Tu y yo contra el mundo - Monix

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Previamente:

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-La televisión me trajo aquí, pero ¿cómo es posible?-

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Tome el hacha y cayó al suelo, estaba pesada pero con todas mis fuerzas la arrastré hasta la puerta de aquel niño.

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Me miró y hablo.

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-¿Estás bien?-

Le pregunte con calma, no quería sonar paranoico, además se notaba que el no confiaba aun en mi.

-...Si-.

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Nos levantamos pero las escaleras del ático hicieron un gran estruendo al tocar el piso que nos quedamos petrificados.

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·Pov Mono·

Nos asustó un poco el gran ruido que hicieron las escaleras, nos congelamos y quedamos atentos a los sonidos, aparte de mantener la respiración, queríamos cerciorarnos si se escuchaban pasos acercándose, así nos prepararíamos para una persecución o para buscar algún escondite, pero el ruido no atrajo a nadie, ambos soltamos el aire en forma de alivio, nos miramos y ladeé mi cabeza en señal de que debíamos seguir adelante, asintío y comenzó a caminar hacia el ático. Subimos las escaleras y le pregunte

-¿Para qué vinimos aquí arriba?-

-Para buscar la llave de la puerta- respondió serio

Lo primero que vi eran un montón de chatarra y maniquíes, esos muñecos de plástico me pusieron la piel de gallina, no sabía por qué pero no me gustaba el hecho de que estuvieran ahí, me sentía observado, cerca de estos estaba una llave colgada, esa era nuestra salida de aquí, llegamos y el comenzó a jalar una polea que me acerco a la llave, me lancé hacia esta y la tome para después caer al suelo.

Encontramos un pequeño Nono, tenía miedo así que decidí acercarme yo solo.

-Oye, espérame aquí, no tardó- Dije en un susurro, a lo que solo se limitó a decir

-Está bien-

Y se sentó en el suelo expresando que me esperaría sentado.

Me encontraba siguiendo a un Nomo, era muy difícil seguirle el ritmo ya que era bastante rápido, y no soy bueno para correr, soy muy lento.

Llegamos a una sala donde habían muchas velas y el nomo subió a la estantería que estaba en esa habitación, tuve que ayudarlo en algunos momentos ya que habían tablas faltantes pero logró llegar a salvo al otro extremo, después encontré la manera de subir y pude interactuar con el Nono, le di la mano y me correspondió en un apretón, ahora confiaba en mí, así que le hice unas preguntas.