III

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El amanecer llegaba junto a los pasos de ZanJin y HaiKuan en las calles despobladas, disfrutando solo de sus voces en el silencio de la naturaleza. Su noche había sido tan apasionante y mágica que ambos se negaban a que su encuentro terminara solo con la presencia del sol.

Dando marcha atrás al plan original de volver temprano a la posada, Baobei insistió por quedarse un poco más con HaiKuan. Le consolaba pensar que quizás ZanJin estaría conforme con el gran botín robado y no se molestaría por dejarlo pasar unas horas de más con HaiKuan. Él no fue capaz de negarse cuando aquel amable caballero le pidió un paseo antes de irse. El mismo culminó frente a la casa en la que HaiKuan se hospedaba y ni siquiera allí podían separarse.

Se tomaban de las manos cada que había un silencio, como si la ausencia de un tema de conversación hiciera al otro darse la vuelta e irse. Ninguno tenía en mente lo que pasaría una vez que se separen, solo pensaban en el dolor que les causaría el extrañarse tanto.

— ZanJin, por favor, ven conmigo— Insistió HaiKuan una vez que Baobei miró con tristeza el camino que debía tomar para retornar a su vida.

— Quisiera, pero no puedo— Intentó explicar amablemente, pero su desconsuelo era tal que incluso el corazón de HaiKuan se hacía añicos con aquella voz quebradiza.

— ¿No puedes considerarlo un segundo más? — Preguntó, esta vez acariciando su rostro— No sé si pueda seguir con la idea de que no te veré en mucho tiempo.

— Lo lamento, pero mi deseo de estar contigo nunca será superior al que tengo por estar con él el resto de mi vida— HaiKuan tuvo que suspirar profundamente para comprender aquellas palabras—. Ha sido un gran placer conocerte y espero verte pronto, HaiKuan— Su tierna y afligida sonrisa, alarmó a HaiKuan, quien le tomó apaciblemente las muñecas para detenerlo.

— Ambos vengan conmigo— Habló de golpe, haciendo al otro alzar sus cejas suavemente—. Estoy en posición de darles una buena vida a los dos. Haré lo que sea con tal de tenerte a mi lado, ZanJin.

Hubo un fuerte silencio donde resonaron los pájaros despertando esa mañana. ZanJin observó la sinceridad en los ojos del otro y se vio conmovido por ello. Tuvo que acariciarle el rostro para intentar consolarlo, pues su respuesta seguía siendo un no.

— No es lo que él querría— Intentó explicar.

— ¿Y qué quieres tú? — Se desesperó, tomando el rostro del otro entre sus manos.

— Yo quiero a mi hermano— Baobei apresó las muñecas del otro tiernamente y las alejó— y, lo siento, pero nunca querré a alguien tanto como lo quiero a él.

— ¿Es tu última respuesta?

— Así es.

— Te echaré de menos, ZanJin.

— ¿Volverás alguna vez?

— Por supuesto— Se consoló con la sonrisa del dulce muchacho antes de darle un delicado beso— ¿Me esperarás?

— Viví aquí durante años, no me molestará esperar un poco más por ti— Ambos intentaron consolarse mutuamente con un fuerte abrazo.

Desde el balcón de la casa, había alguien observando la escena. YiZhou se encontraba completamente sorprendido de ver a aquella persona a la que había capturado la noche anterior junto a HaiKuan, sano y salvo. Fue entonces donde comprendió el gran botín que ahora tenía entre sus manos. ZanJin, a primera vista, le había parecido un joven de majestuosa belleza y ahora tenía dos.

Sus propios pensamientos maliciosos lo hicieron reír y fue allí donde llamó la atención de los otros dos. Comenzó a aplaudir sin dar explicaciones, a lo cual Baobei agachó a vista, apenado de mostrar toda su sensibilidad a un hombre tan cruel como consideró a YiZhou desde el inicio.

Invaluable | ZhuLiuHaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora