueran necesarias para ayudarlo, Sirius había hecho eso por él en el pasado y era momento de que le agradeciera haciendo lo mismo.

Camino por las oscuras calles hasta que oyó algo; voces. Fue hacia la dirección donde se oía y ahí vio a varios jóvenes, parecían ebrios pero podían funcionar.

(...)

La hora de visitas era temprano ese día por lo que pusieron la alarma para poder llegar a tiempo, no queria perder ni un solo minuto para estar con su hijo.

Llegaron al hospital y tomaron el ascensor, ya sabían cual era el piso de la habitación de Sirius por lo que oprimieron el botón que les llevaba y esperaron.

Al llegar al piso cuatro caminaron por los pasillos hasta llegar a la habitación deseada donde estaba internado su joven hijo. Pusieron su mejor sonrisa y abrieron la puerta.

La mirada de ambos cambió a una de completo horror, la cama estaba llena de color carmín al igual que las paredes y el suelo. Severus estaba a un lado de Sirius lleno de sangre y sosteniendo una aguja.

Sus ojos se dirigieron al cuerpo del castaño que tenía arrancadas sus extremidades las cuales se hallaban tiradas en el suelo. En su lugar estaban brazos y piernas de completos desconocidos cocidas a su pequeño cuerpo sin vida, así como también sus ojos y el corazón.

-Conseguí piezas nuevas y reparé a Siri. -Les dijo Severus con una sonrisa en su rostro lleno de felicidad.




A͓̽d͓̽a͓̽p͓̽t͓̽a͓̽c͓̽i͓̽o͓̽n͓̽ ͓̽p͓̽e͓̽r͓̽m͓̽i͓̽t͓̽i͓̽d͓̽a͓̽ ͓̽p͓̽o͓̽r͓̽ ͓̽@͓̽N͓̽a͓̽e͓̽z͓̽E͓̽D͓̽G͓̽

⁻ˢᵉ ᵈᵉˢᵖⁱᵈᵉ ᴬˡˡᵉⁿ ᴳⁱⁿˢᵇᵉʳᵍ

m̾i̾ ̾m̾u̾ñ̾e̾c̾o̾ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora