「Lampropeta Meges」[Jjk+Kth]

𝐂𝐡𝐚𝐩𝐢𝐭𝐫𝐞 𝐐𝐮𝐚𝐭𝐫𝐞

—.¿Nosotros fuimos quienes encontraron el camino?, ¿Me amarás hasta envejecer?, Jungkookie, eres lo más valioso que tengo, me encantaría formar una vida a tu lado, incluso si eso implica dejarlo todo atrás.

La vida de un Omega nunca fue fácil, o algo que puedas sobre llevar, la sociedad los menos desprecian, los ven como máquinas de bebés, los ven como objetos sin gran utilidad, Tae vivió mucho tiempo aislado de la ciudad, por lo que no sabe sobre la crueldad del mundo y de los demás, porque su abuela lo protegió desde pequeño, cuando nació estuvo a cargo de el, así qué se lo llevó a su pequeña casa de campo.

[7.05.2000]

La vida puede dar giros inesperados, ya sea para bien o para mal, incluso aquel destino puede ser tan cruel con aquellas inocentes almas que solo buscan el calor de alguien, aquellos que buscan ser amados.

¿Por qué el amor puede hacerte sufrir tanto?, El amor es algo dulce, lindo, maravilloso, solo si es con la persona correcta, ¿Pero por qué toda cosa maravillosa tiene su lado cruel?.

Tae jamás paso por una ruptura, jamás paso por un corazón roto, pero cuando está surgiendo su primer amor, no sabía que se volvería en el último.

—Jungkookie, ¿A dónde vas? –pregunta desde el sofá viendo como el pelirubio se colocaba su chamarra–

—Ire a ver a un familiar, apenas llegó y quiere que lo reciba.

—Esta bien, ve con cuidado –sonrie haciendo que sus ojos se vulevan medias lunas, causándole ternura al mayor que solo se limitó a sonreír–

Al pasar los minutos Tae decide regresar a su casa, ya que no quería preocupar a su abuelita, pero al estar a solo unos metros vio a lo lejos una bola de gente fuera de su casa, y también pudo alcanzar a ver una ambulancia.

Con pasos apresurados se dirige hacía la ola de gente, temiendo lo peor.

—Hora del fallecimiento, siete de mayo a las ocho de la mañana –hablo un doctor– causa de muerte, un ataque al corazón.

Su vida se derrumbó en ese instante al contemplar a su abuela siendo subida a la ambulancia, su mente estaba en blanco, no podía llorar debido al shock,  se hizo aún lado entre la multitud hasta llegar a la que fue, su abuela, y su madre.

Aquella mujer le dió todo, un hogar, el calor de una madre, una pequeña familia, amor, etc.

—¿A-abuela? –pregunto antrecortado mirando el rostro pálido de su abuela– n-no me dejes, por favor no –la abraza y en ese instante pensó su cálido tacto había desaparecido, ya no había nada más que hacer, solo se limitó a abrazarla hasta donde sea posible–