Kira
No sé, cómo explicar cómo he llegado hasta aquí, solo recuerdo quien me envió, mi vida y todo mi mundo, se derrumbó ante mis ojos de la manera más cruel posible.
Por medio de quien menos lo esperaba, desde que me trajeron en contra de mi voluntad, me la paso pensando en cómo salir.
Y hacer que todos los que me traicionaron, paguen las consecuencias, las noches son frías en el océano y solo sé que estoy varada en una cárcel, de máxima seguridad en medio de la Antártida.Las luces se encienden a las tres de la mañana y la sarta de torturas no para hasta después de las doce.
Todo mi cuerpo duele y ese rostro, se repite en mi mente una y otra vez, como si estar encerrada en este lugar no fuese suficiente castigo, muevo mi cuerpo para ponerme de lado en la pequeña cama.
Al instante, todas mis heridas me escosen por el esfuerzo, las heridas de ayer aún no se han cerrado, y dentro de unas horas, me harán otras más en la cámara de tortura, el oberol anaranjado con la placa de mis iniciales son lo único que me identifican.
Me levanto arrastras, hacia la pequeña letrina, para vomitar por cuarta vez en la noche me siento débil, paso mis manos por mi rostro, para recobrar un poco de aliento.
Siento las manos callosas, por causa del trabajo forzado bajo ese caluroso sol, un año antes de esto, me moriría si viera a mis manos de esta forma, miro hacia tras lo único que se escucha, son los ronquidos de tractor de mi compañera de celda.
Abro la llave que está cerca, y mojo mi rostro con un poco de agua ya no me reconozco, no quiero hacer nada me siento perdida, las primeras noches me las pasaba llorando, pidiendo en mi interior que todo lo que estoy viviendo sea solo una pesadilla, rogaba para que en cualquier momento entrara Kat, por la puerta de mi habitación para que bajara a desayunar.
Recuerdo las veces, en las que rechacé a mi hermana y la sacaba a patadas por despertarme, ahora mismo pagaría una fortuna por regresar a esos momentos, sorbo las lágrimas que se escapan de mis ojos al mismo tiempo que controlo el nudo que se forma en mi garganta.
Con la poca fuerza que tengo regreso a la cama, y es la millonésima vez que me repito la mentira de que estaré bien que soy mejor que esto, puedo soportarlo, no todo está perdido, soy una agente y para esto me han entrenado.
En situaciones críticas como estas, hasta el agente mejor entrenado flaquea,es mil veces mejor una mentira antes de aceptar la realidad, cada quien fabrica su propia mentira paraíso o ruina.
Por eso algunos toman o se drogan y solo los más audaces se enamoran, asegurando que el sentimiento es real. Sierro mis ojos por el cansancio y me abandono al vacío, la paz me inunda y al cabo de un rato consigo dormir.
Me despierto al día siguiente, y siento que estoy siendo arrastrada por dos brazos fuertes, mis pies se arrastran en la fría cerámica blanca, abro un poco más los ojos intentando orientarme.
El reguero de sangre que va dejando mi cuerpo es increíble, miro hacia arriba y veo a los dos guardias de turno con su uniforme negro escoltándome, a lo que me imagino espero que sea una enfermería.
Cruzamos varios pasillos, los cuales intento recordar pero el dolor de mi cabeza no me permite enfocar muy bien, finalmente atravesamos una puerta de cristal.
El guardia a mi derecha, saca una tarjeta identificación y lo pasa por un panel, al instante la puerta emite un ligero chasquido y procede a darnos el paso.
La sala es de un color blanco impecable, queda manchado con el color carmín que deja mi sangre, la enfermera que se encuentra allí, se acerca de inmediato al ver tal escena, me recuestan en una camilla de metal.
ESTÁS LEYENDO
Detected
ActionMuchos secretos giran alrededor de la familia Argent, pues ya es hora de desempolvar el historial y para ello Kira, tendrá que hacer una peligrosa alianza, con uno de los grupos delictivos más peligrosos del mundo. En su camino entre el bien y el m...