1. Una noche buena

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¡Feliz cumpleaños, Caro! Esto es para ti❤

Bajo del taxi y siento como mi mano tiembla al sostener el mango de la puerta entre el fuerte agarre de mis dedos

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Bajo del taxi y siento como mi mano tiembla al sostener el mango de la puerta entre el fuerte agarre de mis dedos. Sujeto la bolsa llena de regalos que se queda en el asiento de copiloto y con mucho cuidado le entrego el billete de 20 dólares al chófer que no deja de fumar. Arrugo un poco mi nariz cuando suelta el humo en mi dirección y quedo parada en medio de la gran calle cuando noto que enciende su auto y derrapa a toda velocidad, perdiéndose de mi vista.

«Maldito imbécil»

Arreglo mi vestido negro y la enorme casaca de invierno sobre mi cuerpo. Intento sujetar con una mano la bolsa de regalos, mientras que con la otra trato de sacar mi celular del bolsillo. Ruedo los ojos cuando leo el nombre de mi madre en la pantalla. Bufo sin poder evitarlo y antes de recibir una regañada por demorar en contestar, acepto la llamada. Llevo el teléfono a mi oreja.

—Recién acabo de bajar del taxi, mamá.

—¿Segura? Acá en la aplicación sale que te dejó hace tres minutos. ¿Se puede saber que has hecho en ese rango de tiempo para que no nos llames?

«Me fui de fiesta a las Vegas para coger con todos los strippers de los clubes, madre. Eso hice»

—Evitaba que se me cayeran todos los regalos, mamá. No me ha dado tiempo de recordar que controlan mi tiempo de llegada. Te he avisado que recién llego, ¿está bien?

—Cuida ese tono, MarieJenn.

Juro que intento evitar rodar los ojos, pero me permito hacerlo al no tener a doña cascarrabias frente a mí. Alejo el teléfono un poco para que no logre escuchar el bufido exasperado que sale de mí debido a su actitud controladora. Recuerdo que puede quitarme el permiso y regresarme a casa en un santiamén.

«Sólo aguanta la llamada, Jenn»

—Estoy bien, mamá. Me voy a acercar a la casa, ¿de acuerdo?

—Estarán los padres de Mónica, ¿no?

—Sí, madre. Te paso con ellos apenas entre a la sala.

—Claro que no, niña tonta. No quiero molestar a los señores —alza un poco la voz en su regaño ligero— Bueno, cuídate. Te quiero en casa a las 12 en punto, MarieJenn. Ni un minuto más, ni un minuto menos.

—Sí, madre.

—Adiós.

Cuelga.

«Y esa, señores y señoras, es la gran Marina Virtuau. La madre más cariñosa del mundo»

Termino suspirando antes de regresar mi teléfono al bolsillo de mi abrigo. Esta vez sujeto la bolsa con las dos manos y reanudo mi camino hacia la puerta principal. Pero antes de poder vigilar mis pasos anticaídas, mi cuerpo es empujado por otro, logrando que todos los regalos vuelen de la bolsa al suelo, al igual que mis rodillas, pero logro apoyarme contra mis palmas.

Te reto a (no) besarme |  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora