Alfa al mando

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La habitación era silenciosa, ningún ruido externo entraba y no había ruido interno que rompiera ese silencio frío. Ambos, Alfa y Omega no dejaban de verse uno al otro a los ojos, no estaban dispuestos a dar su brazo a torcer y no planeaban doblegarse para satisfacer al contrario. Katsuki Bakugo no quería mostrar debilidad hacia su esposo y el Alfa está vez no planeaban aceptar lo que el Omega mandaba. Por lo que usó su única carta ganadora.

La nariz sensible del rubio absorbió sin cesar las fuertes feromonas que el peliverde soltaba a medida que su razón lo abandonaba. Izuku quería a su Omega y lo iba a tener ahora. Tentandolo, y sabiendo que el Omega gruñiria; usó su látigo negro para cubrir la boca de su pareja y para atraerlo cerca suyo.

—Eres realmente testarudo Omega—susurró el el oído del otro—Tengo más de 1 hora esperando a que mi pareja venga a ayudar con mi problema y cuando llegas te niegas a ayudarme... Eres un Omega taa~n malo—regaña. Ríe un poco antes de suspirar y mirar al Omega directo a sus ojos.

Verde brillante y rojo claro encontrándose y peleando, los dos querían dominar y ningúno de los dos estaba dispuesto a ceder el control al contrario. Pero quién tenía la ventaja ahora era el Alfa, con sus látigos reteniendo al rubio y evitando que se alejara o lo golpeara con su quirk ambos sabían quien ganaba está ronda; Katsuki no planteaba dejarlo tan fácil así que intentó pelear. Removiendose logró que una de sus palmas apuntará al chico mientras pequeñas chispas se desprendían demás mismas. Sin embargo, antes de que pudiera liberar una de sus explosiones a la cara de su pareja este usó sus látigos para redirigir las manos pálida del otro hacía el techo. Ahora estaba con las piernas dobladas sobre el peliverde y con sus manos apuntando al techo de la cama. A merced del Alfa.

—¡SUÉLTAME MALDITO ALFA!— gritó su ceño fruncido y su cuerpo retorciéndose.

—Te ves tan lindo sometido Kacchan...— contestó el peliverde mientras sonreía.

Izuku sin poder contenerse más llevó sus manos a la cintura delgada del Omega, acarició su espalda y recorrió su columna hasta el inicio de parte trasera, amaba tanto como el Omega soltaba sus feromonas cuando él hacia eso. Katsuki se removió.

—Estas tan húmedo y estirado esperando a que entre en este lugar— susurra en su oído, sus dedos acariciando leve y suavemente su entrada.

—Deja de hacer eso y suéltame en este puto momento Deku—Sisea. Sus manos son inutiles en ese momento.

Izuku se limita a sonreir malisioso y a lamer la barbilla del otro, sus dedos se abren paso lentamente por los plieges de la parte escondida del Omega y entran sin previo aviso. Katsuki muerde sus labios para evitar hacer algún ruido vergonzoso. Sus miradas se conectan y el rojo claro arde en furia mientras el verde electrico brilla travieso. Sus dedos entran y acarician profundamente dentro suyo, abriendose y estirando sus paredes internas con fuerza, su libricante corre libre por sus muslos internos y mojando casi por completo la mano de quellos digitos. El peliverde, no podía apartar sus ojos de las muecas que el rubio hacia con cada enpuje que le era brindado, cada caricia, cada lamida; no podía seguir aguntando. Sus dedos abandonaron el interior humedo con un chapoteo y usando su quirk, movió el curpo contrario hasta recostarlo en la cama boca abajo, ambas manos juntas por ensima de la rubia cabellera y con las piernas abiertas a su disposición. Katsuki volvió a gritar.

—MALDITA SEA DEKU, SUÉLTAME AHORA.

—Kacchan... no estás en posición para ordenarme que o no hacer—ambas manos hacen un recorrido de la nuca hasta ambos lados de la cintura delgada, su curpo se inclina y deja caer un poco de su peso en el otro—No tienes ni la más minima idea de cuanto quiero follarte hasta que ruegues por detenerme—susurra en su oido.

Un escalofrio recorre la columna del Omega y suelta un ligero gemido cuando la entrepierna contraria hace preción en su entrada. Su mirada se nubla por segundos y su respiración es acelerada. Su Omega quiere tanto satisfacer al Alfa que comienza a hiperventilar.

—Deku...

—Omega...—interrumpe—Es hora de que complazcas a tu Alfa—dijo con voz grave.

Dando una embestida entró por completo en el interior del rubio. Su interior seguía estrecho por la poca estimulación pero el lubricante ayudaba a que el pene del Alfa de deslizara aún más profundo. Katsuki gimió mientras cerraba sus ojos e Izuku liberó un gruñido extaciado, Joder como adoraba estar envuelto por el interior humedo y caliete de su pareja. 

Sin esperar a que se termine de acostumbrar las embesticas comenzarón, al principio eran lentas y profundas simpre abusando y golpeando el mismo punto que volviá loco al Omega. Su aroma se disparó y nunca dejó de soltar feromonas para someter al rubio, su mano izquierda habia rodeado el pecho del rubio y jugaba con los sencibles pezones de este minetras su mano derecha se aferraba a una de las caderas del Omega y hacia preción para mantener el cuerpo en su lugar, su quirk ya no se encontraba activo pues las manos del Omega solo se aferraban a las manos contrarias. 

—Mal.. mnh.. maldito Alfa—gimió. 

Podía sentir como su entrada se abria y se contraía alrrededor del pene del otro. También sentía como sus pezones eran pelliscados y como la insistente preción en sus caderas enviaban y ligero escozor. Sus labios dolían, pues él se negaba a dejar escapar algún gemido en satisfacción al peliverde; pelear con su Omega tambien le complicaba las cosas pues el ser peludo en su interior no dejaba de gimotear y enseñar su pansa al aire. 

—No te resistas Omega, solo deja salir esos dulces sonidos que haces.

Es entonces que ambas manos del pliverde se dirijen a las piernas del rubio, toma ambas con cada mano y las separa mientras las levanta un poco; Katsuki entonces no puede evitar gemir, su cabeza se inclina hacia atrás y sus labios se separan mientras sus gemidos llenan la habitación junto con el sonido humedo de las embestidas. Una de sus manos se alza hasta rodear el cuello del Alfa y abrazarlo.

—Deku... deku...—repite una y otra vez. El Alfa no puede estar más que encantado.

Y cuando una presión se ejerce en el vientre bajo del Omega y deja escapar un grito en su liberación es cuando el instinto del Alfa crece aún más. Ahora dos orejas puntiagudas se posaban en la parte superior de su cabeza, ambas tan verdes y oscuras como su cabellera. Siente como las paredes palpitan, aprietan y absorben su miembro, puede ver la expreción descompuesta de su pareja y los temblores que surcaban su anatomía y ansía llenar ese pequeño vientre de su semilla. Sus comillos crecen y sin esperar más o siquiera decir una palabra cambia de posiciones.

Katsuki solo puede jadear en busca de que el aire llené sus pulmones nuevamente, gime y sisea mientras siente su miembro lanzar tirás blancas de su esperma y su entrada palpitar alrrededor del Alfa. No sabe cuando es que cambiarón de posiciones, solo sabe que ahora no puede huir; su lobo tomaba parte del control y lo mantenía bajo un estado de exitación continua. Ahora con su pareja ensima suyo, viendolo directo a los ojos y aún entre sus piernas sin haberse corrido siquiera, sabía que esa semana era de las cosas más dificiles que podrá hacer. Asi que frunció el ceño y con los dientes apretados murmuró.

—Jodete...

Él sonrió, acomodó su cabello hacia atrás y embistió profundamente.

—Esto solo a comenzado... Omega

Semana calurosa-DekukatsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora