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Al día siguiente en la mañana, el menor estaba listo par ir a encarar al castaño y poder descubrir qué le pasaba.

Al llegar a la casa del mayor, buscó las llaves de repuesto que el mayor le había regalado anteriormente, observando la bonita rosa que yacía al lado de la puerta. Agarrando éstas abrió la puerta, cerrándola detrás de sí cuando ya se encontraba adentro.

No se molestó en tocar la puerta del lugar porque sabía que su mayor no le abriría. Dejó las llaves en la mesa de la sala para después dirigirse hacía las escaleras hasta la habitación del mayor.

Tocó suavemente la puerta tres veces, pero no se escuchaba nada. Con suavidad abrió la puerta adentrando su cabeza para ver la vacía habitación sin el rastro del mayor en ella. Entró por completo cerrando la puerta con lentitud detrás de sí observando la habitación que hace semanas no visitaba. Recorrió con su mirada las cuatro paredes, encontrando todo igual a cómo lo recordaba, a excepción de algo.

En el escritorio del castaño se encontraba una linda caja decorada con algunos lobitos. Sin poder aguantar la curiosidad que picaba en sus manos, caminó hasta este tomando la pequeña caja entre sus manos.

La destapó con cuidado observando algunos dibujos y muchas notitas con la caligrafía del castaño. Tomó entre sus dedos una de estas al azar y la leyó. Sus mejillas se colorearon de un pequeño rosado al leer la nota, al parecer eran dirigidas hacía él.

Tomó entre sus manos la que parecía más reciente y sintiendo sus mejillas arder aún la leyó.

❝Nunca pensé que amarte dolería tanto, te amo tanto que no me importaría poner tu felicidad sobre la mía con tal de ver aquella sonrisa plasmada en tu rostro que me hace sentir en las nubes y me deja apreciar las más bonitas galaxias que se encuentran en tus ojos. Pedí una señal y la tuve, es momento de dejarte ir para que seas feliz, aún si eso significa que no sea yo la causa de tu felicidad. Siempre te recordaré como el enamoramiento más bonito que tuve, como también el primer corazón roto, pero no importa cuanto tiempo pase, lo seguiré amando con cada parte de mi ser. Porque puedo asegurar que te amo con locura, te amo Song MinGi y siempre lo haré❞

Sus ojos estaban cristalinos mientras su ser temblaba ligeramente, y la cálida sensación se adueñaba de su pecho instalándole una sonrisa tonta en su cara.

-¿MinGi-shi?

La voz del castaño lo sobresaltó, volteó su cuerpo observando al mayor salir por la puerta del baño mientras lo veía con una expresión confusa.

-MinGi, ¿Qué haces aquí?

El rojizo iba a hablar hasta que los ojos del rizado se dirigieron a sus manos, volviéndose más pálido de lo que era. Sintió su cuerpo temblar de miedo y nervios, mientras su respiración fallaba y sus ojos se cristalizaban.

-HongJoong, pensé que no estabas - Dijo algo nervioso, observando el estado en el que se encontraba el mayor.

Las ojeras que antes había notado ahora se veían más oscuras, y podía jurar que el castaño estaba más delgado que antes. Y su aura brillante estaba apagada. Aquello no le gustaba para nada.

-M-MinGi, ¿Q-Qué tanto viste de la caja? - Preguntó el castaño sintiendo sus piernas fallarle, disimulando aquello mientras recargaba su peso en una de sus piernas.

-No mucho la verdad - Respondió el castaño con una pequeña sonrisa - Lo que escribiste, ¿E-Es cierto? - Su voz tembló un poco mientras la anticipación recorría todo su ser.

𝗜𝗻𝘀𝗼𝗺𝗻𝗶𝗮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora